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Dyane caminó a paso rápido mientras revisaba que no faltasen las cosas que esa mañana había apuntado en la lista, finalmente se detuvo a paso seco cuando notó que había una última cosa que no había comprado. Sonriendo tomó con fuerza la bolsa y se dirigió a una calle que estaba cruzando la avenida, era una de sus favoritas y le traía recuerdos sobre todo.
Entró haciendo sonar una pequeña campanita en la puerta y miró los contenedores con flores de colores vibrantes y hermosos, Dyane fijó la vista en un pequeño ramo de rosas blancas que estaba sobre el mostrador. Esas le parecieron perfectas.
¿Dyane?-susurró alguien a su lado y esta giró la vista.
La dueña la miró con una media sonrisa y esta le respondió de la misma manera, juntas fueron hacia el mostrador platicando sobre la semana, clima y sobre Elliot Byun.
Vengo por unas rosas –susurró.
¿Blancas? –le preguntó esta sonriendo.
Sí –Dyane asintió- quiero dos.
La anciana caminó hacia uno de los contenedores de rosas blancas notando que había una nota sobre un atado de estos, la tomó entre sus manos e hizo un ruido con los labios que hizo que Dyane la mirara.
Me temo que solo podré darte una –susurró apenada- alguien separó todas las rosas para un arreglo.
La muchacha asintió nuevamente con una sonrisa observando las rosas frente a ella, tocó una con mucho cuidado, una de las que supuso eran del arreglo y la dejó a un lado cuando le entregaron el celofan con la rosa blanca acompañada de espigas.
Como te gusta –le dijo sonriendo- para tu florero.
Gracias –Dyane sonrió y le extendió un billete al mismo tiempo que daba una ojeada ahora a las velas que estaban a un lado.
Luego de que esta le dio algunas monedas salió de la tienda directo a casa, caminó calles abajo para poder llegar al que era su hogar hacía seis años. Desde que había llegado con BaekHyun y Elliot a Suiza no habían salido de la ciudad Europea, había sido decisión de ambos no volver a su pasado y que felices habían sido todos esos años sin mirar atrás.
Dyane tomó su llave mientras tarareaba una canción y abrió la puerta encontrando el retrato de ellos al lado del florero vacío. Lo tomó entre sus manos con una sonrisa y decidió dejar la flor en el florero para que se viese mucho mejor aquel espacio, acomodó la rosa al mismo tiempo que notaba que Elliot no tardaría en llegar de la escuela por lo que corrió a alistar el almuerzo del pequeño.
Corrió hasta la cocina para hacer algo sencillo y rápido cuando oyó la puerta, Dyane dejó las verduras lavadas sobre una olla y limpió sus manos, la muchacha caminó hacia la puerta para poder ver de quien se trataba, se quedó pasmada y medio asustada al ver el arreglo de rosas blancas que sostenía el cartero entre sus manos.
