Capítulo 27; Un corazón roto.

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Un corazón no puede romperse de dolor.

Lo sé, soy médica. He visto miles de corazones, grandes, pequeños, humanos y animales. Conozco y sé a la perfección cada parte de un corazón. Sé cuál es su aroma, y puedo imaginar perfectamente cuál es su sabor. Los he tocado, los he sostenido en mi mano sin guantes, los he hecho pedazos con un bisturí.

Sé todo eso y mucho más. Estoy completamente segura de que un corazón no puede romperse de dolor.

El dolor que siento, en realidad no está en mi corazón. Está en mi cerebro, el cerebro es el centro de funcionamiento del cuerpo entero. Sé eso y sin embargo, en estos momentos no soy capaz de creerlo. Toda la palabrería médica, lógica y científica no es más que eso, palabras vacías de humanidad.

El dolor no se puede explicar.

Un corazón si puede romperse de dolor, y el mío lo está.

-Te he preparado café.-Me giró hacia Joseph con lentitud. Él sostiene una enorme taza de café.

-Gracias.-Digo por inercia, recibiendo la taza caliente. El aroma embriagador del café me resulta asqueroso. Le doy un pequeño sorbo, de inmediato sé que no seré capaz de tomarlo,  devuelvo el liquido a la taza.

-Lo siento, sé que está asqueroso.-Joseph comenta apenado de no ser capaz de preparar una taza de café decente.

-No, no es eso...-Dejo la frase a la mitad, el estomago me da vueltas y las horribles ansias de vomitar me suben por la garganta. Me levantó del sillón de cuero y atravieso la puerta del cuarto de baño justo a tiempo.

Devuelvo todo lo que he comido en el día, mientras el británico me sostiene el cabello.

-No me siento bien.-Confieso, luego de vomitar la cena, el almuerzo, el desayuno y miles de tazas de café. Me aparto del vater, y me apoyo contra la fría pared del cuarto de baño.

Observo la habitación con atención, su cuarto de baño es bonito. Es espacioso, y todo se ve muy lujoso.

-Estás caliente.-Me dice, tocando mi frente con su palma fría.

-No es eso.-Digo, tomando aire con dificultad, el dolor creciente en mi pecho no me deja respirar.-No me siento bien.-Repito, esta vez el dolor se refleja en mi voz. Él entiende a que clase de malestar me refiero.

-Amor, no pasa nada.-Me dice. Con la dulzura precisa para querer hacerme llorar.-Yo estoy aquí, no tienes nada de que preocuparte.-

-Ella me odia.-Digo sin más, como si no fuera nada importante.-No sé porque, ¿Qué le hice?-Le pregunto al hombre frente a mí, a pesar de qué sé que él no sabe la respuesta.-Mi mamá me odia.-

-Pero yo te amo.-Él me mira a los ojos, lágrimas se acumulan dentro de sus preciosos ojos azul verdosos.-En verdad lo hago, Alison. Te amo mucho, ¿Qué acaso eso no es suficiente?-Su manera de consolarme termina de romper mi corazón.

-No deberías hacerlo.-Digo en voz baja.-No debiste enamorarte de mí.-

-Pero lo hice, amor.-Me respondió con rapidez.-Eres tan especial, y no tienes idea de lo doloroso que es para mí verte de está manera.-Su voz se quiebra.-No sé como arreglar este desastre, y lo siento muchísimo.-Las lágrimas finalmente descienden sobre sus mejillas.-Siento no poder hacerte sentir mejor.-

-No tienes que disculparte. No es tu culpa.-Le limpio las lágrimas con delicadeza.-Deja de llorar, me harás llorar a mí también.-

Él sonríe.-Pero si tu ya estás llorando.-Me dice. Es verdad, siento las lágrimas calientes bajar por mi rostro.-No tienes que regresar. Puedes quedarte conmigo.-Agrega, luego de un par de segundos de profundo silencio.

For You- Joseph MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora