Dyane se hizo a un lado, se soltó de su agarre y limpió sus lágrimas tan rápido como pudo para que este no las notara pero fue tarde, tanto que este ya se encontraba sacando un pañuelo de su bolsillo trasero para entregárselo.
No lo recibió y se hizo a un lado para poder avanzar cuando este volvió a tomarla por el brazo y la jaló tan fuerte que casi cae.
Hablemos –le dijo en un susurro que más sonó a orden.
Dyane peleó consigo misma pero terminó rindiéndose, Sehun la había tomado de la mano para llevarla a la cima del edificio para poder hablar, la muchacha quiso soltarse pero algo se lo impidió. Quiso llorar y patalear pero todo lo que deseaba en ese momento no se le cumplía porque en cuanto sus ojos miraban su espalda y su caminar delante de ella, perdía. Volvía a ser la tonta que deseaba no ser más y se lamentó tanto.
Sehun abrió la puerta sin reparo alguno y luego de hacerla entrar la cerró para que nadie los molestara, Dyane lo miró todavía llorosa y rogándose a si misma para que no hiciera una escena tonta cuando este habló.
¿Cómo has estado?-le preguntó.
Esa pregunta le había parecido sumamente tonta, irrelevante y demasiado fuera de lugar, la muchacha bajó la vista limpiando rastros imaginarios de lágrimas tratando de olvidar lo que acaba de oír pero no pudo, Sehun era insistente y ya se encontraba frente a ella tomando su barbilla para que levantara la cara.
"No otra vez"-se dijo Dyane mientras alzaba la vista escaneando al muchacho que buscaba una respuesta inmediata de su parte.
Sus pupilas por fin miraron las suyas y cuando sintió que el corazón empezaba a latirle con fuerza, movió la cabeza para retirar su mano.
Alzó la barbilla y la miró desde esa posición viéndose como un total imbécil y arrogante ante Dyane que solo quería escapar.
Tengo algo que decirte –dijo.
Dyane seguía muda, su vista ya no estaba posada sobre él esta vez tenía la vista sobre el piso que parecía brindarle mejor consuelo en ese momento, no le dijo "dime" pero en cuanto oyó aquello su corazón se emocionó, sin embargo, su cerebro la trajo una vez más a la realidad; Sehun iba a casarse con una chica de revista y ella estaba siendo un chicle pegado en su zapato importado.
Yo solo quiero pedirte que llevemos la fiesta en paz –dijo retrocediendo algunos pasos para poder verla mejor.
La vio alzar la vista y cuando sus ojos lo vieron decidió posar su atención en cualquier otra cosa, el pecho le estaba doliendo y sentía una sensación extraña en la boca del estómago, miró el piso y se acomodó el saco para según él verse mejor pero lo cierto era que estaba nervioso.
Atento volvió a mirarla esperando su respuesta, Dyane no iba a negarse nunca a aquello. La había conocido poco y aseguraba que esa muchacha no guardaba rencor en su corazón, esta vez avanzó los pasos que había retrocedido y la miró de cerca.