Capítulo 10; Bonita distracción.

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-No tienes que enojarte.-Avanzo en dirección a la pelirroja.-Te daré algo de ropa, no hay problema.-Insisto intentando ser amable, mientras Emma parece al borde de un ataque de pánico.

-¿Estás loca?-Me grita furiosa.-¡No usaré esos trapos a los qué llamas ropa!-

-Está bien, pero no tienes que gritar.-Anuncio, encongiéndome de hombros.-Tú ropa no está tan mal.-Agrego, recordando el trato de amabilidad que hice con mi madre.

De hecho, lo que tiene puesto es muy bonito. Sólo que no encaja para nada en un viaje a las colinas.

-No iré a las colinas con tus amigos.-Respondió, con los ojos verdes brillando de rabia.

-¡Genial!-Levanté la voz, perdiendo el control.-Porqué en primer lugar, ni siquiera has sido invitada.-

Emma frunció el ceño.-Sólo estoy haciendo esto por mi padre.-

-Estamos en las mismas entonces.-Dije.-Puedes tomar la ropa si quieres. Es tú decisión.-Añadí. Emma soltó un suspiro de frustracción y miró con desagrado en dirección a mi closet.

-¿Qué tal me veo, señoritas?-

Ambas nos giramos en dirección a la rubia en la puerta. Abrí la boca sorprendida, más que ir de excursión a las colinas, mi tía parecía estar lista para una sesión fotográfica de Adidas.

-Increíble.-Respondí sonriendo.

-Bueno, tengo que dar una buena impresión frente a tu amigo británico.-Respondió, sonriendo.-Ya que parece que tú no la darás.-Una mirada de desagrado igual a la de Emma me recorrió de pies a cabezas.

Intenté arreglarme, o intente hacer algo así. Era sólo un viaje a las colinas, con el sólo hecho de pensar en todo lo que tendría que caminar mi poco entusiasmo desapareció.

-¿Cuál amigo británico?-Preguntó Emma.-¡No puede ser!-Gritó.-¿Lo invitaste?-Me preguntó con una enorme sonrisa de felicidad iluminando su rostro.

-Para ser más exacto, él se autoinvitó.-

Él se autoinvitó y yo no pude estar más feliz con su decisión.

-¡No puedo creerlo!-Emma no parecía caber en su cuerpo de tanta felicidad corriendo por sus venas.-No puedo usar tú ropa, ¡Tengo que conseguir algo bonito!-

-No tenemos mucho tiempo.-Anuncié, Kat se pondría un poco histérica si llego un par de minutos tarde.

-No necesito mucho tiempo.-Emma me respondió con amargura.-¡Alexander!-Llamó, un segundo luego, el hombre de negro se encontraba en la habitación con una expresión de alerta en su rostro.-Necesito que me lleves a casa de inmediato.-Ordenó.

-Sí, señorita Adams.-

Debe ser genial tener un guardaespaldas mitad mayordomo que hace todo lo que tú quieres. Aunque supongo que los de Emma viven el mismísimo infierno todo el día junto a ella.

-Si te atreves a irte sin mí, te aseguró que te haré algo tan horrible que lo que sucedió en San Diego será nada.-Me amenazó, apuntándome con su dedo indice.-Por cierto, Jess. Me gusta lo que tienes puesto.-Se giró en dirección a mi tía con un cambió de actitud escalofriante.

-Gracias, Emma.-Respondió la rubia confundida. Emma sonrió, y salió de la habitación resonando con fuerza sus tacones sobre el piso de madera.-Qué adorable.-Comentó mi tía.-¿A qué se refería con eso de San Diego? Y, ¿De dónde conoce a tú amigo?-

-Me dejo abandonada en San Diego sin dinero porqué "mi amigo" es el amor de su vida, y al parecer él está más interesando en mí que en ella.-Respondí, la expresión de confusión sólo aumentó en su rostro.-Es una larga historia, te la contaré antes de irte.-Asegure.

For You- Joseph MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora