Capítulo 11

16 3 0
                                    


Después de pagar la cuenta y de que Eric y yo hiciésemos un espectáculo sobre quién pagaba mi ensalada (que ha terminado por ser Eric), nos encontramos dando vueltas por la ciudad portuaria buscando algo que poder hacer los cuatro. Nos detenemos en frente de una sala de máquinas recreativas, por el momento es lo más interesante que nos hemos encontrado. Nada más entrar, Miriam agarra del brazo a Eric y lo lleva medio a rastras a una máquina multijugador. Mientras yo miro esa escena con la ira creciendo en mi interior. Es insoportable, siempre tiene que ser el centro de atención en todo y ahora intenta robarme a Eric. De pronto toda la ira se esfuma en un soplo de aire, ¿robarme a Eric?

- ¿Qué te parece este? – Dice Nando quien ha estado buscando algo que hacer.

Me doy la vuelta para ver a Nando de pie delante de una máquina que asemeja ser un jeep y en su interior se encuentran dos pistolas de plástico. Nos metemos dentro de la cabina e insertamos las monedas. Asemejando el motor de un coche se enciende la máquina y empieza el juego, que consiste en matar a una serie de bichos gigantes voladores mientras la máquina se mueve. Para sorpresa de ambos se me está dando especialmente bien, de hecho a Nando ya se le han acabado las vidas y a mí todavía me quedan dos. Estoy en un momento culmen de mi concentración y Nando me avisa por dónde me van a aparecer los siguientes bichos. De pronto una cabeza de ojos negros y pelo negro aparece por mi lado, lo que me despista y hacer que uno de esos bichos me quite una vida.

- ¡Eric! ¡Sal de aquí! – Digo mientras retomo el control del juego.

- Pero si no he hecho nada. – Se queja Eric, pero me hace caso y desaparece.

Después de eso ya no estoy tan concentrada, me siento un poco mal por hablarle así a Eric, al fin y al cabo él no ha hecho nada. Pero por otro lado, me siento molesta al ver cómo le sigue el juego a Miriam. Al final otro de esos bichos me propina un golpe por lo que termina la partida. Miro con orgullo la pantalla, he batido un récord y estoy en el puesto número 3.

- ¡Esa es mi Vega! – Dice Nando mientras me choca los cinco y me contagia su entusiasmo.

Salimos del simulador y un par de ojos negros me miran intensamente. Eric está justo en frente de mí con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Está haciendo un puchero. Cuando me acerco a él, se inclina y susurra en mi oído:

- ¿"Mi Vega"?

Me aparto un poco para mirarlo a los ojos pero él no cambia su expresión, entonces una sonrisa brota de mis labios y mi corazón se llena de ternura. Pero antes de que pueda decir nada, Miriam nos está llamando para que nos reunamos con ella, ha encontrado una mesa de billar para jugar los cuatro. Por una vez tengo que tragarme mi orgullo y reconocerle que es una buena idea. Por variar Miriam agarra a Eric cómo su pareja pero a la vez me sorprende que me esté dejando tanto tiempo con Nando, por lo general siempre lo apartaba de mi lado. Nando me tiende uno de los palos y la tiza que la restriego por la punta de éste. Les ha tocado al turno de Eric y Miriam para empezar la partida por lo que Miriam se inclina sobre la mesa pegando todo su cuerpo de una forma exagerada. Eric arquea las cejas por la sorpresa pero no deja de sonreír de oreja a oreja, mientras tanto yo lo fulmino con la mirada y Nando parece distraído. Por suerte, Miriam no mete ninguna de las bolas y es nuestro turno. Me coloco a un lado de la mesa para golpear a una bola rayada de color verde que ha quedado muy cerca del agujero. Me inclino sobre la mesa y mi camiseta hace lo mismo, dejando al descubierto mi pobre y cutre sujetador beige. Me recoloco y un par de ojos negros me miran con picardía mientras que los azules fingen que no se han dado cuenta de nada. Con manos torpes echo el cuello de la camiseta hacia la espalda para evitar que esto vuelva a suceder, pero Eric no deja de mirarme con una de sus sonrisas de medio lado por lo que me pone muy nerviosa y el calor sube hasta mis mejillas.

Espectro luminoso [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora