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-mi cuerpo está cansado, y estoy cansado de mi cuerpo-


La cosa sobre estar muy cerca era que yo no sabía cómo besarlo, él no era Zander, yo no podía atacarlo con uno de esos besos agresivos, es decir, quizá si quería atacarlo, ya saben con un buen beso, no con uno de los besos de Z, los besos de Z me hacían sentir sucio, pero entonces uno no planifica una idea concreta para atacar a alguien y besarlo, ustedes deben de haber besado, a un buen beso me refiero, y quería hacer algo, se sentía como que alguno de los dos necesitaba hacer algo, ahora, en ese momento, era el momento de la verdad o algo así.


Harry volvió a cogerme de la cintura, me apreté, él estaba encendiéndome, de la manera en la que un chico sexy que usaba una cánula debería de encenderte, de la correcta, entonces me subió solo un poco, lo suficiente como para que me colocara a horcadas sobre él, volvió a ponerse la cánula en la nariz y dio un respiro largo antes de darme una mirada.


-¿Te molesta?


-¿Uhm?


-La cánula, ósea, uh, es necesaria para que no empiece a hiperventilar y toda la cosa, pero, mm, me siento raro, yo era como el más sano de esta relación-¿qué relación? quería preguntar, pero solo pensé en algo mejor.


-No sabía que era una competencia.


-Lo fue cuando empecé a luchar.


-Eso es estúpido, yo empecé a luchar mucho más antes, es como, ug, acabas de arruinar todo.


-No sé cómo puedo arruinarlo-él pasó sus manos por mis caderas sosteniéndome, cerca.


-No, no, yo lo arruiné, al empezar esto-al quererlo, pensé, pensé en voz baja.


-No sé cómo puedes empezar algo.


Acorté la distancia entre nosotros, era la cosa decisiva, porque de una u otra manera nos necesitábamos, ahora, tanto tanto, y fue cuando él comenzó a jalarme, miré hacia arriba, hacia él, y déjenme decirles que el contacto visual es una cosa peligrosa, uno puede estar haciendo lo que sea allí abajo y aún seguiría observando, continuamente, subiendo como un maldito ascensor, es como tu propio cielo distribuido en una persona.


Yo era un chico de caminos, como carreteras, como desde la mandíbula de Harry hasta su cuello y bajando, pero cuando estas en mi cuerpo y te das cuenta de que algo está yendo mal y son tus piernas, y quieres saber dónde ponerlas, y bueno, obviamente no sabes, debes pedir ayuda, pero entonces esa era, creo, la única cosa en la que Z me ayudaba, en la que yo no tenía que hablar sobre su boca y preguntarle qué haríamos con mis pies completamente zombis, él no tenía que decirme sobre besos si estaba bien tomarlas, solo las enrollaba atrás de su cintura en nuestras múltiples sesiones de besuqueo, o las doblaba colocándolas a cada lado de él sobre mi cama, a cada lado de él y su masculinidad.


Jesús, quería estar sobre Harry todo lo bueno que tenía para ofrecer, así que yo mismo lo hice, tomé mis piernas colocándolas a cada lado, doblándome, sintiendo los calambres, uh, estaba agotado, agotado por doblarme a mí mismo, agotado por estar intentándolo, agotado por él y cada respiración que tomaba desde su cánula, agotado, y aún como fuera descanse mi cabeza sobre su pecho, sintiendo los latidos irregulares, sin saber si eran por su falta de oxígeno o por mí, por nosotros.


-Louis-escuché el silbido de una nueva respiración.


-¿Qué?


-Le he estado preguntando a Z por ti, dice que estas, ya sabes...


-¿Invalido?


-No juegues.


-No lo hago, has visto la silla.


-No lo estás.


-No quiero discutir ahora, es decir, deberíamos estar haciendo otras cosas.


-¿Cómo qué?


-Ug, estoy insinuándome de sobre manera, como hablando en voz alta.


-Metáforas inútiles-dijo mientras miraba hacia él-, heridas por sí mismas, saliendo de la boca probablemente más aleatoria, la boca con la que un eventual final sea construido, por palabras, y esporádicamente pienso en ti, como nunca, como si deberías floreces, al igual que el sol hace nacer a las lágrimas derramadas por los débiles que miran hacia él sin algo contra la luz, sin algo contra la verdadera vida, contra ellos mismos, y yo necesito usar algo contra ti, Louis, a veces, cuando eres demasiado brillante.


No dejé que terminara, comencé a besarlo, por todas partes, sus parpados, sus pómulos, sobre su sonrisa, sus hoyuelos, él comenzó a reír sobre mis besos, mientras asaltaba su cara, sujetó mis caderas y me alejo lo suficiente haciendo que mis piernas se presionaran más contra el colchón, hice una mueca antes de que él se lanzara sobre mi cuello, sus labios eran calientes haciendo un sendero hasta mi barbilla y luego a mi boca, lamiendo, persuadiendo con su lengua para que mi boca se abriera más, haciéndome cosquillas cuando hizo círculos contra mi paladar, ambos dándonos ese pequeño pedazo de cualquier cosa que merecemos, me apoyé contra mis piernas, rodillas completamente dobladas, Dios, rodillas dobladas, estaban como en funcionamiento, me levante a mí mismo y me dejé caer, rozándonos, haciendo fricción por sobre la ropa, sintiéndonos y separándonos para tomar respiros que salían de la boca del otro, exhalaciones, pero vivos, me sentía como una burla, sarcasmo difuminado, porque puede que ese momento, como en todos los momentos, estábamos muriendo, apretados sobre el otro, pero aun siendo una ironía, estaba bien, me sentía bien, como: demasiado.



usted me ruboriza (umr) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora