Dura Soledad - MariChat

Capitulo 48: Primeros pasos

-Tu padre esta libre, Agreste -Me dijo murmurando cerca mío pero mis ojos se hallaban clavados en el pequeño rubio que estaba sentado en la mesa en completo silencio cabizbajo, retorciendo sus manos -Pero aun hay algunos asuntos que resolver en la comisaria asi que debo irme a... -Lo tomé del brazo con demasiada fuerza.

-¿Te vas? -Comenzaba a entrar en pánico -¿Que se supone que haga?¿Que debo decirle?

-Adrien, él ya sabe que eres su padre -Dijo con un suspiro -Ahora solo falta que cada uno diga que ya lo saben y problema resuelto...

-¿Que le digo de Marinette? -Su mirada se volvió seria y preocupada.

-Aun no digas nada, ¿Oíste? -Ahora él me sujetó el brazo y lo apretó -Tiene cuatro años no te atrevas a decirle que su madre esta en coma...

Sin mas que esa advertencia me soltó y salió del apartamento caminando como si nada hubiera sucedido.

-Bien... -Me acerqué un poco a él pero aun no me atrevía a mirarlo -¿Que te parece si...

-¿Donde esta mi mamá? -Preguntó sin rodeos con la voz ronca, sin levantar la vista.

-Tu... Tu mamá... Ahh... Ella esta ocupada... Tiene quee... Hacer cosas... -Y asi es como de pronto el pequeño rubio comenzó a llorar.

-La... La extraño...-Hipeo de pronto -Quiero verla...

«Ya basta Agreste, asume las cosas de una vez »Pensé y luego de un largo suspiro me acerqué al niño y deposite una mano temblorosa en su espalda.

-No llores, Louis... -Pedí provocando que su humor empeorase -Tu mamá tambien te extraña mucho.

-¿Entonces por que me dejó con esos hombres? -La rabia se arremolinaba dentro mío al pensar en lo que el pequeño había pasado.

-¿Alguien te hizo algo? -Negó con la cabeza y soltó un balbuceo.

El llanto comenzó a intensificarse con los segundos haciendo que tambien creciera mi desesperación. No había una Marinette que lo abrazase y solucionara las cosas con rapidez, solo había un imbecil sin idea de como lidiar con un infante.

-¡Ya basta, Louis! -Exclamé con impaciencia -Tu madre esta bien y tu tambien lo estas asi que no tienes por que llorar...

Me miró e intentó contener las lagrimas pero por la manera en que temblaba su labio sabia que explotaría en cualquier momento y seria mucho peor que antes.

Antes de que lo hiciera simplemente lo envolví en mis brazos y lo apretujé intentando que tuviera el mismo resultado que los abrazos de su madre pero su llanto salió de todas maneras, con la diferencia que se aferró a mi y me abrazó con fuerza.

-Ya... -Murmuré con un nudo en la garganta que crecía cada vez mas -Tu mami va a regresar muy pronto y todo será como antes.

Le llevó unos cuantos minutos cesar su llanto hasta que se convirtió en suaves sollozos temblorosos.

-Hagamos algo -Propuse alejándome un poco de él -En lo que tu madre le lleva regresar, ¿Por que no le escribes todo lo que haces? Las buenas notas, las cosas divertidas que haremos... Y lo molesto que es tener un padre... -Pude sentir a Plagg removerse dentro del bolsillo por la sorpresa.

Si, lo había soltado muy de pronto pero no sabia como decirle que lo sabia y quería que ese peso, que se había insertado dentro mío desde el minuto en que lo supe, se fuera una vez por todas.

Ambos quedamos en silencio mirándonos fijamente con la sorpresa en los dos rostros.

-No voy a vivir contigo -De pronto sus cejas se retorcieron hasta formar aquel seño fruncido del enfado -Le prometí a mami que no la dejaría.