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3 meses después
Dyane salió hacia la sala sosteniendo un cesto de ropa sucia mientras miraba a su madre cortar algunas verduras en la mesa, cuando la oyó caminar alzó la cabeza hasta esta para mirarla fijamente. La muchacha lo notó por lo que se detuvo a medio andar y bajó el cesto de ropa para mirarla.
¿No vas a ir a hacer tu papeleo?-le susurró mientras la miraba.
Dyane ignoró a su madre, volvió a tomar la sesta y caminó a paso lento hasta la lavandería en donde saco prenda por prenda hacia una tina con agua tibia. Ya era otoño, sin embargo, todavía hacía frío. Dyane estaba ojerosa e incluso más delgada, había bajado algunos kilos debido a que absolutamente todo le daba asco, se la pasaba en su cama llorando o tratando de ser útil en casa.
Su madre no le dijo nada, incluso, la llevó al puesto de flores en donde estuvo por las tardes medio animada. Se había quedado en silencio durante todo ese tiempo cada que la oía llorar desde su habitación, Dyane estaba viviendo muy miserablemente y ella no iba a permitir que aquello siguiese.
Sabía que las clases ya habían comenzado, que las vacaciones ya habían pasado para ellos por lo que esperaba que su hija se recompusiese al saber que volvería a clases, sin embargo, nada la animó y ella estaba viendo como el autoestima se le caía.
Se enteró que aquel día era el último día para las matrículas extemporáneas y Dyane ni siquiera se había presentado, se quedó mirando desde la pared como lavaba la ropa desgastada en una tina que ahora era naranja y que había perdido color por el sol, se sintió horrible en ese momento y odió con todas las fuerzas de su corazón al responsable.
Estuvo cocinando mientras daba pequeños vistazos a su hija que estaba en la habitación contigua, Dyane hacía todo con lentitud y en silencio, tenía ganas de zarandearla pero ya suficiente había tenido con sus malos tratos y con prohibirles el ingreso a la quinta a sus amigos, quienes constantemente en esos tres meses habían ido. Sobre todo BaekHyun, su auto había amanecido una mañana frente a la puerta de la quinta lleno de hojas secas y el muchacho dentro con los brazos cruzados.
Dyane había tenido una pequeña calentura esa mañana por lo que ella había salido a comprar algunos medicamentos, grande había sido su sorpresa al verlo ahí, descansando sobre el timón y respirando pesadamente, tendría que haber estado loco para hacer aquello pero BaekHyun había hecho guardia y tristemente no la había visto tampoco.
Mientras pasaba los fideos de una cacerola a otra oyó un pequeño sollozo y volvió a sentir pesadez, cerró los ojos oyendo el llanto de su hija, sintió su dolor y el terror que debía estar mortificándola en aquel momento, un tanto cansada dejó los utensilios y se arrastró hasta la habitación de la muchacha que se encontraba con la puerta entrejunta, se asomó dándose cuenta que la luz que se reflejaba era la del televisor encendido. Dyane estaba sentada frente a este con los ojos llorosos y abrazada a sus rodillas mientras se tapaba la boca, rápidamente desvió los ojos a la pequeña pantalla para darse cuenta que ahí estaba escrito el nombre de ese sujeto.
