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¿Sehun? -Amelie le preguntó mientras miraban algunos videos en un ordenador.
Si –sorbió su nariz- gracias a eso me agripé.
No puedo creerlo-susurró la muchacha- no creo que deje subir muchachas a su auto excepto a TaeYeon claro.
Te digo que el mismo Sehun me llevó cerca de casa –movió el ratón hallando
¿Y qué se supone que hacía por tu vecindario?-le preguntó frunciendo el ceño.
Creo que buscaba a alguien, no estoy segura... –acotó Dyane tecleando en el ordenador.
Tengo que averiguarlo –Amelie tomó su celular y texteó tan rápido como pudo.
¿Para que?-Dyane la miró asqueada- ¿Te gusta ese tipo?
¡El chisme llama! -prácticamente Amelie la zarandeó.
Ayer su auto olía a cigarrillos y a alcohol –indicó Dyane mirando la pantalla del ordenador.
Por un fragmento de segundo recordó que la había estado mirando mientras reía con Choco, el perro que su madre casi había sacado a la calle si no fuera porque Dyane rogó de rodillas que lo dejase quedar, su mirada había sido tan fría como esa noche, le había causado temor.
¿Ardillita? –le preguntó Amelie.
Dyane se sacudió para que aquella idea saliese de su cabeza y volvió a ver la pantalla para concentrarse por fin en su tarea.
¿Más tarde vamos a los bolos?-Amelie preguntó dejando el celular.
No he pedido permiso pero si iré –sonrió de lado.
Tengo ganas de ver a ChanYeol –sonrió Amelie- él es tan guapo y mañana lo voy a tener sola para mí, sin las molestas chicas del gimnasio pegadas como moscas.
Dyane rio negando. Amelie era la hija de alguien que trabajaba para el gobierno y la mayor parte del tiempo la pasaba con su abuela que se dedicaba a leer las cartas y a interpretar sueños, su familia era bastante particular por lo tanto Amelie también lo era.
¿Qué hay de ti?-Amelie le tocó el hombro con un dedo.
¿De mí?-susurró Dyane algo nerviosa.
¡Dime que superaste ya el beso de Yixing!-gritó.
Todas las personas de la sala giraron a ver a ambas muchachas, Dyane no sabía si golpearla o quedarse sentada mientras que Amelie se debatía entre taparse la boca o salir corriendo, le había guardado aquel secreto todo ese tiempo y lo había revelado a media universidad que su amiga se había dado su primer beso con Yixing. El hijo de un empresario chino, dueño de una cadena muy conocida de restaurantes de comida fusión.
Dyane había estado escribiendo sus notas cerca de el campo de basketball hasta que el muchacho un año mayor que ella se había acercado, sentado y puesto a platicar con ella como si fueran amigos de toda la vida. Dyane se sintió cómoda con el muchacho hasta que este la besó frente a todo el equipo de basketball confesándole que le había gustado desde que la había visto llegar. La historia hubiese podido continuar si Yixing no se hubiera ido a China a administrar los negocios de su padre. Dyane no estuvo enamorada, salvo que se había ilusionado un poco con aquel beso.