Capítulo 20: "Antaño"

838 86 7
                                    

 Cerca de las tres de la mañana, Naruto seguía varado en la estación de policía con sus abogados, Itachi y Asuma presentes, mientras todo el cuerpo policiaco delimitaba su siguiente paso. Incluso él lo sabía, lo próximo que harían sería montar muy bien el caso con el fiscal para tener fecha de juicio lo más pronto posible. Ahora ya nada bastaba, todos ya habían asumido los hechos que la evidencia revelaba. Sólo faltaba lo más importante. ¿Qué le hizo a Sasuke? ¿Dónde está?
Dentro de todo esto, Itachi no podía hacerse a la idea de que eso en verdad estaba sucediendo, algo en su corazón le decía que Naruto no era culpable, lo podía ver, y para ello podía remontarse a hace muchos años atrás.
Los padres de Sasuke e Itachi desde que entraron al gremio del espectáculo, habían contado con fama, dinero, éxito y fortuna. Lograron construir un terreno firme y sólido para que sus hijos crecieran sin que nada les faltara y con las oportunidades en las manos para cuando el momento llegara. Pero como es bien sabido, mantenerse para siempre en lo más alto de ese estricto gremio para la mayoría de los artistas, por más reconocidos que sean, es casi imposible. Las épocas cambian, los tiempos van y vienen, y para todos aquellos que no pueden acoplarse a las exigencias que aparecen día con día, significa la culminación de sus carreras. Así como en algún momento sus carreras subieron como espuma del mejor champagne, la caída de estas en picada de la manera más efímera posible, puede volver loco a cualquiera. En el caso de los padres de los chicos, esa caída los golpeó lo suficiente como para saberse casi en bancarrota.
Fue que por ello, el gran Fugaku Uchiha se vio en la necesidad de pedirle en reiteradas ocasiones, dinero prestado a su único y verdadero amigo, capaz de ver más allá de lo que la gente normal haría. Minato Uzumaki.
Minato era un hombre leal, con principios y valores, que abogaba por la justicia y por las buenas obras con aquellas personas que realmente lo necesitaran. Tenía un hijo, que nombró como Naruto, en voz de que su esposa falleció al dar a luz, no sin antes comentarle su último deseo, el cual radicaba en darle ese nombre al niño.
El hombre de unos treinta y cincos años en aquel entonces, viudo y con el muchacho en brazos, era dueño de una de las empresas más importantes del país, y que al mantenerse a flote, el hijo primogénito tenía un buen futuro por delante.
Cuando se enteró de la situación a viva voz por Fugaku, no dudó en ayudarlo cada vez que en verdad lo necesitara. El tiempo pasó, tanto Naruto como Itachi fueron creciendo, así como los problemas de la familia Uchiha. En un intento desesperado tanto Mikoto su madre, como Fugaku, buscaron por todos lados a alguien que se interesara por su hijo mayor, Itachi. Algún busca talentos, alguna actividad en la que pudiera incursionar en el medio del espectáculo. Algo, alguien que se apiadara para que Itachi entrara... era la última salvación para la familia. Y entonces Jiraiya apareció. Tal vez la mayoría supuso que se tratase de algún favor por acciones del pasado, por lástima o sólo para no dejarlos morir en la calle, el hombre en cuestión tomó al chico en su regazo y le enseño todo lo necesario para convertirlo años después en uno de los cantantes más famosos del país.
Pero antes de que eso ocurriera, tuvieron que pasar una serie de cosas antes. Entre ellas, el último día que Fugaku habló con Minato en su oficina.
Si bien en esa ocasión no iba para pedirle un préstamo ni mucho menos, lo quería hacer partícipe de una buena noticia. Tanto él como su esposa fueron llamados por un viejo amigo, con el cuál firmaron un contrato por dos años para hacer una gira mundial, lo cual marcaría una gran luz de esperanza para resolver todas sus deudas, incluidas las que tenía con el mismo Minato. Ese mismo día Fugaku no iba solo, sino iba acompañado de su hijo Itachi, el cual también para ese momento ya había firmado con su primera disquera para lanzar el primer sencillo que promovería la imagen del chico para con la sociedad.
Mientras entraban a la oficina de Minato, Itachi lo vio, o tal vez Naruto lo vio a él. Las miradas se cruzaron, el negro con el azul se mezclaron y el indescriptible clic se hizo presente.
A pesar de que la plática entre sus padres fue corta, en cuanto salieron del lugar, no dejaron de observarse. El tiempo se detuvo, no existió más, y a pesar de que no sabían que volverían a verse, el momento no se los podría arrebatar nadie.
Y al pasar un mes, con la muerte de los padres de Itachi en boca de todos, y los problemas generados a partir de lo sucedido, tanto Minato como Jiraiya tuvieron que intervenir por los chicos Uchiha, a pesar de que incluso desde ahí, Sasuke no era tomado en cuenta, ni avisado de la situación, ni toma de responsabilidad de ninguna índole, pues su hermano se encargaba de todo. Incluso de ayudarle a abrirse camino en la actuación al mandarlo a la escuela que encabezaba Orochimaru y el cuál, estaba dispuesto a ayudarles en todo lo que pudiera.
Ese suceso dio pie a que Naruto, pudiera conocer mejor a aquel chico del que se sintió realmente atraído por primera vez. Lo que empezó como una plática casual, como un pañuelo de lágrimas para Itachi, un apoyo incondicional, se fue convirtiendo en un cariño un tanto más especial, más intenso, más apasionado... a tal grado que al formalizar pareciera que fueran a durar mucho tiempo.
Emocionalmente para ambos, era una bendición el tenerse, pero como cualquier historia, conforme el tiempo pasó, el cuento de hadas para Itachi se acabó. Si bien, en parte era porque ahora tenía mucho menos tiempo libre y requería de ir de gira en gira; notó el cambio en Naruto.
Nadie nunca negará que es buena persona, pero en el fondo es un verdadero peligro. No es un simple patán que se acuesta con todos por diversión de una noche. Es alguien que se cansa de estar en una relación estable. Alguien que requiere de estar con más personas a la vez, incluso se podría decir que es un problema psicológico, una condición. De cualquier modo Itachi lo sabía y lo aceptaba, pero aun así en ocasiones le molestaba su comportamiento errático y poco responsable. Ciertamente utilizó esa debilidad de Naruto para poder alejarse, terminando con él de tajo, y viendo la oportunidad de ayudar a su hermano un poco más.
Inicialmente el mayor de los Uchiha, una vez que terminó con el rubio, buscaba en él que le ayudara a su hermano menor, necesitaba un pequeño empujoncito, alguien que se interesara en él. Sólo eso, más nunca esperó ver a Naruto de ese modo. El aeropuerto fue una planeación que parecía casualidad para engañar a Sasuke, para su propio bien.
Pero, ¿Cuándo pudo haber esperado que su hermanito se enamorara tan perdidamente de él? Además el rubio no se veía mal, al contrario, se notaba tan diferente que por un momento a Itachi se le hizo buena idea lo que estaba sucediendo; principalmente porque tenía la esperanza y el sueño de que tal vez con su pequeño hermano, Naruto reconsiderara las cosas y olvidara todas sus viejas manías. Y claro que fue así, al menos por un tiempo.
Aunque nunca pensó que por su culpa, por su estúpido desliz, por una tontería, terminara arruinándole la vida a su hermano posiblemente para siempre.
Después del término de una de las giras más importantes de su vida a nivel mundial, Itachi terminó en su cuarto de hotel; solo, borracho y con una dosis alta de cocaína mezclada con clonazepam. La depresión estaba terminando con él. Durante todo ese tiempo, desde que sus padres murieron, intentó a marchas forzadas salir adelante; puede que Orochimaru y Jiraiya nunca dejaran de brindar su ayuda, pero la soledad, el fingir que todo estaba bien; la sensación de vacío que le provocaba llegar a la cima sin tener a nadie. Luchar por su hermano a lo lejos, sin ni siquiera poder estar con él. Sin estar con alguien que lo quisiera lo suficiente como para no dejarlo ir nunca.
Esa noche no podía pensar. No quería estar solo. Dentro de su ensoñación por los narcóticos ingeridos tomó su celular y llamó a toda su lista de contactos; naturalmente nadie contestó. Pasó un rato, cuando vio el reloj, notó que las manecillas marcaban las seis de la mañana, ¿se quedó dormido? Quién sabe, a nadie le importaba. De repente, se dio cuenta que le había faltado por marcar el último contacto que aparecía en su lista, y debido a la resaca que comenzaba a surtir efecto, agregado al mareo de las pastillas, llamó esperando a que la otra línea contestara.
-¿Diga? –Al otro lado del teléfono, un chico adormilado contestaba-
-¿Te he despertado? –Preguntaba arrastrando las palabras-
-¿Estás bien Itachi? –El chico preguntaba con preocupación, ¿sigues en la ciudad?
-Quisiera quedarme para siempre... -susurraba a la par que su estado se tornaba peligrosamente sentimental- hace mucho que no me siento... tan solo...
-¿En qué hotel estás? –El chico de cabellos amarillos se levantaba de su cama y se ponía algo de ropa que tenía tirada en el suelo- ¿necesitas que vaya por ti?
-Necesito verte.... –El mayor de los Uchiha comenzaba a derramar lágrimas sobre la mesa con rastros aun de la droga y alcohol vertido en ella-
-Voy por ti, ¿cuál es el hotel?
-Naruto –interrumpía estrepitosamente- me alegra mucho que seas feliz con Sasuke...
-Itachi... ¿has estado bebiendo de nuevo?
-A veces quisiera... que no se hubieran conocido... -ahora el mayor era interrumpido por el de ojos azules-
-¿Qué tomaste? Itachi... ¿te metiste drogas? –esta vez sonaba mucho más alarmado-
-Iré a verte... estás en casa de mi hermano, ¿no es así? –el joven como pudo se levantaba y sin tomar nada más que su cartera, se lanzó sobre la puerta de entrada y la cerró tras de sí
-Tú no puedes...
-Quédate ahí –interrumpía de manera sosa y enseguida se abalanzó sobre el elevador- pediré un taxi, no te preocupes –le mencionó con sorna. Si bien generalmente Itachi era la voz de la razón; en ese tiempo se había envuelto en una serie de escándalos, excesos y denervación de todo lo que se refería al control y responsabilidad con los que siempre había cargado.
Después de conocerse durante tanto tiempo, Naruto estaba consciente de que Itachi estaba mal porque sus giras siempre pedían mucho de él, y ciertamente la vida dentro del medio si no la sabes controlar termina matándote, y no era la excepción. Además como siempre, cargaba solo con todos los problemas de la vida, incluido Sasuke. Aunque no le pesara porque se trataba de su hermano, el intentar cuidarlo, haciendo lo mejor posible desde las sombras le costaba, mucho... y era algo que Naruto sabía.
Puede que Sasuke no estuviera enterado del vínculo que tenían entre ellos, pero en teoría todo estaba claro para ambos y no pasaban de una estrecha amistad después de haber compartido todo lo que compartieron un día.
Sabiendo cómo se regía Itachi, dado que no era la primera vez que hacía eso, decidió esperarlo en casa; de cualquier modo su hermano pequeño seguía de viaje por trabajo, por lo que no debería haber problema alguno.
Pero cuando el mayor de los Uchiha llegó, con sumo cuidado Naruto lo metió a la casa, rogando a dios que ningún paparazzi lo hubiera captado en vivo. Ciertamente se encontraba muy mal. El sudor corría por su cuerpo, comenzaba a temblar por el efecto secundario de las drogas que había tomado, y se encontraba alucinando. A pesar de que Naruto sabía que no era bueno estar con él cuando se encontraba de ese modo, simplemente no podía sacarlo a la calle o mandarlo de nuevo a su hotel. No en ese estado.
Mientras le trataba de servir un vaso de agua y buscar en internet que podría hacer como para bajarle los estragos de su cóctel, Itachi se abalanzó sobre él. Cuando eso sucedió, fue como si Naruto despertara su viejo yo... ese que conoció a Itachi y con el que se enamoró. Ese que había ocultado para con Sasuke... todo lo bueno que había avanzado lo retrocedió con su ayuda.
Simplemente un abrazo por la espalda del mayor de los Uchiha bastó para hacerlo despertar de nuevo.
-Itachi, ¿qué haces? –Le hablaba tratando de quitárselo de encima- si Sasuke llega, tú...
-No vendrá... -sonreía de manera lasciva- ¿A caso no me extrañas tanto como yo a ti?
-Estás mal... -trataba de sentarlo en el sillón- piensa en tu hermano...
-¿De verdad piensas en él? ¿Alguien como tú realmente puede amar a otra persona? Pensé que sólo te divertirías con él
-¿Cómo tú hiciste conmigo? –Lo miraba con enojo- deja de decir cosas como esas... estás, incomodándome... -en ese instante el mayor se colocó de nuevo en pie, y jalándolo del cuello contra la pared lo sujetó con fuerza de las muñecas-
-¿No querrás decir, cómo tú hiciste conmigo? –El hombre acercaba sus labios al de ojos azules para luego besarlo. A pesar de que al principio Naruto puso resistencia, al cabo de unos diez segundos su verdadero yo salió a la luz.
No fue hasta que cerca de las diez de la mañana de ese día, fue que Sasuke los encontró.
Itachi seguía tan mal, que ni siquiera comprendía lo que había sucedido; mientras que a Naruto, ciertamente no le importó, dado que erróneamente pensó, que como hermanos, deberían de ser más parecidos que dos gotas de agua.
Conforme los años se acercaron al triste presente las cosas fueron cambiando, a pesar de que Naruto parecía solo haber fingido en cambiar esa actitud promiscua con la que aun cargaba; Itachi sabía muy bien que no pudo haber hecho eso. Era imposible...
Y sin embargo ahí estaba, en la sala de interrogatorios, asustado, con la mente hecha añicos, llorando, aterrado, completamente confundido de no saber qué hacer o qué iba a pasar.
Trascurrieron las horas, lo suficiente como para que la gente del staff fuera llamada de nuevo para confirmar sus declaraciones. Naturalmente no era de su agrado compartir si quiera la misma habitación con el rubio; por lo que los pleitos no tardaron en llegar.
De momento tanto los directores como Karin y Sai se encontraban en la sala de espera mientras sacaban a Naruto de la de interrogatorio. Lo sentaron al lado de ellos, y sin decirle nada solo le dedicaron una mirada.
La primera en ser llamada fue Karin, dejando un silencio sepulcral con los hombres que solo la veían entrar a aquella fúnebre habitación.
-¿Qué piensas hacer Naruto? –Sai le hablaba directamente, se encontraba sentado frente a él. Ante la pregunta lanzada en un tono tosco, prefirió hacer caso omiso a la pregunta-
-No necesitas saber eso Sai –Jiraiya intervenía en la plática o de lo contrario los chicos seguramente se agarrarían a golpes ahí mismo. Lo veía venir, especialmente por lo que Orochimaru le contó-
-¿A caso no merecemos respuestas? –El chico de cabello negro respondió abruptamente-
-¿Por qué te interesaría tanto a ti? –El rubio contestaba de la misma forma- estoy harto que todos se metan en nuestra vida como si de verdad les debiéramos algo. No les importa en lo más mínimo. Hay una diferencia abismal entre intentar ayudar, a sólo buscar a quién echarle la culpa para sanar la suya por no haberse tomado enserio lo que les dije el día que desapareció
-Naruto, no digas esas cosas, Jiraiya y yo siempre hemos estado en la mejor disposición y no creemos en nada diferente a lo que tú piensas –Orochimaru fungía de intermediario en la discusión-
-Entonces, explícame por qué le interesa tanto a este idiota saber cosas que no le incumben... ¿A caso no se odian a muerte? –Al escuchar eso, Orochimaru solo optó por bajar la mirada. No tenía el valor de decir la verdad; mucho menos porque no era el momento para hacerlo, así como que no era quién para decirlo. Aunque ciertamente a Sai no fue que le importara en lo más mínimo-
-¿Qué? ¿Sasuke no tuvo tiempo si quiera de decírtelo? –Hablaba de manera venenosa-
-¡Sai¡ -Jiraiya lo interrumpía- no tienes que estar divulgando estas cosas...
-¿De qué están hablando? –Naruto se notaba algo aturdido, aunque en el fondo ya sabía de qué se trataba, de cualquier forma Sasuke se lo hizo saber antes-
-Así que no... -sonreía abiertamente- supongo que lo mantenía tan entretenido como para que ya no quisiera hablar contigo de lo cansado que lo dejaba... –en ese instante el rubio se paró de su lugar, cosa que Sai imitó para ponerse frente a frente. Naruto con un empujón lo lanzó hacia atrás para que los directores de la película se metieran entre ellos, tratando de evitar la pelea-
-No entiendo de qué estás hablando, maldito imbécil...
-¿De verdad no? es una lástima, yo pensaba que sí... pero está bien –lo miraba como si quisiera retarlo- desde hace mucho tiempo...
-¡Sai, no¡ -Orochimaru le gritó cosa que el chico en cuestión omitió olímpicamente-
-Mientras tú te tirabas a Gaara, Sakura y a toda tu oficina... ¿sí sabes cómo dejabas de mal a Sasuke no es cierto? Porque mientras cuando tu pensabas que él no se daba cuenta de nada, y que podías engañarlo en sus narices...
El corría al teatro a llorarle a todo el mundo. Quién mejor que Karin, o el mismísimo director... todos sabíamos lo mal que la pasaba por tu culpa. Y sin embargo –ahora su mirada cambiaba a una de enojo, mucha ira, desprecio, odio...- insistía en que te amaba...
¿Sabes lo difícil que es, ver a la persona que amas en ese estado? –Hablaba fuerte para que todo el departamento escuchara- ¿sabes lo que se siente un amor no correspondido? ¿Qué por más que te acerques no logres nunca nada? ¿Qué jamás se fije en ti, porque no deja de pensar en la persona que supuestamente ama, cuando esa basura no siente ni vergüenza de lo que le está haciendo? ¿Tienes una idea de lo que era para mí ver como se destruía por tu culpa? ¿Cómo dejaba de ser él mismo por tu culpa? ¿Todos sus intentos fallidos para llamar de manera desesperada tu atención? ¿Para asegurarse de que no buscaras diversión en otra cama?
¡¿Sabes lo qué es eso Naruto?¡ ¡Sasuke estaba desesperado por tu culpa¡ y en lugar de hacer algo, preferiste darle la espalda mientras te seguís tirando a toda tu oficina....
¡Basta chicos¡ -Jiraiya se ponía en medio, en vista de que el rubio estaba preparándose para darle un golpe al otro- ciertamente no sabía a quién darle la razón, pero no es que pudiera hacerlo... tenía que tranquilizarlos o los sacarían del lugar, sino era que primero la policía los encerrara y terminara aun peor-
-Nunca le diste su lugar a Sasuke, jamás lo valoraste, y ahora vienes con nosotros a intentar darnos lástima de tu pérdida... ¿cómo te atreves? Después de todo lo que le hiciste...
-Es suficiente... -dictaba Orochimaru- será mejor que esperemos en otro lugar –tomaba del brazo al de pelo negro para alejarlo de ahí, mientras que Naruto lo miraba con suma culpa. Sabía que todas las cosas dolorosas que le lanzaba el otro chico eran ciertas, simplemente no podía replicar a eso-
-Por eso lo hizo.... –El chico de nuevo buscaba pelea. No se iría de ahí hasta hacer que Naruto se volviera realmente loco-
-¿Qué? –Contestó a secas-
-Tú sabes lo que hizo –sonreía de manera burlona- se cansó de esperarte, de estar a tus expectativas... necesitaba respirar, sentirse vivo de nuevo, sentirse que valía algo, después de que tú le hiciste pensar que no valía nada...
-Cállate Sai –el chico rubio apretaba los puños con fuerza. Sabía lo que iba a decir, pero no quería escucharlo, ya no-
-Pero entonces, le ofrecí una oportunidad. Un escape de emergencia. Algo que lo hiciera sentirse de nuevo como él mismo; algo que le ayudara a recuperar su seguridad, su confianza en sí mismo... su atractivo... que volviera a respirar después de que tú lo ahogaste por tanto tiempo...
-No sigas.... –el rubio murmuraba-
-Estoy seguro de que ya ni siquiera tienes idea, de cuantos lunares tiene en total, ¿verdad? –En ese momento Naruto se le abalanzó encima. Entre lágrimas, hacía uso de todo su lenguaje grosero y soso para atacar al que tenía por debajo de su cuerpo y sin dejarlo de golpear se decía así mismo una y otra vez que eso no era cierto.
Los directores trataban de separarlos, pero Naruto tomó una fuerza bestial lo suficientemente resistente como para que no lo lograran. Mientras tanto, Sai seguía alimentando su furia-
-Seguramente ahora entenderás por qué siempre estaba cansado, por qué se reía de la nada... por qué de repente empezó a sonreír de nuevo... y mientras tú estabas en tú oficina haciendo trabajo, yo estaba en tu casa, tirándome a Sasuke tan duro como a él le gusta...
-¡Cállate¡ -El chico comenzó a lanzar la cabeza de Sai que tenía entre sus manos contra el concreto del suelo, tan duro que le estaba sacando sangre por la nariz- sólo cállate.... –Naruto tenía una rabieta tan grande, que sólo entre cuatro policías lograron quitarlo de encima-
-Ahora... sabes lo que se siente –atinó a decirle antes de que los separaran- ¿ahora lo entiendes? –Después de escuchar eso, fue llevado a otra sala para ser regañado por Asuma e Itachi.
Al menos ahora la policía tenía el pretexto perfecto para encerrarlo desde esa noche.
Sasuke se encontraba en el piso de la sala, pensando.
El ya conocía toda la historia, de inicio a final. Después de la plática con Itachi durante las grabaciones se dio cuenta de la vida de mentira que llevaba desde hace ya tanto tiempo... sólo podía sentirse de una forma. Traicionado.
Lo sabía todo por su hermano. Ya tenía entendido que Naruto se acercó solo porque el mayor de ellos lo había mandado... como se desarrolló todo, por qué se acostaron... absolutamente todo.
Por esa razón decidió seguir con el plan. Lo había planeado desde que Itachi se fue del país después de haberse acostado con el rubio. Pero decidió pausarlo por años, a causa de la esperanza de imaginar un futuro mejor, donde tal vez pudiera perdonarlos y hacer las paces con Itachi, seguir con sus vidas... siendo felices.
Pero no. Simplemente fueron incrementando sus deseos de venganza, de dolor, ira, odio... todos esos años sirvieron para una cosa: mejorarlo. A esas alturas del partido nada ni nadie podría detenerlo.
Gaara que era su principal dolor de cabeza ya estaba muerto, sus padres ya fallecidos desde hace tantos años también facilitaba más aun las cosas.... Y como peón resultó ser mejor de lo que el mismo Uchiha menor pudo haber llegado a pensar nunca.
Y luego estaba... esa persona. Ese extraño ser que simplemente apareció un día... ni siquiera él mismo podía creer la capacidad que poseía como para haber logrado estar ahí hasta ese instante.
Aun podía recordar la tarde en la que se unió devotamente a su causa.
Los ensayos del día habían terminado y el chico se sentía agotado. Recién acaba de discutir con Naruto al teléfono y después de haber tenido un poco de acción con Sai, sus emociones se encontraban contrariadas.
-¿Sasuke? –La persona en cuestión hacía acto de presencia dado que el camerino del chico estaba entreabierto-
-¿Qué quieres? –Le contestó de mala gana, ni siquiera podía recordar su nombre con claridad-
-Pensé que tal vez necesitaras ayuda... -desviaba la mirada- estás llorando –ante sus acotaciones el chico rápidamente con un puño limpió su cara para después proseguir- no necesito nada de ti... piérdete
-No te enojes con Karin, pero me ha contado toda la situación... –lo miraba de manera seria- creo que de verdad podría hacer muchas cosas por ti
-El joven le dedicaba una mirada seria aunque en el fondo era un tanto de burla- no entiendo a qué te refieres... -se daba la media vuelta para acomodar sus cosas. No tenía ni tiempo ni humor como para hablar con alguien y mucho menos de esas cosas con cualquier persona-
-Después de eso, decidí... investigar por mí cuenta... y he estado observándote –en ese instante Sasuke notó que algo cambió. Quién estaba enfrente no era la misma que le estaba hablando hace un momento. La sangre se le congeló de la emoción, pareciera que ahora hablaban el mismo idioma. Y aunque le sorprendía dado que esa persona no podía saber exactamente todo, en realidad parecía que sí tenía conocimiento de la gran mayoría de las cosas- Soy capaz de entenderte... y estoy de acuerdo con todo lo que estás haciendo, y lo que harás –le dedicaba una mirada llena de frialdad-
-Jamás pensé ver en ti, a esta persona tan calculadora que está parada frente a mí... pero dime algo, ¿qué se supone que voy a hacer? –Le regresaba la misma mirada, con un aire de grandeza-
-Algo que Naruto nunca olvidará –sonreía ampliamente. Lucía tan macabra- pero para eso necesitas gente de confianza... déjame ayudarte...
-¿Por qué lo haría? ¿Cómo podría confiar en ti?
-Tú sabes que puedes hacerlo... al final tengo todo para pasar de forma desapercibida... simplemente odio que se comentan injusticias. Y no te mereces lo que está sucediendo... creo que por demás Naruto está pecando demasiado contigo –algo en el fondo le indicaba al chico que efectivamente tenía razón. ¿Se trataba de un fan tan obsesionado como ayudarle? ¿Alguien tan demente como él, como para saber que estaba planeando algo? ¿Alguien incluso más loco que él? ¿Qué está dispuesto a hacer todo? Demasiado tentador... pero definitivamente tendría que ponerlo a prueba-
-¿Podrías hacer todo por mí? –Su mirada se hacía sombría-
-Has fingido por tanto tiempo, que sería un gran honor ayudarte
-¿Has perdido la cabeza? –Se cruzaba de brazos a la par que fruncía el ceño-
-Sé que debes ponerme a prueba... pero sé que la pasaré. Sea lo que sea
-Si insistes.... –el chico suspiraba- cierra la puerta... -enseguida se sentaba en el sillón- entonces tenemos mucho de qué hablar... aunque sigue sorprendiéndome. ¿Cómo es que sabes... -antes de siquiera terminar, se veía interrumpido por la otra persona frente a él-
-Como dije Sasuke... he estado vigilándote, por más tiempo, del que pudieras imaginar –y con una sonrisa enorme en los labios, terminó de ponerle el seguro al pomo de la puerta. Y la luz del camerino quedó encendida, hasta pasada la media noche, en un susurro que nadie escuchó jamás-

Mi amigo, mi esposo y mi amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora