Capítulo 20; Promesa.

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Estoy atrapada de nuevo en aquella pesadilla. Reconozco la oscuridad que me rodea, siento que la he vivido miles de veces.

-¡Alison!-

También reconozco  la voz que me llama. Nunca podré olvidar aquel grito desesperado que surge de la nada y atraviesa mi cuerpo como la hoja fría de una daga.

-¡Alison!-La voz vuelve a llamar.

Sólo puedo escucharla. Soy incapaz de moverme, observo la oscuridad y me pregunto cuando terminara.

Puedo escuchar las sirenas de la policía, y oler el inconfundible aroma de la sangre.

No tengo tiempo para llorar o para entrar en pánico. Cada vez escucho a la policía más cerca, y a las personas gritando en la calle. Y entonces, la oscuridad desaparece, puedo ver la escena claramente.

Un hombre muerto sobre un charco de sangre en la calle. Un par de disparos en su pecho y un policía con una mirada indiferente junto a él.

A pesar de que en realidad nunca estuve ahí, puedo recordar la escena que mí cerebro ha creado a la perfección. Despierta, dormida, esa imagen nunca saldrá de mi cabeza. Y se vuelve peor, ahora estoy de rodillas a su lado, viéndolo morir, mientras papá sonríe y toma mi mano.

Despierto gritando.

Y la persona que se llega a mí lado de inmediato no es mi madre, ni la abuela.

-Está bien, amor mío. Está bien.-Joseph Morgan me dice. Quiero decirle que no está bien para nada. Él me observa con dulzura, mientras su mano limpia con delicadeza mis mejillas.

No puedo entender cómo es que esta aquí. Sin embargo, no quiero que él se vaya. Me aferró a él con fuerza, dejándome disfrutar la sensación de seguridad que su presencia me brinda.

-No te vayas.-

-No iré a ningún lado, amor mío.-Me respondió, depositando un tierno beso sobre mi cabeza.-Lo prometo.-

-¿Estabas viéndome dormir?-Pregunté, luego de varios minutos en silencio. Uno de los sillones ha sido rodado y ahora se encuentra junto a mi cama, veo una de sus chaquetas sobre el sillón y en el suelo están sus zapatos.

-Tal vez.-Me respondió nervioso.-Te ves muy bonita cuando duermes.-Comentó, cada vez más nervioso por mi silencio. Que alguien me viera dormir era demasiado insignificante para mí en ese momento.-¿Quieres que llame a tu madre?-Me preguntó.

-No.-Dije de inmediato, separándome de él. Trague en seco nerviosa, sintiendo el impulso de contarle todo. El rubio me observó atento, tomo mis manos temblorosas con cuidado.

-¿Tienes frío?-Me preguntó, viéndome temblar. Me vi reflejada en sus ojos azules, él me veía como si estuviera muy pequeña, y su obligación fuera cuidar de mí.

Me pareció tan extraño qué él estuviera ahí, justo como la noche anterior. Sentí que habían pasado años desde la noche anterior, desde el momento en el que él me besó. Sin poder evitarlo mi mirada viaja a sus labios, imagino lo bien que se sentiría volver a besarlo.

-No tengo frío.-Susurré.-¿Cómo es qué estás aquí?-

-¿Aquí?-Él repitió confundido.

-En mi habitación.-Explique, entonces él sonrió.

-Logre convencer a tu abuela para que me dejara quedar.-Me explicó. Asentí sin prenstar atención, en verdad tenía muchas otras cosas en mi cabeza en ese momento. Que él estuviera aquí tampoco me importaba demasiado.

-¿Puedes apagar la luz?-Pregunté mirando la luz del techo, él asintió sin pensarlo y se levantó para apagar las luces. De regreso no se acerco a mí, él volvió al sillón. Tome aire, pensé dos veces antes de llamarlo.-¿Puedes venir aquí?-

For You- Joseph MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora