Desde la noche en que Itachi la violó, el infierno se desató para todos. Tenía que alzar la voz, ese hecho no se podía quedar impune, ella sabía que no era la primera víctima, pero guardaba la esperanza de que si fuera la última.
Humillación, malos tratos del personal, imparcialidad, favoritismo, corrupción, falta de empatía y compromiso; por nombrar solo algunas de las fallas deplorables que caracterizaban al personal encargado de impartir justicia en la ciudad de aquél entonces. No tuvo que pasar mucho como para que Ino se diera cuenta que si quería que Itachi pagara, no lo podría hacer de la forma correcta; de hecho, estaba sola y tendría que luchar no nada más contra un sistema arcaico e inservible, sino con la corrupción que tenían como para dar el fallo a favor de Itachi solamente porque era una persona importante, famosa y con dinero, ¿cómo enfrentarse a semejante monstruo? Era el cantante más exitoso del momento, ¿podría ganar? Definitivamente no. En realidad muchos no dejaron de tacharla de oportunista puesto que nadie podía creer lo que Itachi era en realidad.
Depresión. Su fiel compañera de ahí hasta que el mundo acabara. Tenía tantas emociones encontradas: suciedad, enfermedad, idiotez humana, enojo, tristeza, humillación, coraje. Quería morir, ya no necesitaba seguir respirando; Itachi le abrió los ojos, pudo ver lo que era la vida en realidad. No la quería... si era así, entonces ya nada tenía sentido.
Error. Una última cosa tenía sentido. En el aniversario del tercer año, esa mañana que despertó por el ruido de la lluvia golpear su ventana, cubrió su cuerpo con la sábana blanca para acercarse al balcón. Viendo el agua caer con fuerza contra el suelo, lo decidió. Prendió la televisión como era costumbre, el noticiario de la mañana recién comenzaba. Cruzó la sala para ir a la cocina y prepararse algo rápido de comer; de repente, un comercial llamó su atención. El anuncio presentaba los cortos de la película más reciente del momento con un actor que apenas se estaba consolidando en el mundo del espectáculo. El joven talento encontrado en una compañía de teatro, la estrella en ascenso, el mayor descubrimiento de la década. Uchiha Sasuke.
Los ojos de la rubia destellaron por primera vez en todo ese tiempo, por más ligero que fuera, de manera casi imperceptible, al fin lograba sentir algo; en su mente pasó una idea que le erizó desde la médula hasta la punta de los pies.
Se acercó de nuevo al monitor, y aunque la imagen que le importaba ya se había ido, se quedó delineándola como si siguiera ahí. Enseguida se dirigió a su estudio para prender su computadora, se sentó y no se levantó de ahí en todo el día, toda la noche, toda la semana. Se dedicó fervientemente a buscar u obtener toda la información posible de los hermanos Uchiha, qué hacían, en donde estaban, sus próximos proyectos; todo lo que le indicara la verdadera personalidad de Sasuke. Sus puntos débiles, fuertes, lo que le gustaba lo que no... y de repente, eureka.
Descubrió la problemática relación que mantenía con el joven empresario, Naruto Uzumaki. Apenas hace un mes había acaparado titulares, pero la verdad es que ella no se había percatado hasta ahora; faltaron unos segundos más para que el nombre del novio de Sasuke tuviera significado para ella.
-"¿El novio de Itachi?" –La chica pensaba con curiosidad y sorpresa. ¿Cómo sabía eso? Muy sencillo. Ella conoció al hombre de sus pesadillas un día cualquiera. Una tarde calurosa de verano, iba caminando por una de las calles no tan transitadas de la ciudad, cuando de repente algo la tiró al piso con fuerza. Debido al golpe, tardó breves instantes para recomponerse, cuando se dio cuenta que la cosa que le chocó era nada más ni nada menos que el cantante del momento tratando de escapar de la prensa. Uchiha Itachi.
Una vez que sus miradas se encontraron, el chico ayudó a levantarla rápidamente; se notaba a leguas que era urgente para él desaparecer por alguna de esas calles, pero parecía que jamás había caminado por ahí. Ino actuó rápidamente; jalándolo del brazo lo llevó hacia la acera contraria y perderse entre los diminutos pasillos que había por detrás de las casas hasta llegar a un callejón. Esperaron unos minutos hasta que Itachi consideró que era prudente salir; no sin antes haber entablado una breve conversación con la joven.
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Mi amigo, mi esposo y mi amante
FanfictionAunque la vida laboral de Sasuke se encuentre en uno de sus picos más altos, ¿será capaz de perdonarle lo imperdonable a Naruto?