Capítulo 5

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Llevo más de media hora escogiendo la ropa que me voy a poner para quedar con Eric. Esta genial idea se le ha ocurrido a mi madre en un momento de inspiración. Aunque delante de mi madre no lo reconoceré, me siento eufórica. Mi madre dice que Eric es un buen chico, aunque parezca lo contrario, que si le doy una oportunidad veré que tiene razón. Yo ya sé que tiene razón, me ayudó cuando más lo necesitaba. Todavía no he podido hablar con él, en lo que llevamos de semana no ha aparecido por clase ningún día. Tampoco quiero hablar mucho del tema, ya bastante pienso en ello cuando estoy sola.

Cometí el error de decirles a mis amigas que esta tarde quedaba con él y ahora no paran de bombardearme a mensajes por nuestro grupo de WhatsApp. Eres una genio, Vega. Creo que no hace falta describir cómo se ha puesto Helena de histérica. Ha empezado a sacar sus propias conclusiones. Que seguro que era él quien le había pedido a mi madre lo de quedar, que no me lo quería decir directamente para no perder ese aire de tipo duro. Ya claro, no creo que a Eric le haga falta estar detrás de una chica, debe de tener por lo menos mil chicas detrás de él y yo no soy ninguna top model. Esto ha sido cosa de mi madre, el porqué no tengo ni idea.

Finalmente me decanto por unos jeggins, una camiseta de algodón verde y una chaqueta de punto color beige. Completo el conjunto con unas manoletinas del mismo color. Decido llevar el pelo suelto y me maquillo un poco, simplemente me he perfilado los ojos con un eyeliner color negro.

Antes de bajar miro mi móvil para comprobar que tiene la suficiente batería para aguantarme toda la tarde, me temo que lo necesitaré. Compruebo mis mensajes: 172 mensajes del grupo. ¡172! Los leeré luego, si eso.

Bajo las escaleras para ir a la cocina mientras espero que Eric venga a buscarme. Cuando sólo me quedan dos peldaños lo veo allí, sentado en mi sofá a sus anchas.

- ¿¡Qué estás haciendo aquí!? ¿¡Cómo has entrado!? - Digo mientras voy casi corriendo hacia él.

- Tu madre me ha dejado una llave. - Dice levantándola por encima de su cabeza.

- Sí claro, ¿quieres decirme de dónde la has sacado?

- Ya te lo he dicho, me la ha dado tu madre.

Me quedo callada mirándole directamente a los ojos, esperando una explicación más convincente.

- Si no me crees llámala. Adelante.- Se me queda mirando, desafiante.

Está tan confiado que debe de estar diciendo la verdad o es un mentiroso nato.

- ¿Es que está loca? - Digo después de un largo silencio.

Después tengo que hablar seriamente con mi madre, ¿cómo se le ocurre dejarle una llave a un desconocido? ¿Y si quiere matarme? Nada, aquí tan tranquilamente. Como en su casa, toma unas llaves para que entres cuando quieras.

Eric no responde pero me contesta encogiéndose de hombros.

- ¿Hace cuánto tiempo que estás aquí?

- Unos diez minutos.- Contesta mirando su reloj.

- ¿Y por qué no me has avisado de que entrabas? Mejor dicho, ¿por qué no has timbrado simplemente como se suponía que ibas a hacer? - Otra vez se encoge de hombros.

Suspiro y hago acopio de mi buena educación.

- ¿Quieres tomar algo?

- No. Vámonos, estoy harto de estar sentado. - Dice aupándose de un salto.

Eric como siempre va vestido de negro. Chupa de cuero negra, camiseta negra, pantalones negros, zapatos negros...Pelo negro, ojos negros.

- Vale, ¿a dónde vamos?

Espectro luminoso [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora