Capítulo 7: "La vida es drama puro. Segunda parte."

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  La mayoría se encontraban incómodos frente a una discusión que sólo le pertenecía a los hermanos. Si bien los que estaban en la sala sabían lo sucedido, no le quitaba en realidad lo bochornoso de las cosas.
Las miradas de ambos si bien lucían serenas, la frialdad reinaba en ellas. Sasuke no mostraba ningún tipo de emoción, como si estuviera viendo al vacío; producía una sensación de malestar en los demás.
Itachi por su lado, aunque comprendía y aceptaba la negativa de su hermano, trataba de sobrellevar la pelea psicológica que éste trataba de entablar; era un hecho que lo quería hacer sentir basura... pero en el fondo, Itachi lo sabía; era basura.
-Ahora lo entiendo todo –Sasuke se adelantaba un poco hasta llegar al escritorio donde yacían Karin y Sai; pensaba que sería una distancia óptima para poder verlo y decirle todo lo que quería- por eso has venido... ¿qué conveniente, no? Por eso se apuraron tanto con las filmaciones...
¡Orochimaru¡ -Notablemente estaba molesto, ni siquiera planeaba hablarles con respeto. Lo hacían sentir como un idiota, un niño al que le podían tomar el pelo- ayudaste en esto, ¿no? –Lo miraba con una cara de decepción, que hasta Jiraiya no supo que decir- ¿qué quieren realmente? No esperen que acepte trabajar en este chiste de mal gusto... –golpeaba la mesa, haciendo sobresaltar a los dos chicos que se habían sentado de nuevo- ahora comprendo, que la realidad era que entre Jiraiya y tú –señalaba con el dedo índice a su director- decidieron creerse Dios y ayudar al prójimo.
Esta película de la que tanto hablan... Itachi iba a ser el antagonista, ¿no es así?
-Sasuke, déjame hablar... -le pedía Jiraiya pero se vio abruptamente interrumpido- Yo no pienso estar ni siquiera en el mismo cuarto que este... pedazo... -el joven trataba de no dejar soltar todas las malas palabras que conocía hasta el momento- si en verdad quieren que trabaje en esa película, será sin él –sonaba tajante- de lo contrario, piensen en alguien más. Prefiero jamás ganar un óscar, antes que trabajar con esta mierda que se hace llamar mi hermano...
-Sasuke... -Karin también se metía-
-Con sólo estar juntos las cosas no se van a arreglar –agachaba la mirada- no hay nada que se pueda resolver... -volvía a entablar contacto con el otro, que parecía inexpresivo- para mí tú ya estás muerto –y con la voz entrecortada, decidió al fin marcharse, dándole un portazo fuerte a la puerta. Enseguida, Naruto que sólo había fungido de espectador fue tras él. Ni siquiera volvió a mirar a aquellos dentro de la sala, y no fue hasta en el coche que pudo alcanzarlo.
Se subió del lado del conductor, lo miró unos segundos; Sasuke tenía su frente pegada al tablero; sólo escuchó un suspiro provenir del menor. Después de eso, giró su rostro que lucía un tanto apaleado. Con, unas orbes tristes le pidió que arrancara-
-Sólo llévame a casa –parecía suplicante-
-De acuerdo –Naruto dudó por un minuto, no estaba seguro de qué hacer. Tampoco se pudo haber esperado semejante sorpresa, pero para Sasuke era obvio que resultaba más que doloroso. Por unos momentos, levemente acercó su mano a la cabeza del otro chico para intentar acariciarlo de manera reconfortante; al verlo, simplemente cerró los ojos y se hizo hacer- todo estará bien... -habló en un leve murmuro-
-¿Lo prometes? –El joven seguía sin abrir los ojos a lo que el rubio no pudo evitar sonreír con un deje de tristeza- te lo prometo... yo estaré contigo –el moreno elevó rápidamente su mano para apretujar un poco el brazo de Naruto- no te vayas, ¿sí? –Abrió los ojos dedicándole un gesto dulce- no quiero perderte...
-Te juro, que no vas a perderme... –acercó su rostro al del menor para poder besar su frente—yo estaré contigo, hasta el final sin importar que pase... pero tampoco me dejes tú a mí –besaba su mejilla en un acto juguetón- no quiero perderte más de lo que ya lo he hecho –miró sus ojos unos instantes, y con su permiso, después de tanto tiempo pudo besarlo sin problemas, como en los viejos tiempos. Suave y delicado, sin prisa pero con emoción. Lo extrañaba tanto...
Arrancó el motor del coche cuando se separaron y condujo en silencio sin pronunciar palabra. Cuando llegaron a la entrada, el rubio lo dejó y esperó a que se metiera sin problemas; inmediatamente condujo al trabajo ya que iba tarde a una junta muy importante con dos de sus mayores inversionistas.
Llamó a Sakura para avisar que estaría llegando en quince minutos. Afortunadamente Gaara se estaba haciendo cargo, y todo estaba saliendo bien.
Ya entrando a la empresa y al salón de reuniones, después de una pequeña espera pudo finalizar la charla firmando una nueva y exitosa inversión que los sacaría del hoyo por lo menos seis meses.
Por otro lado el moreno lo primero que hizo fue aventar sus cosas a un lado de la cama y hundirse en ella. La cabeza le daba vueltas, empezaba a punzarle; sólo quería cerrar los ojos y que todo se arreglara sin hacer nada.
Levantó la colcha blanca, fresca y tersa que estaba debajo de él, se cubrió el rostro como cuando era niño, trataba de perderse en su suavidad, esperando que el mundo se corrigiera por si solo... para que cuando despertara, todo estuviera resuelto.

Mientras el set comenzaba a prepararse para el performance de esa noche, Jiraiya estaba teniendo una plática que más bien lucía como discusión con Orochimaru dado los sucesos de esa mañana.
En cuanto a Itachi, inmediatamente después de que los otros dos hubieran abandonado la sala, a paso lento y sin importancia aparente salió también del lugar. Lo único que pudo decir, fue que hubiera preferido firmar el contrato con su nueva disquera, en lugar de ir a perder el tiempo en una causa inexistente.
Dado que las cosas se salieron de control, los hombres adultos, además de culparse mutuamente por las acciones producidas, se replanteaban la situación y qué tendrían que hacer ahora. Si bien no mentían en que estaban listos para grabar, y que probablemente le abrirían a Sasuke las puertas que él quería; a ese paso toda la inversión en aquel proyecto se perdería
-¿Cómo esperas que hable con él? –El hombre de cabello largo y negro trataba de mantener el control en sí mismo- el chico me odia, lo has visto... ahora espero y daré gracias, si es que quiere seguir trabajando aquí –no evitaba lanzar un bufido de entre sus labios. Ciertamente se encontraba algo estresado con la situación- sabía que esto pasaría y sin embargo no dejé de hacerte caso
-Orochimaru, no puedes perder de esta forma la esperanza... -nuevamente era interrumpido de manera violenta- ¿Y entonces qué quieres que haga? –La voz que emanaba de su garganta era aquella que tantas pesadillas le había provocado al de cabellos blancos durante sus años en la universidad. Era obvio que estaba enojado- ¿tienes una mejor idea? Porque a mí se me han agotado. Si quieres que Sasuke acepte, será bajo sus condiciones y lógicamente no querrá a Itachi dentro de ella
-¿Entonces te rindes? –Suspiraba profundamente- los padres de esos niños me los encargaron antes de morir, y lo sabes. Es la única forma que tengo... -ante eso el carácter del otro cambió por completo. Recordaba muy bien de lo que hablaba- voy a llamar a Itachi de nuevo, estoy seguro de que me ayudará a hacer algo...
Así, mientras ambos se debatían en qué hacer, al otro lado de la ciudad y en uno de los hoteles más caros, se encontraba el susodicho. Después de haberlos abandonado, decidió refugiarse unas horas, unos días o toda la eternidad que fuera necesaria bajo sus colchas y delgadas sábanas de seda en las que se encontraba acorrucado. Al igual que su hermano menor, al colocarse y envolverse en la cama, se sentía protegido o como si sus problemas pudieran solucionarse cuando volviera a levantarse.
Meditó un buen rato dentro de ella. Sus ojos estaban fijados en las fibras tan delgadas y diminutas que apenas podía ver. Trataba de enviciarse con el olor a recién lavado que tenían, pero sin embargo, la culpa apañaba cualquier pensamiento que le pasara en el momento.
Las imágenes de lo sucedido una y otra y otra vez bañaban su mente; le producían un mareo, una sensación de malestar consigo mismo. Quería afrontar la situación, pero no podía evitar ser en el fondo un completo cobarde.
Rodó en la cama varias veces sin hacer ningún sonido. Sasori y Deidara sólo lo revisaban de vez en cuando desde el corredor que llevaba a la pequeña sala de estar. Y así, como por arte de magia o si estuviera poseído, se levantó rápidamente, tomó el celular que estaba en una de las mesas de noche y marcó sin pensar.
En su casa, el menor de los Uchiha yacía dormido desde hace un buen rato; de la nada escuchó a lo lejos su celular vibrar, dejó que siguiera unos segundos más, pero al notar que no cesaba, optó por contestar sin ni siquiera ver el registrador de llamadas.
En cuanto escuchó su voz, estaba a punto de colgar, pero la insistencia de su hermano lo evitó, haciendo que lo escuchara en paz. Después de unos tres minutos en el teléfono ambos colgaron; uno con cara de ligera alegría, y el otro con un poco de curiosidad.
Cuando este último se disponía a seguir durmiendo, algo más lo molestó. Realmente no esperaba a nadie y sin embargo alguien tocó a su puerta. Se levantó sin ganas y caminando a paso lento abrió la puerta no pudiendo evitar su sorpresa.
-¿Qué demonios haces aquí? –El joven estaba a punto de cerrarle el portón en la cara al otro, pero fue en vano ya que el mayor colocó el pie evitando la acción del primero-
-¿De esta forma recibes a tus visitas bastardo? –Le hablaba sin enojo alguno, o al menos en apariencia. Su rostro lucía neutral y con su voz, daba la apariencia de que incluso podría estar feliz de que Sasuke le hubiera abierto-
-No es como que estuviera esperándote –el muchacho trataba de actuar con normalidad, y hacer a un lado los recuerdos bochornosos que tenía con aquél que estaba enfrente- ¿planeas entrar?
-Bueno, si es que tienes la suficiente educación para darme permiso... -se acercaba ligeramente sin demostrar sus verdaderas intenciones, algo que le provocó al menor un nerviosismo que jamás pensó sentir, y mucho menos con ese idiota-
-Ya qué... igual me parece que te invitas tú solo... -y dejando la frase, se hizo a un lado para permitirle el acceso. Lo revisaba de pies a cabeza. Parecía como si Sai no recordara nada, o simplemente no le importaba en lo más mínimo. Si eso era así, ¿entonces por qué a él si le importaba? ¿Culpa tal vez? No estaba seguro, pero eso no le quitaba todo el mar de sensaciones que tenía en ese momento. Definitivamente ese no era un día bueno, era lo único que le faltaba.
Ya en la sala le pidió que se sentara, le ofreció algo de tomar y después de dos vasos de agua, la plática comenzó-
-¿Y bien? –El menor lo miraba con algo de curiosidad que no podía evitar-
-¿Qué? –En ese instante, Sai sacaba uno de sus nuevos libros de dibujos, escriño las hojas hasta que al fin lo encontró. Le pasó el cuaderno al otro y se quedó sin palabras otra vez-
-¿Has venido hasta acá para enseñarme esto? –Le hablaba con el libro abierto en sus piernas-
-No...
-¿Cómo qué no? –Le molestaba mucho que sólo salieran monosílabos sin sentido aparente-
-¿No lo notas? –Dejó una leve pausa para seguirle hablando- todos estos son dibujos tuyos, de cualquier día... ese último –le señalaba con la vista el dibujo que tenía en sus manos- es de cuando tomamos el café –sonreía de forma amplia- me divirtió mucho la expresión que tenías... y también cuando me lo invitaste...
-¿De qué hablas? –Dejaba la frase al aire-
-Seré directo entonces... es lógico que si he hecho todos estos dibujos de ti, es por tu causa... es decir, ¿no te has dado cuenta, de que estoy enamorado de ti? –El joven le habló tan serio y tranquilo, tan... directo como había prometido ser, que sintió una bola de nieve aplastarlo-
-¿Y qué esperas exactamente? –No tuvo más opción que hablar con frialdad, como si no le afectara-
-Nada –hablaba con franqueza-
-¿Cómo que nada? –De nuevo ahí va su sorpresa-
-¿Qué quieres que te diga? ¿Qué me mataré si no estás conmigo? No seas melodramático Sasuke. Sólo necesitaba decirte...
-Pero entonces, no encuentro el sentido de que me lo cuentes...
-Es fácil. Te propongo algo –en ese instante el chico se levantó, y acercándose, esperó a observar su reacción-
-¿Qué? –Estaba sumamente curioso-
-¿Por qué no somos amantes?
-¿Estás demente cierto? –Sasuke no pudo evitar reírse, tanto por los nervios, cómo porque en verdad le pareció divertido, tonto y estúpido a la vez-
-¿Qué dices? Es la verdad. No te pediría mensajes a media noche, ni dulces o chocolates. Tampoco te pido muestras de afecto en público o a cada cinco minutos, sólo te pido las migajas del amor que tengas para darme...
-¿Y dices que yo soy el melodramático? –Arqueaba la ceja aun en un estado ligero de shock por lo que estaba escuchando-
-¿Cómo puedo convencerte? Te daré lo que quieras a cambio...
-¿De verdad? –Simplemente Sasuke jugaba con él-
-La atención que necesitas, el hecho de que seas importante en la vida de aquel que dice amarte. Sólo un poco de atención. ¿No es lo que le has pedido a Naruto desde siempre? ¿Y qué es lo que te ha dado? Haremos lo que tú quieras. Si sólo quieres platicar lo haremos, si quieres ir a comer lo hacemos... si sólo quieres estar en la cama...
-Basta Sai –Sasuke se levantaba de su lugar para encararlo- no podemos ser nada de eso...
-¿Notas todo lo que tuve que hacer, para que reaccionaras Sasuke?
-¿A qué te refieres? –Arqueaba de nuevo una de sus cejas-
-Por culpa de Naruto te estás perdiendo a ti mismo... y todo lo que me gusta de ti. Pasas más tiempo preocupándote por recibir un poco de su atención, en lugar de lo que en verdad importa
-¿Y qué es eso? –Se cruzaba de brazos-
-Tú –lo señalaba desde el otro lado de la sala donde estaban. Lo único que los separaba era una pequeña mesa de madera con cristal en la parte de en medio- ¿o es que no eres importante?
-Tú.... –definitivamente no sabía que decir. Había dado en algún lugar, de manera certera, porque era un hecho que le dolió y le revolvió algo... que no sabía ni siquiera que tenía- será mejor que te vea después
-Sólo piénsalo, ya te lo he dicho. Si Naruto ha pecado, ¿por qué tu no? Siempre has hecho lo imposible por estar bien con él, pero ¿de verdad crees que se lo merece? Sólo mírate, sensible, abatido, herido e indefenso, ¿eso eres tú? Lo dudo mucho...
-Yo...
-Sólo piénsalo, ¿quieres? Que estaré aquí hasta que tú quieras... -y cuando estaba dispuesto a darse la media vuelta. Algo que lucía lejano sucedió.
El menor lo jaló del brazo con fuerza, volteándolo en el acto, para después lanzarse directamente a sus brazos y besarlo, besarlo como hace mucho no lo hacía.
Sai sin dudar continuó con aquello que después subiría de tono, un agasajo que terminó quince minutos después.
Sólo habían sido besos y caricias, pero la culpa lo consumía casi de inmediato. En cuanto el otro salió de su casa, se dirigió al baño y tomó una ducha. Definitivamente sentía la suciedad en su cuerpo.
Se quedó debajo del agua helada por cinco minutos más, no sabía cómo sentirse. Lo peor era que en el fondo le gustaba... tanto, que los besos de Sai lo excitaban más que los de Naruto. Sentía el golpe de adrenalina hasta la última zona de su cerebro, parecía que moriría de felicidad. Pero la otra cara de la moneda, se encontraba en los ojos del rubio. Notablemente estaba confundido.
Y sin embargo cuando salió del baño, mirándose un rato en el espejo a la par que veía el dibujo que Sai le había hecho, optó por tomar su celular, y mandarle un mensaje.
-"Acepto"
-"No vas a arrepentirte"- le contestó-
-"Hay un par de reglas..."
-"Lo que quieras bombón" –cuando el mayor le mandó ese último mensaje, una cubeta de agua hirviendo cayó en el cuerpo del muchacho. Sabía que se estaba portando muy mal, pero no podía evitarlo. De cualquier forma se lo merecía... además si todo lo hacían como se debe, nadie debería de sospechar. Todo estaría bien... además su situación es patética y ambos están a pique... por último, el estar con Sai le hace darse cuenta, de que en verdad ama a Naruto, y que haga lo que haga lo perdonará, no sin antes hacer que éste se redima... era justo, ¿no?
Después de un rato, decidió meterse a su cuarto de nuevo; acostarse y estar en internet. Pudo enterarse de todas las noticias y reportajes con respecto a su carrera en esos días y el revuelo que había causado el regreso de su hermano. Le molestaban las interrogantes que hacía la prensa, con respecto a su ya fallida relación, y el peso que Naruto le daba a ésta.
Ya que había acabado de hacer un poco de coraje con tantas noticias amarillistas, recibió un correo de Orochimaru donde le daba el día libre. Simplemente arrojó el celular a un lado y después de meditar el hecho de decirle o esperar al día siguiente; tuvo que volver a tomarlo
-"Voy a hacerlo..." –escribió tajante. Su duda yacía, en cómo se lo tomaría su director después de comunicarle dichas palabras. Para empezar, ¿seguro que lo entendería? ¿Qué se supone que tendría qué decirle? ¿Por qué aceptó tan de repente? Sin embargo le resultaba tan entretenido, que no podía expresar su verdadera alegría al ser por completo el centro de atención.
La respuesta era clara; enseguida de esa breve plática de no más de cinco minutos con Itachi, se decidió a hacerlo. Pero, ¿qué era lo que habían pactado exactamente?
Cuarenta minutos más tarde recibió respuesta del de cabellos negros.
-"¿Cómo puedo estar seguro de que no echarás a perder toda la producción en menos de una hora? Si te rehusaste una vez, puedes hacerlo de nuevo..."
-"Lo único que puedo decirte es que no lo hago por nadie. Sólo por mí" –contestó. Y casi de inmediato recibió una nueva respuesta- ¿Cómo harás que tu hermano acepte? –Y con una enorme sonrisa de diversión enmarcada en los labios de Sasuke, volvió a mandar un último mensaje- -"¿Por qué crees que acepté? –ya que mandó el mensaje, bloqueó su teléfono y se encaminó a la sala. Vería un poco de televisión mientras se preparaba algo de comer.
En esos mismos momentos, pero a media hora de ahí, Naruto estaba a punto de terminar con el trabajo de ese día. Fue una jornada buena, a comparación de otras muchas ocasiones.
Estaba sentado en su oficina, terminando de leer algunos documentos, cuando fue interrumpido con unos leves golpes en su puerta. Pidió que aquella persona pasara y se giró en su silla para poder verla.
-Sakura –sonreía leve- ¿ha sucedido algo?
-No mucho –le regresaba la misma expresión, de una manera delicada- sólo quería recordarte que pasado mañana hay una nueva junta de consejo –suspiraba leve- y dentro de tres días tienes que firmar el contrato con uno de los nuevos inversionistas. El problema es que seguramente deberás salir de la ciudad...
-¿Te refieres a ese inversionista? –Arqueaba levemente la ceja con un deje de pesadez- hemos seguido al pie de la letra todas sus cláusulas e incluso necesidades... es tan molesto tener que depender de él...
-Piénsalo como que ya va a acabar –lo miraba de manera suave-
-Supongo que es la mejor medicina, ¿no? Eso de estar detrás de todos ellos y mendigar para que nos rescaten –suspiraba echando la cabeza para atrás- pero es como dices, ya vamos a acabar
-Así que anímate –se acercaba para poder sentarse, y ya arriba de la silla prosiguió- por cierto, también la próxima semana empieza la auditoría
-¿Es enserio? –Trataba de aflojarse la corbata- quieren matarme de algún paro cardíaco por el estrés, ¿no es así? –No podía evitar emanar una sonrisa- de acuerdo, estarás a cargo...
-Por favor Naruto, ¿qué cosas dices? Yo no podría... -jugaba con ambas manos-
-Creo que tienes la capacidad de hacerlo. Confío plenamente en ti, y lo sabes. Yo estaré muy ocupado y necesito que alguien se encargue
-Podrías decirle a Gaara... –la mujer si bien estaba muy contenta por lo que escuchaba, también se encontraba sobresaltada por las decisiones que aquél había tomado
-Lo sé, pero –se cruzaba de brazos- creo que eres la persona perfecta para encargarse de esto
-Bueno, si es así... -dudaba un poco- será que entonces, Gaara te acompañará en el viaje, ¿no? –Ante la pregunta, se pudo observar un poco de molestia e incomodidad en Naruto-
-No –hablaba a secas- en realidad pensaba en que Sasuke podría hacerlo
-Entiendo... –la chica intentaba romper el hielo; pero, ¿por qué se había enojado? Nunca lo dijo por provocarle malestar. Fue completamente inocente. Entonces, ¿por qué?
-Yo... lo siento –se había dado cuenta de la forma en que le contestó. Ahora era él, el que tenía una sensación de enfermedad por hablarle así. Por lo tal, incluso quería romper la barrera que formó en ese instante- es, la carga de trabajo...
-Descuida, yo... te entiendo –dejaba la frase al aire, por lo que el otro chico, con un poco de balbuceo, decidió hablar-
-Sakura... -desviaba la mirada-
-Dime... –trataba de seguir esbozando una leve sonrisa-
-Hace tiempo me habías dicho que sería buena idea ir a tomar algo...
-Sí... lo recuerdo –movía de nuevo sus dedos a los lados de la falda que tenía puesta-
-Pues, ¿no quisieras que ese día fuera hoy?
-¿Te refieres a que, vayamos a tomar algo? –Lo miraba curiosa a lo que el rubio asintió con la cabeza en un gesto muy suave- está bien, ya acabaste, ¿no?
-Es sólo cuestión de que recoja mis cosas. ¿Puedo pasar a tu lugar en quince minutos? Aun debo hacer una última llamada –el joven le dedicaba una mirada grácil-
-Claro que sí. Yo también debo ir por mis cosas. Te espero ahí –dudaba un poco, y con movimientos torpes se retiró del lugar.
Como lo pactaron, juntos se fueron a uno de los bares cercanos a la casa de la joven, ya que como todo un caballero la llevaría a su casa. Pero, con algunas copas de más, ¿quién podría manejar en ese estado? Tal vez luciría inocente, pero al final, cuando alguien desea lo que otra persona tiene; utiliza hasta los recursos más bajos, para quedarse con ello. Y en el caso de Sakura, no sería la excepción.  

Mi amigo, mi esposo y mi amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora