De vuelta en "casa"

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Leoku nos llevó hasta el último piso del edificio.

Raphael y Donnatello ya habían despertado. Al principio no sabían que había pasado pero Raphael no dudó en dar pelea a los ayudantes de Leoku que acabaron inyectandole tranquilizantes.

El maestro yacía sentado en medio del dojo como siempre. En cuanto nos vio su rostro se obscurecio.

- Tamiko- dijo.

Se levantó y me extendió los brazos.

Lo miré fijamente.

- Ahórrate las cortesías- dije.

- ¿Ya olvidaste que este es tu hogar?- dijo.

- Este nunca fue mi hogar. Tú me secuestraste-.

- Ay Tamiko- dijo fingiendo que lo hería- Me hiere tu comportamiento de los últimos días, yo te di todo lo que necesitabas, te di una vida de lujos y lo único que tenías que hacer era serme leal-.

- ¿Lujos?...¿¡¿LUJOS?- grité- ¡¡¿COMER 3 VECES AL DIA LO CONSIDERAS UN LUJO!!!?- grité, me solté de los que me aprendían y me puse en frente de él- Yo no necesito nada de esto-.

- ¿Ah, no? ¿Entonces por qué aceptaste el trabajo?, Si no necesitabas nada de esto ¿por que viniste y aceptaste?- dijo.

Me quedé callada.

Recordé por que estaba allí, mis hermanos y demostrar que podía hallar un empleo.

Todo esto por un empleo.

- Ya veo- dijo- aún así, yo no olvido lo que hiciste. Me traicionaste y lo pagarás caro. Llevenselos- les dijo a sus ayudantes.

Nos llevaron a un tipo de cuarto que solo tenía una puerta y un foco, y nos quitaron nuestras armas. Allí es donde en tiempo pasado había estado la silla en la que me convirtieron en mutante.

Nos echaron allí y cerraron la puerta con llave.

Me fui a un rincón en el fondo y me senté. Cerré los ojos y deseé nunca haber aceptado el empleo.

La Historia De Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora