Armamento

22 3 0
                                    

Mina sabía que la paz y la guerra manejan diferentes tratos, y por eso falló su plan: trató de calmar una lucha usando términos apacibles.

La guerra termina con la guerra, la paz se crea con paz. Se dio cuenta de que no podía pretender que el dilema se terminase con unas pocas palabras, por lo que tuvo que actuar para salir de allí:

No estaba segura de lo que haría, no estaba entrenada ni tenía años de saberes marciales o siquiera un plan B, pero fue lo primero que se le ocurrió: tomar el arma del guardia que estaba de pie detrás de ella y apuntar al Colegiado.

- ¡QUIETOS!

- Niña, baja el arma.

- Sí que eres terco -Las ideas llegaron solas, aunque no fueron muy buenas-. Me necesitan con vida porque un natural no puede pasar a este lado por sí solo y yo estoy aquí. -Mina se puso el arma (arma que no sabía usar) en la sien izquierda.

Todos se pusieron de pie.

- No te atreverás...

- ¡Natural insolente! ¡Baja eso! -La vieja de en medio realmente era asquerosa. Mina ya la odiaba con toda el alma compartida que ahora tenía.

- El ser humano, o natural como lo llaman ustedes, nace con la capacidad de quitarse la vida por decisión propia, no hay criatura en la tierra que pueda hacer eso... ¿Y aún así me amenazas?

- No tienes que...

- Es verdad, no tengo que... Y por ello no lo haré... -Mina giró el arma hasta apuntarlos y tiró. La bala que parecía de vidrio azul salió del hierro negro con movimientos rotativos directo al pecho de la mujer, pero atravesó la tela de la capa. La puntería no era su fuerte​.

Mina salió corriendo ante la distracción. Comprendió que las palabras no funcionaban en criaturas llenas de odio y que el rencor hace mudo, sordo y ciego a quien se encuentra dominado por él. Ellos no querían otra solución. Ya tenían una.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

La luz de afuera (la extraña luminiscencia que parecía salir de los troncos y de las rocas) se vio apaciguada por una extraña neblina espesa. Entendió que podía ser la tarde que estaba terminando o el amanecer. No sabía qué parte del día experimentaba ahora.

- ¡MINA! -Escuchó a lo lejos: la estaban buscando- ¡MINA!

- ¡MILO! -Corrió hacia él y el abrazo que se dieron fue tan fuerte que creyeron fundirse en medio. Al separarse, Mina pudo ver la expresión de su rostro: miedo, desesperación y tristeza.

- ¿Dónde estabas, demonios? ¿Sabes lo que puede pasarte sola? ¡Cristales lumínicos incandescentes! La tregua no se ha dado aún y tú paseas como si nada.

- Lo siento. 

- Tendremos más posibilidades ahora, escucha...

- No existen más posibilidades, lo intenté. Le acabo de disparar al Colegiado. Traté de hacerlos entrar en razón, pero no funcionó.

- Y pensaste que un disparo era la estrategia más sutil y respetuosa que existe para convencerlos. -Dijo con un tinte sarcástico y los brazos como manijas de tetera.

- No quise hacerlo en realidad. Vamos, no tenemos tiempo. Mi padre, mis amigas, todos estaremos muertos si no hacemos algo ahora.

- Adonde vayamos seremos perseguidos, lo único que podemos hacer es...

- Luchar... -Mina sabía qué debía hacer, pero no sabía cómo. Las consecuencias por hacer cosas malas son peores que el hecho en sí y ahora podía estar a punto de pagarlas-. Hay que detenerlos ya mismo, Milo, no podemos perder más tiempo. -Se le acercó y lo tomó por la camisa-. Por favor, debemos detenerlos. hay que entrenar más duro y frenarlos y...

- Mina, tranquila. -Milo la abrazó de nuevo y ella se calmó. Los nervios no se debían solamente a que hizo una locura y salió terriblemente mal, sino que acaba de poner a todas las personas que amaba bajo la lupa de esos cinco psicópatas-. Lo haremos, ha sido el plan por años, créeme.

- Yo... -Mina quedó muda. Sin palabras-. Bueno, quería sonar segura y confiada con una frase poderosa, pero me he quedado sin habla.

- Eso es porque estoy aquí, cielo. -Milo, seductor nato y un gran sinvergüenza, sonrió de lado como si todo ese asunto de la amenaza de muerte no fuese más que parte del juego de la seducción. Mina revoleó los ojos y suspiró fuertemente.

- Me enfrentaré a ellos.

- ¡Odio cada palabra en esa oración!

- Cállate. Sígueme. -Mina se metió en el bosque sin mirar hacia atrás, dio por sentado que Milo la seguía.

- Sí, esto es muy útil y seguro. Se nota que hay estrategia en esta huida.

- Escucha. Debemos hallar la manera de bloquear cualquier poder, ¿qué decía el archivo que hallaron con Teo sobre bloqueos y robo de fuerzas?

- No es mi fuerte el estudio, así que...

- ¿No lo leíste? ¡¿Y me lo dices ahora?! Se supone que seré una ayuda no la solución a todos los problemas. -Milo la miró con seriedad porque sabía que estaba en lo correcto-. Bueno, no importa, ¿qué hacemos ahora?

- Absorbe mi energía. 

- ¿Qué? No.

- Sí, debes intentarlo. Mina, hay que prepararse para la lucha, ¿cierto? Tú podrías ser la única esperanza para este sitio, ¿no lo ves? Si usas sus poderes en su contra, no tendrán manera de ganarte porque estarían...

- ... estarían luchando contra ellos mismos. Porque...

- ... porque no puedes protegerte de ti mismo. -Mina recordó lo que dijo: "No puedes protegerte de ti mismo" y tenía razón.

¿Cuántas veces las pesadillas nos despiertan a medianoche? ¿Cuántas noches pasamos sin dormir por la ansiedad de un examen? ¿Cuántos miedos irracionales dominan la niñez debido a pensamientos horrorosos que aparecen de vez en cuando? Somos nuestro peor enemigo.

Milo tenía un punto que Mina convirtió en un arma.

Ella les traería el peor enemigo de las hadas: ellas mismas.


(CONTINUARÁ)

Yo No Creo En Las HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora