Capítulo 21: "Nuestra química"

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 ¿Cómo pudimos llegar a tanto? ¿Somos reales? ¿Por qué es que me encuentro haciendo todo esto? ¿En verdad Naruto se merece todo esto? ¿Me merezco esto? ¿Desde cuándo me perdí? ¿En qué momento me perdí?
Las heridas, los golpes, la maldad, lo maquiavélico, macabro, sucio, ¿para qué? ¿Valdrá la pena? ¿Gaara valió la pena? ¿Itachi valió la pena? ¿Valí la pena? –Sasuke se encontraba recargado en la pared, miraba hacia el cielo. Ya era de noche y todo se estaba acabando. No había estrellas, nubes o viento. Todo estaba tranquilo.
Miró a su alrededor, completo silencio inundaba el lugar. Dentro de la casa un cuerpo inconsciente en el piso. Sinceramente estaba muy impresionado, jamás pensó que justamente esa persona llegaría tan lejos, pero ¿cómo? ¿En qué falló? Por más que trataba de pensar no encontraba el error, ¿cómo llegó hasta ahí?
Afortunadamente estaba seguro de que su hermano no lo había visto. No podía decir lo mismo de la otra persona pero eso era lo que había. A pesar de ello técnicamente estuvo bien que Itachi apareciera en ese momento. Era hora de terminarlo todo. Su mejor actuación. Su mejor personaje, su propia vida.
-¿Estás listo? –Por detrás se acercaba su fiel y único testigo. Hablaba muy bajo para que nadie más escuchara, y consigo, cuerdas y cinta adhesiva le acompañaban- es hora de atarte... de todas formas le inyecté un poco de sedante... -la persona hacía alusión al chico tirado sobre la alfombra- creo que primero deberías de ayudarme
-Es demasiado riesgoso –le interrumpía con brusquedad- tendrás que hacerlo por tu cuenta. No quiero que vayan a encontrar algún hueco lo suficientemente grande como para levantarme sospechas
-Sí que eres molesto cuando quieres Sasuke –le hablaba con ligera molestia-
-No te obligué a nada. Si quieres ayudarme lo tendrás que hacer de esta forma. Además como si no pudieras –le dedicaba una fría mirada- pudiste conmigo, puedes con Itachi. Pero átalo más fuerte que a mí... no quiero que nos de problemas –ante lo dicho por el Uchiha menor, la otra persona no tuvo más que asentir a lo que le ordenaba.
Dicho y hecho, utilizó las cuerdas para amarrarlo y demostrar su habilidad con ellas una vez que lo arrastró por media casa, hasta la habitación donde Sasuke se consagró en perpetrar sus más sórdidos experimentos del dolor. Una vez Itachi acomodado estratégicamente, el menor se echó en la cama boca arriba, mientras el otro ente se colocaba por encima de él. Sacó una nueva jeringa preparada, algo que desconcertó al moreno puesto que no estaba en los planes. Forcejearon un momento, pero realmente el chico confiaba en quién tenía enfrente, fue entonces cuando supo porque lo estaba haciendo de ese modo.
Dejándose inyectar, poco a poco fue perdiendo la coordinación, sintiendo solamente esas frías manos cubiertas de los guantes de látex que llevaba consigo la persona que lo amarraba. Se cercioraron de que no pudiera zafarse. Está vez tenía que ser real.
Mientras los hermanos dormían, esa sombra optó por dar los últimos célebres detalles a todas las grabaciones. Una a una, cerciorándose de que correspondieran, que se viera la fluidez, la lógica, el horror, la tortura. En cuanto viera que ambos estuvieran despiertos entonces el show empezaría de verdad.
A esas alturas del partido, Uzumaki Naruto ya había sido procesado por el homicidio de Gaara. Su juicio se llevaría a cabo en un par de semanas más para darle su condena oficial; pero mientras eso sucedía ya pasaba sus días en prisión.
La tristeza naturalmente le embargaba y la frustración se hacía de él. Ahora sí había perdido los estribos. No podía concentrarse o pensar en que debería hacer o decir. No bastaron ni los abogados, los amparos, las pruebas, los programas, cualquier ventana de escape fue sellada una a una por datos y pistas mucho más contundentes que la anterior.
Pero tenía que tener calma. Paciencia, como Itachi hace unas muchas horas le advirtió. Sí, durante un tiempo se mantuvieron en contacto, cuando recién Sasuke había desaparecido, después se distanciaron por lo que arrojaba la evidencia pero enseguida se dieron cuenta de que algo estaba mal.
Antes de que encontraran el cuerpo de Gaara cerca de donde se le vio a Sasuke por última vez, tuvieron un encuentro tras bambalinas. Una noche llena de lluvia, altas horas de la madrugada, con frío, pero muy alertas. Por fin esa parte de Naruto había regresado.
Puede que Itachi sea una estrella del espectáculo y por tanto no pueda ocultar del todo las cosas que hace o dejar de hacer pero Naruto si tiene esa opción. Mucho antes de conocer a Sasuke, el padre del rubio le dejó una casa a las afueras de la ciudad para que tal vez algún día, pudiera arreglarla y convertirla en el hogar de sus sueños. Algo que quedó truncado porque al chico nunca le interesó en realidad eso. Y cuando su padre murió en un intento de secuestro tratándolo de defender, mucho menos le interesó.
Fue así que dejó que esa casa se pudriera con el pasar del tiempo, algo que a Itachi nunca le pareció, puesto que incluso podía sacar dinero extra de ese lugar después de repararlo y rentarlo. De cualquier forma para ese momento agradeció a la vida que Naruto no se deshiciera de ese sitio ya que ahora serviría como su región operadora, donde podrían hablar libremente dado que en sus respectivos aposentos no se sentían con la seguridad de hacerlo. O al menos Itachi no descartaba la posibilidad de que la policía hubiera implantado micrófonos o cámaras para saber qué hacían ambos en su tiempo libre. Al final estaba consciente en que tanto él como el rubio eran sospechosos.
Ellos dos se conocían y muy bien. Desde que comenzaron a incriminar al rubio y las sospechas se fueron desviando de Gaara, para ambos les resultó sumamente extraño. Principalmente porque la historia que pintaban del pelirrojo no les terminaba de convencer. El rubio lo conocía como la palma de su mano. Las acciones no terminaban de cuadrar.
La escena montada, la mancha de sangre en el suelo, el celular de Sasuke, la facilidad con la que se estaba desarrollando el caso. No podía ser tan perfecto. Definitivamente había algo y estaban dispuestos a descubrir que era. Y si la policía no saciaba su sed de conocimiento acerca del paradero de Sasuke, entonces ellos lo harían.
De manera independiente y en bajo perfil, se detuvieron a buscar todo, absolutamente toda la información de cada miembro del staff de la compañía del chico. Tanto Itachi como Naruto estaban seguros de que alguien que conocía muy bien a la pareja estaba detrás de eso. Alguien que conocía bien al moreno lo había planeado... tan cercano como para saber tantas cosas... debía ser alguien de ahí.
Se robaron los archivos que Orochimaru tenía guardados en su oficina y nunca dejaron de revisar; intentaban encontrar algún tipo de conexión, una llave, una pista... pero nada.
Naruto sospechó inmediatamente en Karin y en Sai. De la primera. porque todos sabían que entre ambos no se caían bien, de hecho solo se daban el saludo de vez en cuando y eso porque Sasuke estaba presente; de lo contrario ni siquiera eso harían. Pero ¿qué sentido tendría que Karin lo hiciera? ¿Para qué?
En ocasiones como esa su mente paraba en seco, pensando en una última opción... algo que no le terminaba de gustar y le resultaba completamente imposible, ¿no es así? Debe de serlo, porque si fuera verdad... tendría sentido que Karin estuviera involucrada. Sería lógico que siempre le ayudaría a Sasuke sin importar lo que fuera pero, ¿acaso es una broma? Tendría que serlo... No podría ser capaz, ¿o sí? No. El nivel de maldad no puede ser tan alto. Sasuke no sería capaz de hacer algo así. Culpa. Venganza. Redención. Limpieza. Castigo. Purificación. Esas palabras tomaban tanto sentido en su cabeza al pensar que en realidad el moreno mismo estuviera detrás de todo eso... pero simplemente era imposible. No podía ser real. ¿Cómo podría dudar así de él? Es un tonto al pensar eso. Sí, con eso podía tranquilizarse y creer en lo que se decía a sí mismo. Conocía muy bien a Sasuke, y jamás haría algo como eso. Claro que no.
Aunque por otro lado, para esas alturas del partido, y sin que nadie lo supiera o fuera capaz de creer, Naruto ya estaba al tanto de las aventuras que tenía Sasuke con el otro moreno. Lo sabía, porque lo conocía muy bien. Tal vez incluso más que a sí mismo. Lo supo desde la primera vez que vio a Sai en su departamento, el repentino cambio de humor en Sasuke, su necesidad de salvar la relación. Pudo descifrar su culpa, amedrentar su dolor, empatizar con su agonía... porque Naruto había hecho lo mismo.
Podía entenderlo, ciertamente era capaz de ser condescendiente con Sasuke, de dejárselo pasar; no sólo porque era como verse en un espejo, sino porque entendía su punto. Sabía muy bien porque lo hacía, y también estaba al tanto de que no podía ser quién para criticar o cuestionar las decisiones de Sasuke. Ya mucho daño le había hecho como para aun exigir cosas que perdió por derecho propio.
Pero lamentablemente, una vez viendo que tanto Karin como Sai estaban limpios hasta la médula, sus esperanzas se fueron oscureciendo cada vez más.
No les quedaban muchas personas por donde buscar, pero como siempre, lo que salvó a Naruto y con lo que fueron capaces de llegar a una nueva pista fue que detrás de toda una bola de nombres, direcciones, cuentas, contratos y todo falso, descubrieron que existía una casa a varias horas de ahí a nombre de Gaara. Ni siquiera Naruto sabía de su existencia. Definitivamente tenían que ir a ese lugar, pero Itachi necesitaba conocer un poco más, saber más como estaba la situación para no equivocarse o arruinarlo. No tenían idea de con quién estaban tratando así que lo mejor sería actuar con cautela.
Las semanas pasaron hasta que de nuevo se quedaron estancados; después la policía se le echó a Naruto encima e Itachi no podía ir solo a ver esa casa. Pensó muchas veces en ir, podría ser que incluso Sasuke estuviera allí. Como hermano, su mente le decía que tenía que escabullirse e ir a investigar por cuenta propia dado que la policía no daba cuentas claras de qué hacer, cómo o cuándo. Pero como persona lógica sabía que si se adelantaba a la policía las cosas podían llegar a salir mal. Y si algo le pasaba a Sasuke jamás se lo perdonaría. No fue hasta ese jueves por la tarde que la lógica de Itachi rindió frutos.
-Sé que estás desesperado por encontrar a tu hermano, pero he revisado más de diez veces a conciencia. No he encontrado nada –desde el otro lado del escritorio, Orochimaru le hablaba de forma calmada, pero en su rostro se seguía denotando su preocupación- no dudes en que Jiraiya y yo también nos sentimos culpables por lo que está pasando... especialmente porque parece que a pesar de que he estado tanto tiempo a su lado, no puedo terminar de entenderlo –suspiraba bruscamente dejando caer sus brazos a ambos lados- pero no creo que nadie de mi staff sepa algo que nos lleve hasta él. Incluso la policía y el capitán Asuma nos lo dijeron la última vez, ¿lo recuerdas?
-Lo sé Orochimaru –Itachi se encontraba sentado frente a él. Estaban hablando en la oficina del director de la compañía en el teatro donde tantas veces su hermano se presentó- lamento siempre estarte quitando el tiempo, pero es mi hermano –lo miraba con una expresión vacía- y ya he perdido la poca cordura que me quedaba...
-Sabes que no es ninguna molestia, no me quitas el tiempo para nada. Ustedes, los hermanos Uchiha son muy importantes para mí. Al final tus padres nos encargaron a Jiraiya y a mi cuidar de ustedes, ¿no lo recuerdas? En realidad tenemos que agradecerte a ti la actitud que has tomado. A pesar de que no le dimos la importancia suficiente a Sasuke –agachaba la mirada- tu aun confías en nosotros... Sé y conozco de tu frustración y tristeza, pero tendremos que dejarles esto a la policía. Nosotros no nos podemos meter o iniciar una investigación por nuestra cuenta...
-Entiendo –sonreía suavemente- aun así muchas gracias. En realidad siempre fueron un gran apoyo, no sé qué hubiera hecho sin ustedes –la plática estaba tomando un tono agridulce. Si bien Itachi los apreciaba mucho y el sentimiento era mutuo, recordar esas cosas y juntarlas con Sasuke eran una mezcla para la depresión. El joven optó por despedirse y marcharse, sabía que no lograría encontrar nada ahí. Se puso de pie y al estrechar la mano con Orochimaru, se percató que detrás de él había una pequeña pila de vasos de cafés- perdona la intromisión pero –desviaba la mirada hacia esa montaña de basura- ¿esos vasos...
-¡Ah¡ ¿te refieres a esos? –Orochimaru también volteaba- como podrás ver hemos estado vueltos locos con todo lo que ha pasado, ni siquiera hemos podido terminar de limpiar y ordenar las cosas. Discúlpame porque tengas que ver esto...
-Yo en realidad me refiero al, diseño... -les dedicaba a los vasos una mirada fija, fría. Sabía que había visto eso antes, ¿en dónde?-
-¡Oh¡ Itachi, como siempre un gran observador –sonreía suavemente a lo que el otro le respondió de la misma forma- digamos que nosotros tenemos la patente de este diseño. Lo creó una de nuestras chicas del staff. Ha sido una muy buena ayudante para todos. Incluso ella se encarga de hacernos el café todas las mañanas, y para que resultara un poco más agradable sobre todo los días donde las grabaciones o ensayos eran eternos, nos ilustró esos diseños. Si te fijas bien siempre son diferentes aunque su esencia es la misma. Según ella, dice que los hace únicos para cada miembro del equipo
-¿De verdad? –Arqueaba la ceja fingiendo no comprender y no tomarle la importancia que tenía-
-Si –ladeaba un poco el rostro- aunque en verdad es sorprendente como actos tan simples lo cambian todo, ¿no? es decir... podrías pensar que es un café ostentoso debido al diseño del vaso... pero en realidad el café es el más simple, sencillo y común de todos... un americano con dos cucharadas de azúcar...
-"Lo tengo" –Se dijo así mismo en un golpe de iluminación casi milagroso- y, ¿cómo se llama la chica? Aparte de que seguramente la apodaron como la chica de los cafés, ¿cierto?
-Orochimaru no pudo evitar dejar salir una risa sonora- se nota que has estado en el medio por mucho tiempo... tú y Sasuke se parecen tanto –sonreía- nuestra amada niña de los cafés se llama...
-Tengo que ir a casa de mi hermano –El mayor de los Uchiha salió de manera apresurada del teatro. Se amarró el cabello todo para arriba y lo ocultó bajo un gorro de lana. Se puso sus lentes oscuros y abordó un taxi.
Sabía que las cosas que empezaría a hacer podrían tener consecuencias después, pero por un momento por su cabeza pasó la peor idea de todas. No lo quería pensar, pero era una opción que de acuerdo al panorama podría ser real... y aunque no fuera así, que era lo que más quería creer, tendría que hacer todo eso para salvar a su hermano.
Detuvo al taxi una calle antes y se cercioró de que nadie le prestara atención. Esperó cerca de media hora a que alguien saliera del edificio para escabullirse con cautela y piso a piso avanzó en silencio hasta que llegó a la puerta del apartamento. Una vez ahí y gracias a que había visitado anteriormente al rubio en ese lugar debido a las reuniones con Asuma, sabía muy bien en donde estaba la llave de repuesto.
Cabe mencionar que aunque para ese momento, el lugar tenía las cintas amarillas que utiliza la policía para indicar que nadie debe de entrar al lugar, Itachi olímpicamente las rompió un poco, solo para poder entrar a la pieza sin necesidad de abrir por completo la puerta. En cuanto entró pudo observar que habían hecho de la casa un desastre debido a la extensa búsqueda e investigación que se llevó ahí acabo.
Se encaminó a empezar por la cocina, todo estaba tan desordenado y la comida echada a perder, que el olor era nauseabundo. Siguió por el comedor, la sala, el baño. Se tardó al menos toda la tarde en revisar el lugar, pero hasta que llegó al cuarto de su hermano, sabía que tendría que tener los ojos bien abiertos. Ahí debía estar la pista que vio la última vez que estuvo ahí pero no creyó que fuera importante.
Buscó entre los cajones de ropa tirados y los montones de tela que yacían en el suelo. Al final lo encontró.
Era una especie de libro. Rojo con dorado y muchas figuras por toda la tapa, en realidad nada fuera de lo normal, pero en la esquina inferior derecha tenía un pequeño símbolo. Sí... era la misma mandala de flores que tenían todos los vasos de café que vio en el teatro. En un principio nadie le dio importancia porque según Naruto, ese libro tenía el guion de la obra que Sasuke estuvo interpretando ese año, pero como recién se había cumplido otro aniversario desde que se estrenó, según Sasuke, Orochimaru les entregó la edición especial de la novela como regalo por el éxito de la obra.
Y era cierto, una vez que Itachi leyó las hojas, descubrió que efectivamente era un guion, pero cuando llegó a la hoja final de nuevo algo le llamó la atención. En la zona donde se podían escribir notas acerca del escrito, dibujadas una a una, estaban diferentes mandalas perfectamente diseñadas y a su lado una fecha, ¿o eran coordenadas? ¿Por qué nadie se había dado cuenta? Siguió buscando, una corazonada le dictaba que faltaban más cosas... todo lucía como si los objetos quisieran hablarle, como si necesitaran decirle la verdad... como si estuvieran dispuestos a demostrarle la verdad detrás de todo el infierno con Sasuke, pero... ¿si encontró todas esas cosas ahí, qué significaban realmente? ¿Podía demostrar una relación entre la chica y su hermano? ¿Qué más sabía Itachi como para estar seguro que entre ella y su hermano había algo? ¿Qué le daba a demostrar esto? ¿Sería la prueba que faltaba para darse cuenta de la verdad más escalofriante?
A la mañana siguiente, decidió ir a ver a Naruto y contarle todo lo que sabía. Obviamente su reacción no se hizo esperar... aunque, la verdad era que todavía cabía la esperanza en que no fuera verdad lo que a luces rojas miraban.
-¿Esto es todo? –Naruto se encontraba sentado en la mesa. Se encontraba esposado y con el traje típico de la cárcel. Estaban en una pequeña habitación donde si bien estaban platicando y hablando normal, en el fondo Itachi le enseñaba todas las cosas y asociación que había encontrado para que Naruto entendiera la resolución a la que había llegado.
Dos policías custodiaban por fuera, así que hablaban relativamente bajo para no llamar la atención-
-¿Qué harás? –Lo miraba seriamente-
-¿En verdad crees que haya sido capaz?
-Ciertamente lo peor es que no estamos en condiciones para juzgarlo... pero si está involucrado en el asesinato de Gaara... entonces no sé –susurraba casi en el oído del rubio-
-Pero esa chica... aun no puedo creer su conexión –se recargaba sobre la mesa y con ambas manos se frotaba la frente- no puedo creerlo. ¿Qué harás tú?
-Quiero saber primero tu punto de vista
-Sabes cuál es mi punto de vista –el rubio desviaba la mirada- a pesar de que siempre actúe como un idiota y lo termine echando a perder... con Sasuke es diferente...
-¿Siempre será así, a pesar de lo que descubramos?
-¿Tú no harías lo mismo? –El mayor se quedó en silencio unos breves momentos, pero era obvia su respuesta-
-Claro que sí, porque es mi hermano
-Yo te contesto lo mismo. Al final no importa... porque no solo es mi novio...
Es mi amigo, mi esposo y mi amante
Después de la plática reveladora que tuvieron ambos, Itachi se dirigió a casa de la chica en cuestión; necesitaba hablar con ella. Saber realmente la relación que mantenía con su hermano...Los sucesos después de eso lo llevaron hasta ahí.
Aquella casa a nombre de Gaara; atado, amordazado, drogado y viendo como golpeaban a Sasuke. Dio con el lugar, pero ¿acosta de qué?
A lo lejos una suave música... tan irónica la letra...
Y tan cerca, dolor, golpes, gritos, pelea. Todo transcurría tan rápido y tan borroso.
Disparo. Sangre. ¿De quién?  

Mi amigo, mi esposo y mi amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora