Capítulo 4: El Funeral

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A pesar de ser un día tan terrible para mi y mi familia, el sol brillaba sin ni una sola nube en el cielo y el clima era casi calido.

-Sientate Louis -Le exigí mientras ataba los cordones de sus zapatos.

-A donde vamos? -Pregunto sin dejar de mover sus piecitos en el aire.

-Tu vas a ir con la tia Alya mientras mami se despide de tu abuelo -Respondí limpiando las lagrimas que me resbalaron por las mejillas antes de que él las viera.

-Pero quiero ir -Se quejó.

Me puse recta y le coloque las manos a cada lado de sus mejillas. Su labio inferior comenzaba a temblar y se le llenaron los ojos de lagrimas.

-Louis, no puedes venir -Le dije suavemente -Eres muy pequeño para ésto, si te comportas prometo llevarte a comer helado mas tarde. Por favor  no llores o me haras llorar.

El miro hacia abajo y se cruzo de brazos molesto pero no solto ni una sola lagrima. Alguien toco la puerta y, junte mi bolso, levante a Louis y abrí la puerta para encontrarme con Alya.
No esperó ni un minuto para abrazarme fuertemente, apretando a Louis entre ambas.

-Realmente lo siento -Murmuró y depósito un beso en mi mejilla y en la cabeza rubia de mi hijo.

Caminamos en silencio por el pasillo hasta salir del edificio, en el auto estaba Nino mirando su teléfono con una mano sobre el volante.
Cuando entramos al auto él se dio la vuelta y rápidamente sus ojos se depositaron en el pequeño rubio que se encontraba en mi regazo.

-Hola -Dijo con una media sonrisa -Así que él es Louis...-Asentí -Y lo estas cuidando? -Cuando me preguntó eso Alya lo miró como si fuera un idiota.

-No, torpe -Dijo chasqueando la lengua -Es su hijo.

Me miro a mi y luego a Louis, una y otra vez como esperando que le dijera lo contrario.

-Cuantos años tiene? -Pregunto sorprendido.

-Cuatro -Respondió él sonriendo mientras mostraba cuatro dedos de su manito.

-No es el momento de hablar de esto, Nino -Alya le dio un golpecito en el brazo para que comenzara a manejar.

(...)

Ya hace alrededor de tres horas que habia llegado el funeral y había bastante gente. Yo me encargué de preguntarle a cada uno si necesitaba algo pero la unica respuesta que obtenía era un abrazo y la típica frase de "Ahora esta en un mejor lugar" o "Lo siento tanto".
Me senté en el sofa junto a mi madre que tenia la mirada perdida y unas bolsas violetas debajo de los ojos.

-Quieres que te traiga un café? -Pregunté tomando una de sus manos.

-Por favor -Respondió dandome una sonrisa forzada.

Agradecí un momento la oportunidad de salir de ese lugar, me hacia falta aire fresco y en las calles el sol se habia comenzado a ocultar y el dia cálido se volvió un atardecer frío.

-Un café, por favor -Pedí en el pequeño puesto  de enfrente.

El chico asintió y se volteó para prepararlo, mientras tanto me di la vuelta y observé de brazos cruzados a la gente que pasaba, los faroles que comenzaban a encenderse y el ruido del transporte.

-Marinette? -Aquélla voz me congeló la sangre. Podía sentir sus ojos clavados en mí pero no me atrevía a mirarlos -Vaya que ha pasado mucho tiempo.

Cuando se colocó frente a mi, me atreví a levantar los ojos hacia él. Su presencia me dejo sin aliento, estaba mucho mas guapo que lo que habia sido en el pasado. Su cabello cortó, era mas alto y tenia esa estupida bufanda que le habia regalado en uno de sus cumpleaños.
No lo veia desde hacia años, para ser especificos desde ese dia en la biblioteca.

Dura Soledad - MariChatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora