CAPÍTULO 28

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Capítulo 28, En el cielo de la azotea.

Narra Antonella🌷

- ¿Viste eso? - señale al cielo.

- Jamás vi antes una estrella fugaz. - me respondio emocionado Erick a mi lado.

Nos encontrabamos en la azotea sentados sobre un sofá que encontre aquí una noche teniamos una manta sobre nuestros hombros para refugiarnos del frío y una taza de chocolate en nuestras manos mientras observabamos el cielo.

Salí muy avergonzada de la casa del ojiverde, había confesado que lo amaba así de la nada como si se tratara de cualquier confesión así que cuando intente volver arreglar las cosas al menos con Erick lo escuche discutir con la rubia y pronto unos pasos aproximandose a la puerta.

Me posicione en la pared sin moverme y agradecí que Eliza no voltera atrás porque en ese momento aproveche de asomarme sin embargo allí estaba el hombre de mis sueños esperando por mi inconsientemente.

- ¿Puedo preguntarte algo? - hablo muy cerca de mi oído erizando mi piel.

- Claro. - titubee un poco y gire lentamente para ver esos enormes ojos verdes y esos pomulos marcados, llevaba puesta la chaqueta militar que le obsequie.

- ¿Porque dijiste frente a Eliza que me amabas? - pude ver el miedo cruzando sus ojos pensé que como en otras oportunidades pasariamos esto por alto pero supongo que la hora de ser honesta había llegado.

- No se que decirte... - mordí mi labio y evite mirarlo.

- La verdad. - tomo mi barbilla girandome en su dirección.

- Al principio solo quise molestarla, sentí celos... no se porque. Supongo que estoy acostumbrada a tener tu atención que... - las palabras las sentia atascadas en mi boca y los nervios en mi estomago amenazaban con devolver la cena.

- Entonces no me amas pero te sentiste celosa. - dijo un poco triste y eso era falso por supuesto que lo amaba solo tuve miedo y viví un epísodio de vomito verbal pero no encontraba la forma de explicarle.

- Solo tengo miedo Erick ¿no lo entiendes? ¡¡Joder!! Muchas personas me llaman tonta por haber permanecido tantos años enganchada a la depresión por el mismo inutil que rompio mi corazón pero nadie sabe lo díficil que fue... - me puse de pie ignorando el frío y agitando mis manos logre sacar algunas cosas de mi pecho mientras él cruzado de brazos me veia fijamente.

- Y entonces llegas tu a mis sueños cada noche luego a salvarme de ahorcarme en el baño como si fueras un jodido ángel... Te volviste real, te metiste en mi piel, en mi alma y dentro de mi corazón pero tengo miedo de que todo salga mal, de tener casi 25 años tu 18 y enamorada hasta los huesos... - no pude continuar con mi monologo porque en ese momento el ojiverde se puso de pie me tomo de la cintura y simplemente me beso.

Los nervios fueron reemplazados por fuegos artificiales. Mi hogar no era el departamento o la mansión de mis padres sino los brazos de Erick, sentir sus labios sobre los míos era la sensación más íncreible de todas porque era como estar en el cielo.

Era inevitable no pensar que esto quemaba como el infierno porque mis pensamientos volaban muy alto y empezaba a desearlo, no se si con mi explicación extraña él había entendido lo que siento pero de hoy en adelante la herida ahora era cicatriz y mi alma se declaraba así misma como curada.

- Yo tambíen te amo Antonella. - se separo un poco de mi con la respiración entrecortada.

- Me alegra que entendieras mis nudos. - reí.

- No tengas miedo y si quieres de hoy en más no le sumamos más años a nuestras vidas yo voy a protegerte hermosa. - me derretí con sus palabras, se que no todos nos iban aceptar pero amor donde no se lucha no hay amor Vafhanie dice eso.

Continuamos besandonos hasta bajar a mi departamento caminamos entre besos hasta mi cama y entre risas nos quitamos los abrigos pues dentro con la calefacción no podiamos sentir el frío feroz que hacía fuera.

Dios, me sentia muy feliz y amada sin embargo una alarma dentro de mi cabeza se encendio y el presentimiento de que quizas Erick es virgen me hizo detenerme.

- ¿Que sucede? - pregunto un poco descolocado.

Estaba encima de él y continue con mis rodillas apoyadas en la cama a cada lado de su cadera, lo observe y sus ojos me hipnotizaban arreglo su cabello para acariciar mi pierna con su mano derecha.

Tome aire y me tape el rostro el cual estaba sonrojado.

- ¿Eres virgen? - quise morirme.

- Si, antes tuve novias pero jamás llegue a tener relaciones íntimas. -  me contesto con total tranquilidad.

- Calmate, sino quieres esta bien se que eres la adecuada Antonella. - bajo mis manos y dejo un beso en mis labios.

- La primera y la última. - ladee mi cabeza al ver semejante ternura y lo abraze fuerte quedando su cabeza en mi pecho.

Continuamos besandonos hasta quedar en ropa interior pero decidimos dejar el momento para otro día, queriamos algo especial aunque sonara anticuado no teniamos prisa pero si una vida larga para vivirla al límite.

Desperte y revise el reloj que marcaba medio día. Tenia el pecho de Erick pegado a mi espalda y su brazo sobre mi torso con las piernas entrelazadas, su olor me encantaba porque era peculiar. El ojiverde olía a cielo, con mucho cuidado me puse de pie sin despertarlo y me coloque un sueter azul oscuro para preparar desalmuerzo (Una mezcla de desayuno y almuerzo).

Hice ensalada de frutas con avena y frutos secos, panquecas de maiz con queso y zumo de naranja deje todo en el comedor para ir al baño a lavar mis dientes, recojí mi cabello en un moño desprolijo mientras me veia en el espejo acómodando algunos cabellos sueltos sentí que me observaban.

Me gire lentamente para ver a Erick con sus jeans sin abrochar y su torso desnudo. Él era delgado pero con un poco de musculos, estaba de pie con los brazos cruzados viendome con una sonrisa.

- ¿Siempre despiertas así de hermosa o es porque estoy yo? - bromeo y salí del baño para abrazarlo.

Desayunamos juntos entre risas y un vaso roto en el suelo por tanto jugar.

- Te amo Nella. - su apodo me pareció muy tierno y sonreí mucho más.

- Te amo ojiverde. - le conteste, me lanzo un beso y terminamos de comer.

- Tengo algo para ti, toma. - saco una bolsita de terciopelo con una cadenita de plata y un dije en forma de flor.

- Gracias. - le dije y beso el dorso de mi mano.

Dentro De Mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora