Operación: Rescate

18 3 0
                                    

- ¿Crees que funcione?

- Tiene que funcionar.

- Hay algo que no hemos previsto: entrar, ¿cómo haremos para entrar sin que nadie nos vea? Es arriesgado y estoy segura de que cada entrada al mundo místico está protegida.

- Es bueno tener aliados. -Mina no comprendió, pero Teo se volteó y señaló hacia la oscuridad detrás del árbol. Nada ocurrió.

- No entendí, esperamos a alguien más o...

- ¡Shh! No, se... Por favor, les dije que salieran cuando chasqueara los dedos... -Pero antes de terminar la frase, dos figuras simpáticas aparecieron detrás del árbol. Se tambaleaban como si estuvieran borrachas.

- ¡Lo sentimos, Teo! Este menso se desvió y tuve que regresar por él. Casi terminamos en El Valle de la Perdición con las rojas. Esas hadas son pequeñas, pero engañosas y sexies, no es bueno si quieres concentrarte.

- Si no me hubieses dejado, no me habría perdido.

- Disculpen, estamos apurados. -Teo imponía respeto con tanta facilidad que a Mina le dio miedo contradecirlo alguna vez-. Mina: Bren y Rod son los guardias que transportaban tu jaula cuando te bajaron de nuestro cielo.

- Lamentamos lo que ocurre. El Colegiado solo genera problemas. Milo es un buen sujeto, no merece vivir lo que está viviendo. Abock está distrayendo al Colegiado y Mirlión pidió soporte medicinal a los laboratorios para cuando lo saquemos de allí.

- Siempre ha sido bueno con nosotros. Nunca se portó mal, salvo la vez que te sacó de la jaula y nos culparon a nosotros por eso. Pero por lo demás, lo queremos. Es buen amigo. Queremos que Milo sobreviva. No queremos la guerra. -Bren parecía ser razonable. Rod no dijo mucho, pero se notaba que estaba de acuerdo con él.

- Mina, ellos tienen más acceso a los recovecos del palacio de lo que tiene el mismo Colegiado. Lo conocen todo. Serán los mejores guías.

- ¿Cómo planean entrar? -Bren se volteó y abrió un papiro: eran los planos de la jaula.

- Dentro de esta prisión andante son solo seres intransigentes que cometieron delitos implícitos. Podemos ingresarlos directamente a la parte de las jaulas de vidrio donde tienen a los que se someten a los experimentos.

- ¡Es brillante!

- No, no lo es en realidad.

- ¿Por qué no?

- Porque Milo no está en los laboratorios.

- Existe un cuarto en la torre más alta, donde de antaño solo se guardaban animales de mensajería. Ahora es un cuarto privado.

- Esto aumenta notoriamente la dificultad para sacarlo. Se encuentra en la parte más norte del establecimiento que es, además, la más alejada de la entrada. Tendremos que recorrer una gran distancia hasta llegar a él. -Rod sacó un mapa que parecía en extremo antiguo. Tenía las puntas carcomidas por insectos y su coloración había aumentado de blanco a beige oscuro-. La distancia es el factor que más nos detiene. Las jaulas como en la que te llevamos a ti no pueden pasar más allá de los calabozos del palacio. Podemos dejarlos dentro, pero no cerca.

- Bien.

- Eso es lo más sencillo. Lo difícil será salir porque es menester atravesar varios pasillos centrales del castillo con Milo a cuestas, lo que significa un gran aumento de las probabilidades de ser vistos y aumentar el tiempo de huida. Tendrán que recorrer una distancia incalculable. Subir cientos de escaleras, ascensores, pasadizos. La torre es realmente muy alta. Deben llegar a ella antes de que noten que la jaula siempre estuvo vacía.

- Además -Intervino Rod-, es muy probable que Milo esté mal herido para cuando lleguen a él. Tal vez hasta inconsciente. No podremos contar con su aguda mente de ladrón. -Mina lo miraba con severo terror. Si Milo estaba tan mal como decían que podía estarlo, sería más peligroso realizar el rescate que dejarlo en la torre ya que, si necesitara de asistencia médica durante el recorrido hacia la salida, ninguno de ellos podría administrarle la medicina que lo ayudaría.

Mina se enfrentaba a otro obstáculo: el estado de Milo. Podría morir, no era un juego.

- Mina, podemos hacerlo.

- No quiero poner en riesgo a Milo.

- Si no lo ayudamos ahora, tal vez no haya oportunidad después. -Bren tenía razón. Milo podría tener oportunidad de vivir o de morir, pero no podía abandonarlo luego de que arriesgara su pellejo y que, además, salvara su vida.

Se dio vuelta con los brazos cruzados sobre su abdomen. Los miró a los tres, quienes esperaban una respuesta:

- Lo haremos. Rescatemos a Milo.

- ¡Sí! Sabía que dirías eso.

- ¿Cómo lo sabías?

- El Lazo se puede hacer únicamente con un alma que posee la misma esencia, y tú eres idéntica a Milo, solo que más bonita. -Mina sonrió. Los cuatro se sentaron en el césped para terminar el plan de rescate. 

Rod sacó de su bolsillo un cerillo negro, raspó el dedo sobre uno de los extremos y una mini llamarada violácea encendió todo. El fuego de color irreal se quedó petrificado en el aire, lo que permitió leer mejor el mapa.

- Ahora sí: comencemos.


(CONTINUARÁ)

Yo No Creo En Las HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora