xii

126 14 2
                                    

-quiero ser rebelde, pero no quiero meterme en problemas-


Zander estaba viéndome desde el otro lado de la habitación, él estaba portándose como si lo que acababa de pasar no me tenía involucrado, era como: hagamos que Louis se desenfoque de sí mismo, hagamos que lo pierda, y con perder, mis amigos, estoy hablando de mi buen sentido de la paciencia, es decir soy un chico con cáncer, yo lo sé, nosotros esperamos, para morir, ustedes entienden.


-¿Has tomado tu dosis hoy?


-No-por qué era verdad-¿Ya puedo irme?


Silencio.


-Todo esto es complicado, he llamado a Steve para que venga a examinarte y luego veamos qué hacer con tus rodillas.


Otra pausa.


-Sinceramente, estoy pensando más en Harry que en mis rodillas en este momento, oh ¿eso es estúpido?, Dios, es estúpido.


-Eso está bien, es bueno que tengas reacciones.


-¿Cómo un experimento?


-No como una persona.


-Estoy cansado-dije, necesitaba cambiar el tema, completamente ya, había comenzado a mover mis pies por debajo de la manta, pero no los sentía-Y puedo caminar.


-No, literalmente te cargué hasta aquí-le permití eso, por qué era cierto.


-Nunca le digas no a un chico con cáncer, es como negarle su última respiración.


-Eres demasiado-todos eran demasiado para Zander, como si ser demasiado para alguien fuera algún tipo de discriminación sobrevalorada, Jesús.


Y fue cuando alguien tocó la puerta, y yo solo podía pensar en cómo Harry me había estado golpeando en las rodillas hasta que Zander entró usando uno de esos trucos para abrir puertas con seguro y me alejó de él, pero se sentía mucho más real que todas las pastillas y las buenas intenciones, quiero especificar que Harry había vuelto a no lamentar los golpes que me había hecho, por qué yo estaba gritando lo bien que se sentía poder sentir y él solo seguía golpeándome.


Steve entró un poco después de que el silencio se volvió incómodo.


Él se acercó y tocó una de mis rodillas, miró hacia mí, y yo solo podía sentirme a mí mismo latir, era como si mi corazón tuviera corazones pequeños esparcidos por todo mi cuerpo, y era bueno porque no había necesitado ninguna pastilla para retenerme.


Vi sobre el hombro de Steve, a Zander, él estaba sonriendo, en todos estos años él había desarrollado un sentimiento cínico hacia las personas, como yo, o como todos los desafortunados náufragos varados en su propia humillación realista, en este caso, él cáncer, mi cáncer, oh, eso no sonaba bien.


-Louis.


-¿Qué?


-Debes usar la silla-Steve le hizo una seña a Zander, él salió.


-¿Qué?-repetí, yo era muy consciente de que Steve no estaba bromeando conmigo, pero demonios, yo no quería usar la silla, se sentía mal ya de por si tener rodillas que apestaban sosteniéndome.


-Es necesario.


-No lo haré.


-¿Por qué?-Steve había dejado de sostener mi rodilla y fue hacia mi pequeño cajón de medicamentos, sacó un frasco y algunas pastillas, las colocó sobre la cama.


-No estoy listo para convertirme en un discapacitado.


Parece que eso lo cayó, pero sabía que él tenía mucho en su repertorio de hacer sentir bien a un chico enfermo, Steve no era de los que te hablaban de una forma determinada, me gustaba eso, pero aun así.


-Yo lo entiendo Lu pero...


-No, ciertamente no lo haces.


-Lo hago, soy un doctor.


-Esa, mi amigo, es la peor justificación que he escuchado.


-Oh vamos. Solo. Usa. La. Silla.


Silencio.


-Se un hombre.


-Lo único que puedo hacer en este momento es ser un chico con cáncer, te digo, y es difícil serlo con esa actitud tuya ahora mismo.


-No uses tu enfermedad conmigo.


-No uses tus términos médicos para decir que si usaré la silla podré vivir más, por qué eso es un maldito pecado.


-Es una faceta.


-¿Y cuánto durara?


-Lo que tenga que durar.


-Eso no me dice nada.


-No tiene por qué, es solo una faceta.


Ug.


Zander entró con la silla y un vaso de agua para mis pastillas.


Y yo sabía que no podía rendirme, por qué el cáncer ya lo había hecho por mí.

usted me ruboriza (umr) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora