Capítulo 14

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Después de nuestro incidente, Eric no ha aparecido por clase en toda una semana. ¿Era algo tan importante como para estar ausente tanto tiempo? Niego con la cabeza, no quiero pensar más en él. Durante toda la semana he estado pendiente de si lo volvía a ver y de qué estaría haciendo. Así que si quiere que no me meta en sus asuntos, entonces debería de dejar de pensar en él.

- Vega. – La voz de Leo interrumpe mis pensamientos.

Leo se sienta a mi otro lado en clase, es un chico bastante hablador.

- ¿Podemos compartir libro? Se me ha quedado en casa. – Leo me dedica una sonrisa dulce y me mira atentamente con sus ojos marrones.

- Claro.

Leo acerca su mesa y yo coloco el libro en el medio de los dos, qué escena más extraña. Muy similar a otra que tuve con aquel impresentable de ojos negros. Cuando terminamos de leer el texto que nos indicó la profesora, nos disponemos a hacer los ejercicios en absoluto silencio. Hasta que Leo me pregunta una duda sobre el contenido. En ese momento no dejamos de hablar el uno con el otro, comentando nuestras respuestas y pidiendo ayuda. Es muy fácil hablar con él, es muy atento y simpático. Cuando termina la clase ambos seguimos hablando.

- Entonces, ¿de dónde vienes?

- De Bedine.

- ¿En serio? Mi abuela vive en Badine. – Dice Leo con una amplia sonrisa – Todos los veranos paso un mes allí con ella. ¿Conoces a Pablo? – Al ver que lo miro pensativa, Leo hace una breve descripción. Al final lo reconozco como uno de los amigos de Nando. – Pues él es mi primo.

- El mundo es un pañuelo. – Digo riéndome – Es raro, nunca te he visto por allí.

- Ah, puede que sí. Yo antes no me parecía nada a cómo soy ahora. Antes estaba gordo como una ballena. – Bromea. Me cuesta bastante creerlo ya que ahora mismo, Leo está delgado y musculado. – En parte por eso dejé de ir a casa de mi abuela, cada vez que iba no dejaba de cebarme con comida. Así que mis padres me apuntaron a natación y resulta que me encanta. El verano pasado no me quedé mucho tiempo allí por temor a que mi abuela volviese a cebarme con comida.

Ambos nos reímos y me alegra mucho que Leo sea tan abierto y simpático conmigo para contarme estas cosas. De pronto quien estaba ignorando todo este tiempo aparece por la puerta como una exhalación y se coloca en el pupitre de al lado. Leo sigue contándome anécdotas sobre sus veranos en Bedine. Pero yo ya no estoy tan concentrada como antes en sus palabras, veo por el rabillo del ojo como un par de ojos negros no paran de mirarme con curiosidad. Me giro hasta darle totalmente la espalda y sigo la conversación de Leo.

- ¿Y has conseguido todo eso en un verano? – Digo totalmente fascinada.

- ¡Qué va! Me costó dos largo años. – Dice y puedo percibir cierto orgullo.

- Yo sería incapaz. Me gustan tan poco los deportes...

- Seguro que si vienes conmigo a natación te acabo por meter el gusanillo.

- ¿Otra vez liando a la gente para que vaya contigo a nadar? – Lidia se acerca a nosotros y se apoya en la mesa de Leo con una amplia sonrisa.

- Oye, no se lo digo a tanta gente. – Lidia le mira enarcando una ceja y todos nos reímos – Vale, pero es algo tan maravilloso que tengo que compartirlo con todo el mundo.

- ¿Habéis hecho ya el trabajo de inglés? – Dice desviando la atención sobre el tema.

- No. – Contesta Leo con toda sinceridad.

Espectro luminoso [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora