CAPÍTULO 36

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Capítulo 36, Reconquista fallida y una ayuda inesperada.

Narra Antonella🌷

Vivir con Milán de nuevo es desagradable, es aun más desordenado que antes y practicamente soy su sirvienta. Pasa horas en su ordenador trabajando pero no aporta ni un solo dolar al departamento para comprar una bolsa de pan.

Sus amigos vienen a tomar cerveza y a ver partidos de futbol los fines de semana mientras yo limpio y les preparo comida. No he vuelto a llamar a mis padres ni hablar con Vafhanie porque Milán me amenazo con matarlos, su obsesión va más allá de todo y nadie lo sabe todos creen que somos felices.

Cuando peleamos sale y llena la sala de ramos de flores los cuales me traen recuerdos de Erick y me hacen llorar, me toma con fuerza de mis brazos cuando quiero estar sola y la otra noche que no quise tener sexo con él me golpeo en la mejilla.

Hace unas dos semanas vi a Erick en el centro comercial, quise correr a sus brazos y contarle toda la verdad pero Milán se dio cuenta de que se encontraba allí y me tomo en sus brazos para besarme, fue asqueroso.

He bajado un poco de peso ya que él ahora me dice que puedo comer y que no, me da muchísima hambre, la ropa me queda suelta ya no existe ni el rastro de la chica feliz que fui hace un tiempo.

Mi único consuelo es que los sueños con el ojiverde regresaron a ser parte de mis noches y en ellos actua como antes, con dulzura me toma en sus brazos para reconfortarme, he soñado que lo beso, que volvemos a estar juntos, que su familia vuelve abrirme los brazos para recibirme incluso soñe que teniamos un bebe pero todo desaparece cuando al abrir los ojos lo primero que observo es la espalda o el rostro de Milán.

Empezamos durmiendo separados hasta que una noche le ordeno a uno de sus empleados ir al bar de Erick y matarlo, corrí hasta la cama y con todo el asco que mi cuerpo sentia volví a los brazos de Milán contra mi voluntad. Al menos me quedaba la satisfacción de que el ojiverde podia tener una vida y ser feliz sin mi.

Alejandro al saber toda la verdad casi me convencio de ir a la policía a colocar la denuncia pero una noche escuche a Milán hablando por telefono con alguien sobre la posibilidad de ser encarcelado, la persona del otro lado de la línea recibio la orden de matarnos a todos si llego abrir mi boca.

A veces me visita en el bufete y logramos conversar al menos como amigo puedo contar con él, incluso me lleva algunos dulces y tomamos café mientras trabajo. Me a propuesto hablar con Erick pero estoy segura de que no va a creerle, fui muy dura con él ese día en la floreria.

- Tocan la puerta Antonella ve abrir. - me pidio Milán desde la cocina mientras me desvestía para darme una ducha ya que acababa de llegar de la oficina, me coloqué el albornoz rosa y camine hasta la puerta.

Al abrir casi me caigo de espaldas, se trataba de Erick. Tenia la chaqueta militar que le obsequie en Navidad, intente calmarme pues quise saltar a sus brazos y devorarlo a besos. Lo extrañaba demasiado, sobre todo teniendolo frente a mi con sus enormes ojos verdes llenos de amor.

- ¿Que haces aquí? - dije tratando de sonar dura sin alzar la voz para evitar una escena con Milán.

- Dime que no me amas Antonella y me iré para siempre de aquí, prometo que no volverás a verme jamás. - tape mi boca con una de mis manos, queria llorar y escaparme de aquí pero sabia que iban a matarlo o a su familia.

- Vete Erick. - empuñe mis ojos y sonreí.

- No te amo, puedes irte al infierno si quieres. - escupí pensando que esas palabras eran dirigidas a Milán en lugar de al ojiverde.

- Repitelo hasta que te lo creas. - me respondió y sentí una mirada a mis espaldas.

- ¿No escuchaste? - habló Milán.

Paso a mi lado y tomo por el cuello a Erick, quise entrometerme pero vi el arma puesta en la parte trasera de sus jeans así que me mantuve inmovil. Lo vi golpearlo y caer al suelo luego Milán entro y cerro la puerta con fuerza.

- ¿QUE LE DIJISTE? - me grito.

- LAS MENTIRAS QUE ME OBLIGAS A DECIRLE. - respondí limpiando mis lágrimas.

- ¿COMO PUEDES DECIR ESO? - y me dio una cachetada.

-  TE ODIO, ERES UN MALDITO JAMÁS VOY A PERDONARTE ESTO. - dije con los dientes apretados y corrí a encerrarme en el baño por horas, cuando salí me encontraba sola en el departamento quise salir y correr hasta la casa de mis padres pero la cerradura estaba con seguro, fui por mis llaves pero estas no encajaron.

Mi mundo se vino abajo nuevamente al encontrarme encerrada en mi propio departamento sin salida, mi telefono estaba en el suelo hecho pedazos, el cable del telefono cortado y mi ordenador con la pantalla destruida.

Lloré hecha un ovillo durante horas queriendo poder huir lejos de aquí. No había nada para comer y me arrepentí de haberme comportado como una cobarde, si desde el principio hubiese ido con la policía cuando las primeras notas aparecierón ahora estaria con Erick y nada de esto estuviese sucediento.

Creí estar soñando cuando en la puerta se escucharon unos toques, alze mi cabeza y limpie algunas lagrimas húmedas en mi mejilla hasta arrastrarme a la puerta.

- ¿Quien es? - pregunte con la voz un poco temblorosa.

- Soy Amanda ¿Antonella eres tu? - agradecí un poco confundida ya que hasta ahora eramos enemigas.

- Si Amanda soy yo, ayudame... Milán me tiene encerrada aquí y perdoname yo no queria volver con él, me amenazo con matar a mis padres y a Erick por favor ¡¡¡ayudame!!! - rogué llorando pegada a la puerta.

- ¡¡Santo dios!! Yo... pensaba que lo amabas, perdoname Antonella fui una tonta. Voy ayudarte no temas, no permitiré que nadie más muera por culpa de ese psicopata. - cerré mis ojos y agradecí la ayuda a lo que sea que hubiese en el cielo.

Dentro De Mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora