Los Cuatro Elementos

Prólogo

— comencemos con el juicio en contra de Luna, la gran maestra del agua.

— eres acusada por traición al Reino da água y por matar a Bia, la princesa del agua.

Luna: por más que lo niegue no me creerán.

— ¿Entonces te declaras culpable?

Luna: muy pronto todos se arrepentirán de esta guerra. Y me escucharán.

Reina: por traicionar al Reino da água y matar a mi hija, te condeno a muerte.

Luna: quiero ver como lo intentan.

(...)

Rey: ¿Así que me traicionas? Tú, primogénito y heredero.

Manuel: no era mi intención – decía con la cabeza gacha –. Lo siento, padre.

Rey: ¿Lo sientes? ¿Desde cuándo mi hijo siente algo? Nosotros somos gente que vive sin remordimiento alguno, ¿Qué te ha hecho esa muchacha?

Manuel: yo la amo.

Rey: quedas desterrado de mi reino y antes que te vayas con esa muchacha, ella ya está muerta.

Manuel: ¿Qué? – la chica de a lado también estaba sorprendida. El chico comenzó a llorar –. No es cierto, ¡No puede ser cierto!

Sol: tranquilo Manuel.

Rey: y en cuanto a ti, Sol, maestra del fuego. Serás llevada al calabozo donde pasarás toda tu vida por haber traicionado a tu reino.

Sol: yo no traicioné a nadie.

Rey: has sido vista en el Reino da água, ¿Me dirás qué no eres tú?

Ella se quedó callada.

Sol: vete Manuel, antes de que tu padre se arrepienta.

Manuel: no puedo dejarte aquí.

Rey: haz lo que ella te dice, podría cambiar de opinión en cualquier momento.

El chico salió del Reino de fogo, bajo los murmuros de todos con los que se cruzaba. Al salir de su reino de encontró con sus amigos, Jonh y Celeste.

Celeste: ¿Te enteraste? – decía con los ojos llorosos –. Bia murió al huir.

Manuel: si, lo hizo mi padre. Juro que la vengaré.

★★★ 3 años después ★★★

POV Isabela
Un nuevo día. Me levanto apagando la alarma y mirando la cama de a lado. Ahí dormía mi prima Chiara y parecía que como todos los días, sería imposible levantarla. 

Isabela: Chiara – la moví – ya levántate. Mi tía va a venir en unos minutos.

Chiara: ella nunca se enoja, déjame dormir – reí.

Isabela: vamos... ¡Un ataque de agua!

Se levantó rápidamente y yo comencé a reír.

Chiara: ¿Qué te pasa? Sabes lo malo que son esos ataques, como los de fuego.

Isabela: si lo sé, cualquiera de nosotros podría morir.

Chiara: entonces ya no juegues con ello.

Comenzamos a escuchar los gritos de mi tía y bajamos lo más rápido posible para comenzar a servir las mesas de la cafetería.