Capítulo 16

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Después de un buen rato abrazadas, mi madre se deshace de mi abrazo y me acaricia la cara. Se levanta sin decir nada y sube a su habitación. Supongo que debe de estar agotada. Recojo nuestras tazas y las dejo en el fregadero. Subo a mi habitación sin dejar de pensar en todo lo que me ha contado mi madre y en todo lo que todavía tengo que contarle yo.

Me tiro en mi cama y hundo mi cabeza bajo la almohada. Estoy a punto de dormirme cuando el sonido del móvil me trae de nuevo. Mañana es mi cumpleaños, he quedado con mis amigas para celebrarlo y ahora mismo están hablando animadamente sobre qué conjunto se van a poner. Pongo mi móvil en silencio y lo dejo en la mesilla de noche. Ahora mismo no tengo humor para pensar en eso.

Cuando me levanto siento la cabeza totalmente embotada. No sé a qué hora me habré dormido, pero me he dormido pensando en la conversación que tuve con mi madre.

Bajo hasta la cocina y compruebo que estoy sola en casa, mi madre ya debe de haberse ido a la panadería. Cojo unas pocas galletas del tarro y desayuno mientras practico con mis manos. Ahora ya soy capaz de encenderlas casi sin pensar y mucho más rápido. Y así paso la tarde de mi 17 cumpleaños.

- ¡Felicidades! – Mis amigas me reciben con un gran saludo cuando llego a la hamburguesería.

Ellas ya están sentadas en una mesa, me siento con ellas y empiezan a bombardearme con felicitaciones y regalos: una blusa, una falda, un pantalón corto, una colonia y un libro. Les doy las gracias y nos damos un buen abrazo de grupo. Las chicas empiezan a hablar emocionadas sobre nuestra noche de chicas y al final acaban pegándome su entusiasmo. Pago la cena y nos dirigimos hacia la discoteca. Una vez dentro la música nos envuelve y nos colocamos en una esquina para poder dejar nuestras bolsas encima de una mesa. Helena se acerca a mí con una gran sonrisa en su cara mientras me hace señas para que vaya a bailar. Le respondo con otra sonrisa y me acerco a ella. Las dos comenzamos a bailar al ritmo de la música y entonces percibo unas cuantas miradas masculinas hacia nuestra dirección. Las ignoro completamente y sigo bailando con mi amiga. De pronto noto como un par de manos me agarran de la cintura, antes de girarme miro a Helena que a quien quiera que está detrás de mí lo mira con desprecio. Me giro bruscamente, el chico que me estaba agarrando me mira con una sonrisa babosa mientras no deja de agarrarme. Le aparto las manos de un manotazo.

- ¿¡Pero qué te crees que estás haciendo!?

El chico frunce ligeramente el ceño pero luego me mira con una media sonrisa.

- Vamos, nena, no seas frígida. – Dice intentando volver a tocarme.

Lo empujo y le enseño con furia mi dedo corazón. Entonces otro chico lo agarra y es cuando veo a Leo diciéndole algo al oído. El chico suelta una sonrisita y se marcha.

- Vega, ¿y tú por aquí? No te había visto nunca. – Leo se acerca a mí con una de sus grandes sonrisas.

Yo todavía estoy de mal humor por encuentro de antes con ese tipo, pero me fuerzo a devolverle la sonrisa a Leo, al fin y al cabo él no ha tenido nada que ver.

- Es mi cumpleaños, he venido con algunas amigas. – Le digo mientras me giro hacia donde están ellas, con caras confusas.

- ¿Es tu cumpleaños? ¡Felicidades! – Leo me abraza efusivamente y no puedo evitar soltar una pequeña risa.

Le presento a mis amigas oficialmente, aunque se hayan visto en el instituto no se pararon a hablar nunca. Leo habla con ellas durante un buen rato, es un chico muy agradable y veo cómo María lo mira encandilada. Entonces percibo una mirada que me conozco muy bien. En la esquina opuesta de la discoteca se encuentra Eric mirando hacía mi dirección con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Trato de ignorarlo pero la reacción que tuvo mi madre ayer cuando él vino a traerme la mochila no para de rondarme en la cabeza. Tras una breve conversación, Leo se marcha, muy a pesar de María. Entonces todas la miramos con picardía.

Espectro luminoso [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora