Hoy es sábado y las chicas y yo hemos quedado en reunirnos para ir al cine a ver la nueva película de terror. Particularmente no me gustan mucho estas películas, no porque me infundan miedo, sino que todo lo contrario. Me parecen demasiado rebuscadas, con situaciones bastante inverosímiles. Pero con todo lo que me está pasando últimamente quizás empiece a creérmelas.
Vuelvo a echar un vistazo al espejo, sigo igual que hace vente segundos cuando me miré por última vez. Llevo puesto mi vestido verde favorito, a juego con mis ojos, y me recogí el pelo en un moño bajo dejando algún mechón suelto para darle más gracia al peinado. Dudo en maquillarme o no, como no me doy decidido simplemente me aplico un poco de delineador negro y listo.
Salgo a la calle y un soplo de aire caliente me da la bienvenida. Todavía hace calor en esta época del año, hasta da pena malgastar un día tan bueno como para estar dentro de un cine. Cuando llego sólo veo a Isa, que está esperando de brazos cruzados junto a la puerta.
- ¡Isa! – La saludo desde la distancia acompañándome de un gesto con la mano.
- ¡Hola Vega! – Cuando nos acercamos Isa me saluda con dos besos.
- ¿Llevas mucho tiempo esperando?
- No, para nada, acabo de llegar.
Por un largo tiempo estamos solas las dos paradas junto a la entrada del cine e Isa está empezando a perder la paciencia, no le gusta llegar tarde a ningún sitio.
- ¿Crees que tardarán mucho en venir? – Digo cuando nos quedamos sin tema de conversación.
- Espero que no, la película empieza dentro de 15 minutos y todavía tenemos que coger las entradas. Te juro que como no aparezcan en cinco minutos las mato.
La amenaza en boca de Isa es muy chistosa. Es una chica tan dulce que no me la imagino enfadada.
- ¡Ya estamos! - El grito de Helena me devuelve a la realidad.
Helena y María se acercan con paso acelerado hacia nosotras.
- ¡Ya era hora! - Responde Isa -¿Por qué habéis tardado tanto? ¿A caso no quedamos a las cinco?
- Bueno hemos llegado ¿no? Ahora vamos a comprar las entradas y luego nos sigues echando la bronca. - María le guiña un ojo a Isa y se dirige a las taquillas.
Durante más de la mitad de la película Isa no ha abierto los ojos, permanecía con las manos tapándolos lo que provocaba las burlas de María y Helena. Yo en cambio, le estaba prestando atención a la película, tenía ciertas similitudes a los que me había pasado hace un par de días en mi casa y eso me había dejado nerviosa.
Cuando salimos del cine decidimos ir a tomar unas bebidas, ya que todavía es pronto para volver a casa.
- En serio, ¿no os ha dado muy mal rollo ese tío de un sólo ojo? - Pregunta Helena señalándose su propio ojo.
- ¡Ay calla, que asco! - Responde María haciendo un gesto de asco.
- Bueno...
- No tu no digas nada Vega, tú eres insensible.- Me corta Helena- A Isa parece haberle dado miedo ¿eh?
- No, para nada. – Dice Isa con un hilo de voz, lo que provoca la risa, de nuevo, de Helena y María.
- Si te has pasado toda la película con los ojos cerrados... - Antes de que Isa pueda responder, Helena grita: - ¡Eh! ¿Ese no es el bombón de tu clase Vega? Eeeric. – Canturrea su nombre con dramatismo.
Todas nos giramos para mirar por la ventana. Eric está en la calle de enfrente mirando un escaparate de una tienda de música. Como si supiese que lo observamos, Eric se da la vuelta y mira en nuestra dirección. Mis tres compañeras se giran para intentar disimular algo que estaba muy claro, lo estábamos mirando. Mi mano va por libre y se eleva en un torpe saludo. Eric sonríe creo, desde aquí no estoy segura, me hace un gesto con la cabeza y luego se marcha.
- ¿Ya has dejado de coquetear? – Me pregunta Helena con una mirada pícara.
- ¿Qué? – Digo confundida.
Helena no me responde, simplemente se queda mirándome fijamente con picardía.
- ¿Qué pasa? Sólo lo he saludado – Estoy empezando a ponerme nerviosa.
Otra vez ninguna respuesta, sigue mirándome de la misma manera. Al final termino por ruborizarme y apartarle la mirada.
- ¡Ajá! ¡Lo sabía! – Dice Helena al fin - ¡Te gusta!
- ¡Venga ya! No – Digo demasiado alto.
- ¿Y por qué estás roja? – Otra vez esa mirada de Helena.
- Helena...¿a quién no le gusta? Si es un pibón. – Salta María en mi defensa y gracias a eso Helena deja de interrogarme.
A las nueve y media nos despedimos y nos volvemos a casa. Yo soy la única que vive en el otro extremo de la ciudad, por lo que me toca ir sola. Está empezando a anochecer y apuro el paso. Ahora que estoy sola me vuelvo a sentir insegura, sobre todo después de ver una película tan parecida a mi caso. Camino lo más rápido que puedo mientras miro de reojo todos los callejones o árboles que me encuentro alrededor.
Estoy a punto de llegar a mi calle cuando reparo en una figura que está en la acera de enfrente, en la entrada del parque. Instintivamente me pego lo más que puedo a los edificios que están a mi lado tratando de poner la máxima distancia posible. A medida que me voy acercando noto que esa figura me mira fijamente. Vuelvo a apurar el paso. Mi instinto me dice que no le mire, pero como siempre mi cuerpo funciona por libre y me giro para mirar. Me paro en seco cuando nuestras miradas se juntan. Tiene unos ojos extraños, de color amarillo. Pese a que se ha hecho de noche los distingo perfectamente, como si brillasen a la luz de la luna. Es como si su mirada se me clavase en el cerebro. Comienzo a marearme y tengo que apoyarme en la pared para no caerme. El extraño sigue mirándome y ahora hace una mueca de satisfacción.
Mi cuerpo no me responde, no puedo moverme. Intento una y otra vez avanzar pero mis piernas están atascadas. Mi corazón empieza a latir con fuerza, sabe que estoy en peligro. Trato de gritar pero no lo consigo, no puedo producir ningún tipo de sonido. Él sigue mirándome fijamente, parece que disfruta al verme en esta condición. Él sabe que estoy paralizada y que tiene el control de la situación y le encanta. Entonces empieza a acercarse a mí. Quiero correr, gritar, moverme, pero no puedo. Sólo puedo mirar. A medida que avanza la sensación de mareo es mayor, tanto que empiezo a sentir náuseas. Mi cuerpo se debilita y me desplomo al suelo.
El hombre se acerca a mí y tira del pelo para que le mire fijamente a los ojos. Sigo sin poder hacer absolutamente nada.
- ¿Así que tú eres la famosa Vega? La verdad, no eres para tanto. No sabía que era tan fácil derrotarte. Esperaba algo más de...ya sabes, de resistencia.
Me mira con una mezcla de satisfacción y de desprecio.
- Bueno, es una lástima no poder seguir divirtiéndonos pero tengo que entregarte.
Quiero gritar, preguntarle qué es lo que quiere de mí, cómo sabe mi nombre y sobre todo quiero escapar. Pero es inútil, algo me lo impide. Es como si me estuviesen controlando. Trato de relajarme y de recuperar el control sobre mi cuerpo. Cierro los ojos y me concentro en hacerlo funcionar. Poco a poco voy recuperando parte de mi movilidad, primero se me desentumecen los dedos de las manos y así, poco a poco, todo mi cuerpo. Él no parece darse cuenta y cuando me levanta del suelo le clavo las uñas con todas mis fuerzas en la cara. Él empieza a gritar de dolor y me suelta el pelo para llevarse las manos a la cara. Aprovecho y salgo corriendo lo más rápido que me permiten mis piernas. No sé si me sigue o no, no me atrevo a mirar hacia atrás. Solo pienso en correr, correr y seguir corriendo.
Estoy a punto de llegar cuando un par de manos me agarran y me arrastran hacia un callejón.
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Espectro luminoso [PAUSADA]
Science FictionVega es una chica normal que acaba de mudarse a otra ciudad. Su vida da un giro de 360º cuando conoce a Eric, un chico atractivo y misterioso. En ese momento descubrirá secretos que desde el momento de su nacimiento se le han ocultado. ¿Quieres desc...