El mensaje de mi madre aclara todas mis dudas y hace crecer mi ansiedad. Sólo hay una razón para que mi madre me hubiese mandado esto y es que la hayan capturado. Me vuelvo sobre mi misma y percibo que Eric me mira con recelo. Sin decirle nada le enseño el mensaje. Eric frunce todavía más su ceño y me mira esperando mi respuesta.
- Tenemos que ir a buscarla. – Como temiéndose esa contestación, Eric suelta un suspiro y desvía la mirada al techo.
- Vega... - Empieza a decir pero le interrumpo.
- Tenemos que ir a buscarla. – Digo esta vez más firme. No voy a aceptar un no por respuesta.
- Nosotros somos sólo dos, Vega. Además tú estás débil, no puedes manejar el brillo. – Eric se acerca a mí y me agarra la cara con ambas manos.
- No me importa. – Clavo mi mirada en la suya para hacerle entender que voy totalmente en serio. – Me quieren a mí, ¿no? Si yo voy, soltarán a mi madre.
- No puedes estar hablando en serio. – Eric me mira casi con furia.
- Cla..
- No. – Eric me interrumpe y me suelta bruscamente. – No vas a hacerlo.
- Eso no lo tienes que decidir tú.
Eric suelta un bufido y se pasea nerviosamente de un lado a otro.
- Dime, ¿por qué se fue tu madre? ¿Para qué te dejó aquí?
- Para protegerme. – La seriedad abandona mi voz por un momento.
- Y tú quieres mandarlo todo a la mierda por un impulso.
- ¡No es un impulso! ¡Es mi madre, ellos la tienen! ¿Pretendes que me quede de brazos cruzados y dejar que se la lleven consigo? – Las lágrimas asoman en mis ojos.
- Entonces ve. Ve tú sola y os tendrán a las dos. ¿O acaso crees que sólo por presentarte donde quiera que estén, van a soltar a tu madre? No les durarías ni un segundo, Vega.
Las lágrimas comienzan a salir y yo me desplomo en el suelo. Tienen a mi madre y yo no puedo hacer nada por ella. En el último momento ella me envió un mensaje para advertirme. La han capturado y han visto que iba sola, probablemente vuelvan para buscarme. Eric se arrodilla frente a mí y me rodea con sus brazos.
- Ella es lo único que tengo. – Consigo decir con un hilo de voz.
Nunca he conocido a mi padre, ni a mis abuelos, ni si quiera sé si tengo tíos y primos. Siempre fuimos ella y yo y me la han arrebatado. Eric apoya mi cabeza sobre su pecho mientras me da suaves caricias en la espalda. No sé cuánto tiempo permanecemos así pero es lo único que puede aliviarme aunque sea sólo un poco.
A la hora de acostarnos, Eric y yo nos tumbamos en el sofá al igual que estas dos últimas noches. Interiormente ya me he despedido de él por lo menos unas doce veces. Tengo que ir a buscar a mi madre, no puedo abandonarla. No le he dicho nada a Eric porque sé que volveríamos a discutir y es probable que me encerrase en alguna habitación para evitar que yo salga. Eric se acurruca a mi lado y me envuelve firmemente entre sus brazos. Sin pensarlo le doy un beso cargado de sentimientos, que bailan entre la ternura y la desesperación. Esta es la última vez que voy a estar con él. Eric me devuelve el beso con fiereza y yo me dejo llevar ignorando el nudo que se forma en mi garganta.
Cuando Eric se queda dormido, empiezo a moverme bruscamente y hacer ruido para asegurarme de que no se despierta. No hay ninguna respuesta por su parte. Me levanto cuidadosamente del sofá, intentando hacer el mínimo movimiento. Eric está profundamente dormido con la boca ligeramente abierta. Lo arropo y le doy un último beso en la frente. Recojo una sudadera suya y me la pongo por encima de mi pijama. Espero que no se enfade mucho cuando vea que le he robado, pero tengo la necesidad de llevarlo conmigo, aunque sea sólo su olor en una prenda de ropa. Antes de salir echo un último vistazo a Eric, que sigue en la misma posición, una sonrisa de tristeza brota de mis labios y percibo como una lágrima rueda por mi mejilla. Antes de que me eche atrás, salgo por la puerta y la fuerte luz del pasillo me ciega por unos segundos. Cierro tras de mí la puerta con un ligero click y me dirijo precipitadamente al ascensor. Tengo que poner la mayor distancia posible. Cuando llega el ascensor pulso de manera impulsiva el botón de la planta baja sin dejar de mirar fijamente la puerta, rezando para que no se abra.
Las calles están desiertas, iluminadas tan sólo por la luz de las farolas y el silencio impuesto sólo se ve interrumpido con el sonido de los coches a lo lejos. Me subo la capucha para resguardarme del frío y comienzo a caminar con pasos acelerados. Dentro de mí hay un mar de emociones, por una parte me siento culpable por marcharme sin decirle nada a Eric, pero la otra parte es más fuerte y necesito ver a mi madre. Tan sólo verla, saber que está a salvo. No puedo dejar de imaginarme diversas situaciones que podría estar pasando por mi culpa. Camino con el corazón acelerado por el esfuerzo y por el nerviosismo de enfrentarme a lo desconocido. Camino por las calles principales evitando a toda costa los callejones oscuros, desde mi primer encuentro con aquel hombre trato de evitarlos a toda costa, no me traen buenos recuerdos. A medida que me voy alejando del centro de la ciudad, el silencio se hace mayor. Salvo por un grupo de chicos que están en un bar discutiendo acaloradamente. Pero entre todos los gritos no sé distinguir el motivo de la discusión. Estoy a apenas un par de calles de mi casa y mi corazón se dispara. Me detengo por un momento para tratar de tranquilizarme. Sé que mi casa es el primer lugar en el que buscarme, así que es muy probable que todavía estén allí. Respiro de manera audible intentando estabilizar mis pulsaciones pero a medida que pienso en el posible enfrentamiento empiezo a perder la poca valentía que pude reunir. Suelto un grito de frustración y sin pensar empiezo a caminar a zancadas. No hay vuelta atrás, ya no. Un fuerte rugido de motor se va acercando cada vez más a mí, un sonido que he terminado por conocer muy bien. Aumento el ritmo pero en apenas unos segundos Eric se cruza en mi camino subido en su enorme moto negra. Se acerca a mí con los ojos inyectados en cólera.
- ¿¡Pero qué estás haciendo!? – Sin dejar que responda, Eric me agarra de la cintura y me coloca encima de su moto.
- ¡No, para! ¡Tengo que hacerlo! ¡Tengo que ver a mi madre! – Intento sonar firme pero mi voz termina sonando desesperada.
- ¿¡No podías hacerme caso por una vez!? – Eric se gira bruscamente pero su mirada ya no veo la ira, sino que está llena de desesperación.
- Te he hecho caso un montón de veces. – Digo casi en un susurro.
Eric está a punto de decirme algo cuando una nueva voz le interrumpe.
- Buen trabajo, soldado J-73.
Un hombre alto y vestido con un traje oscuro está de pie frente a nosotros. Eric se pone firme, con ambas manos pegadas a su cuerpo.
- Capitán. – Dice con una ligera inclinación.
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Espectro luminoso [PAUSADA]
Science FictionVega es una chica normal que acaba de mudarse a otra ciudad. Su vida da un giro de 360º cuando conoce a Eric, un chico atractivo y misterioso. En ese momento descubrirá secretos que desde el momento de su nacimiento se le han ocultado. ¿Quieres desc...