De repente, como si nada abrió los ojos. Miraba a su alrededor sin ni siquiera moverse, quería terminar de reaccionar para comprender y recordar de nuevo la situación donde se encontraba. Al cabo de unos diez minutos, trató de levantar un brazo, y al notar que estaba bien, intentó con el siguiente; una vez que concluyó inexistente el dolor en la zona superior de su cuerpo, hizo fuerza en el abdomen para levantarse de un sopetón, cayendo en sorpresa que de la cintura para abajo, el dolor rayaba en lo subliminal.
Dejando un grito ahogado en la penumbra de la habitación, con ambos brazos tratando de ser apoyados en la cama, empujó el resto del peso muerto que tenía consigo. Logró incorporarse, pero el sentimiento agudo de fuego comiendo sus entrañas no dejaba de hacerse presente.
Giró su vista al balcón que se encontraba a medio metro de él; las cortinas estaban abiertas de par en par demostrándole el crepúsculo del día. Alcanzó como pudo el control de la televisión, y al prenderla pudo notar que había pasado día y medio desde lo último que recordaba. En ese instante, un mareo que lo hizo vomitar se apoderó de su alma y de la alfombra finísima que había comprado hace ya algunos años; aunque realmente no le importó.
Permaneció una media hora parado al borde de la cama, no estaba pensando nada en particular, sólo decidió perderse en la pared de color crema que tenía frente a asimismo. Escuchó unos pasos provenientes del exterior de la alcoba, la puerta se abrió, y pudo observar al joven pelirrojo que lo había dejado ahí, sin moverlo, sin tratar de reanimarlo, sin hacer nada por él; justo como Sasuke quería.
-Al fin has despertado. Había comenzado a preocuparme –hablaba el chico después de entrar con serenidad a la alcoba. Desde su perspectiva, el moreno ya lucía lo suficientemente mal como para que pudieran acusarlo por abuso y violencia contra cualquier persona.
Por un lado, Gaara quería terminar de una vez por todas con lo que en un inicio parecía una venganza o escarmiento ligero para expiar los pecados de Naruto; pero con el pasar de los días a causa del maestro de la ilusión, Sasuke, el juego había dado un giro incluso escalofriante para él.
En esos momentos, al mirarlo, podía reflejarse en ese muchacho delgado y atlético; pero al imaginarse que podría ser él, el del plan tan maquiavélico que estaban llevando en contra del rubio, no podía evitar sentirse enfermo.
Desde joven, Gaara había trabajado para la familia Uzumaki gracias a la relación tan estrecha que su padre mantenía con el de Naruto; así que no hubo mayor problema cuando al titularse de su carrera en administración de empresas, quiso probar suerte en una empresa de prestigio como era la del mayor amigo de su padre.
A la par que él entraba, el hijo primogénito de Minato hacía lo mismo como aprendiz de profesor, en ese caso su propio padre para algún día gobernar ese gran imperio. Naturalmente, tarde que temprano, inició una amistad sana con el chico rubio de ojos azules que duró por lo menos alrededor de dos años y medio; no fue hasta que cuando Gaara conoció a lo lejos al mayor de los Uchiha, que los problemas empezaron a ser el pan de cada día.
Tal vez fue demasiado tarde para el pelirrojo en esos momentos, que pudo darse cuenta de los sentimientos tan profundos que tenía para con el rubio; probablemente un estado de confusión lo perseguía a todas partes donde el fuera, pero con todo el rigor y enojo que podía caber en su corazón, decidió aceptar que lo que había forjado con Naruto desde hace ya tanto tiempo, no era sólo amistad, sino que como buen idiota, se había enamorado de un tipo que no tomaba, ni tomaría enserio a nadie; pues esos días a su lado, le hicieron darse cuenta de que independientemente de lo guapo y atractivo que podía ser, debajo de toda esa amabilidad, Naruto también podía llegar a ser despiadado y descorazonado con la gente, como buen niño mimado por papá.
Sin embargo, era inevitable para Gaara ignorar todas esas señales que su cerebro y corazón lo hacían tintinear cada vez que el chico se acercaba, o bien, las emociones de enojo, ira y seguramente celos, que lo embargaban cada vez que lo miraba con alguna otra chica, chico o lo que fuera que fuese.
Increíblemente, en un principio era capaz de controlarlo, bastaba con mirar a otro lado o simplemente simular que le ponía atención cada vez que le contaba una hazaña de cómo enamoró a una joven o cómo consiguió el teléfono de alguien imposible; pero con el avanzar de las semanas, esos sentimientos ahogados lo comenzaron a patear. Ni siquiera estaba seguro de cómo perdió el control o cómo se le escapó de las manos; quizá algún evento en específico lo había desencadenado o probablemente la actitud que tenía para con él lo habían dejado más confundido que nunca. Pero simplemente un día después de salir de trabajar no pudo más.
El día que su corazón explotó frente a Naruto, inició la guerra por saber el grado de propiedad que cada uno de sus amantes tenía sobre el joven rubio, claramente sin contar con esa pequeña, fugaz e improbable probabilidad de que el Uzumaki menor podría sentar cabeza, y donde tristemente años después la sentó.
Era obvio que para el pelirrojo, la historia vivida con su más grande amor, debería de finalizar una vez que había formalizado su relación con aquél que se llamaba Uchiha Sasuke, pero existía algo, algo dentro de él que no podía dejarlo partir tan fácilmente; al final, mucho le había costado el llegar tan lejos con el chico, como para que un ser extraño, ajeno y con aires de grandeza como Sasuke era en aquel entonces, llegara simplemente con una galante sonrisa y le quitara al amor de su vida; no podía permitirse eso. Por lo que a costa de su orgullo, dignidad y de su propio ser, prefirió recibir las dos o tres pequeñas migajas que Naruto le tenía preparadas, e inclusive, compartirlas con una chica tan asquerosa como Sakura, a ser enterrado y olvidado como si no hubiera valido nada en el corazón de Naruto.
Así pasó el tiempo, quién fue el encargado de sumergir en las aguas de la oscuridad en la cabeza del rubio, la pequeña pero jocosa historia que compartió durante algún tiempo con Gaara; y a su paso, también terminó de ensuciar, entintar y pervertir lo que en un momento pareció amor puro, en obsesión perturbada por alguien inalcanzable y caprichosamente enamorado de otra persona.
Un día, mientras observaba la última carta que el rubio le había mandado hace ya una semana de aquel entonces, y se mantenía profundamente ensimismado en sus pensamientos, fue distraído abruptamente por algo nuevamente imposible e incapaz de suceder; otra tarde que marcaría el rumbo de la historia, haciéndola girar bruscamente.
-Entonces eres tú... –la voz de aquella entidad sonaba grave, profusa, como un golpe; sin embargo mantenía con ella la elegancia y porte dignos de quién estaba enfrente de él. Debajo de sus gafas negras, no pudo evitar la sorpresa que le embargaba el haber recibido una visita como esas-
-Sin duda alguna, las lenguas no mienten cuando dicen que no tienes educación –Gaara contestó en un tono serio sin dejar de ser amable. Definitivamente iba a disfrutar una escena como esa, de aquellas que la vida sólo te permite ser partícipe una vez en la vida- Uchiha Sasuke –seguido de pronunciar suavemente su nombre, sonrió en un gesto educado- dime, ¿qué te trae por aquí? –Preguntaba sin inmutarse en su asiento, pues estaba bien acomodado- ¿gustas una taza de té, café, algo? –Terminó dejando la frase al aire, pues fue violentamente interrumpido por el otro chico-
-No me interesa lo que puedan pensar de mí. Me tiene sin cuidado –ese chico de cabello negro, a pesar de que no podía evitar mirarlo con rabia, también en el fondo podía vislumbrarse otra cosa, algún otro objetivo, como algún beneficio, alguna ventaja, algo...- al fin sé que eres Gaara. –Sasuke se pausó un momento, dedicándole unos ojos negros como el infinito, llenos de vacío, decepción, intriga y curiosidad, todo en uno; en cierta forma, ahora el pelirrojo podía entender porque Naruto tomó esa decisión; por qué escogió a Sasuke y no a él; ¿cómo competir contra eso? Realmente podía sentir envidia en esos momentos- y he venido aquí por una razón que tú conoces... –el eco en su voz se hacía notorio con cada sílaba que salía de sus finos y carnosos labios; era como escuchar a Dios; lo hacía sentir tan vulnerable y tan deseoso de ser Uchiha Sasuke, que por unos segundos pensó en desaparecer de ahí, ser tragado por la tierra; y aun así decidió quedarse para escuchar lo que el menor tenía que decir- ...que eres uno de los amantes de Naruto... -cuando terminó la frase, Gaara salió de su ensoñación. ¿Había escuchado bien? Pero, ¿cómo pudo darse cuenta? Él y Naruto siempre habían tenido mucho cuidado para evitar cosas como esa, y sólo de repente, en un instante, tenía a su chico ahí parado frente a él-
-No sé de qué estás hablando –contestó algo tosco, cosa que hizo molestar más al Uchiha, que después de hacer un sonido de desaprobación con la boca, optó por jalar una de las sillas que se encontraban a su lado. Una vez acomodada, se sentó con delicadeza, sin quitarle un ojo de encima-
-Deja de hacerte el idiota, ¿Acaso no te das pena? Ya lo sé todo, simplemente no puedes engañarme –y por arte de magia, de la pequeña mochila que llevaba colgada en su hombro, sacó un paquete pequeño, que al abrirlo dejaba en claro que no mentía con lo que decía. Una montaña de fotos apilada por fechas y horas inundaba la mesa donde antes reposaba la carta que Gaara estaba leyendo. Por demás, podía verse la verdadera relación que el susodicho mantenía con el rubio; besos, abrazos y más, conformaban la amplia galería de imágenes que Sasuke tenía en su poder.
Además de entrar en un breve estado de shock, Gaara no tenía idea de que más hacer o qué decir. Simplemente no estaba preparado para la situación; por lo que Sasuke optó en seguir la conversación- Bien –sentenciaba- ahora que hablamos el mismo idioma, quiero que me escuches con atención –simplemente esperando a que Gaara asintiera con la cabeza en un gesto suave, continuó- ya no me interesan por demás, todas las sorpresitas que Naruto tiene o tendrá guardadas para mí, me bastaron dos cosas para saberlo, y una de ellas te incluye a ti.
Me tiene sin cuidado lo que hagas con él, o el tiempo que lleven saliendo juntos, que al parecer ha sido toda la vida –en ese instante Gaara pudo notar la tristeza que le embargaba al otro chico ver la realidad con sus propios ojos, tanto que por un momento pudo haber jurado sentir culpa, aunque esta ya no sirviera de nada- pero, si esto nos está haciendo a nosotros, ¿qué no hará con otras personas?
-¿A qué te refieres? –Ahora era él, quién interrumpía abruptamente; por extraño que pareciera, la situación tomaba un rumbo extracorpóreo-
-Lo que acabas de escuchar. Es decir, mírame –hablaba tajante- por algún motivo que ahora desconozco, Naruto quiso estar conmigo, y sin embargo te tiene a ti y a muchos más, entre hombres y mujeres. Se ha metido con todos y nos ha destruido el corazón a más de uno, ¿en verdad eres capaz de aceptar eso? –El moreno se cruzaba de brazos- es verdad que como su pareja estable, tenga el derecho de hacer cuanto drama se me antoje al enterarme de todas las infidelidades que me ha cometido; pero sin embargo, pienso ¿en qué es lo que pasa por cabezas como la tuya para aceptar esto? ¿De verdad no te duele? Porque si es así entonces estoy perdiendo mi tiempo
-¿Ha que has venido exactamente? –Gaara le dedicaba una mirada de escepticismo y a la vez de curiosidad. No estaba seguro de las intenciones del menor-
-Te lo diré claro entonces. He venido a reclutarte -musitó-
-¿A qué? –El pelirrojo contestó casi en mofa, no podía creer lo que estaba escuchando-
-Ya te lo he dicho. Quiero destruir a Naruto, quiero hacerlo desaparecer así como lo ha hecho conmigo –el joven desviaba levemente la mirada, en un gesto casi infalible- pero para lograrlo, necesito ayuda de alguien que lo conozca igual o mejor que yo
-¿Y por eso me has buscado? –Sólo recibió un atinado movimiento de afirmación con la cabeza de parte del moreno- ¿Y por qué crees que lo haría? –De inmediato recibió una respuesta que no esperaba realmente-
-Porque desde la primera vez que te vi, a pesar de que era una foto cualquiera, supe que eras igual que yo. Detrás de esa armadura de piedra, Naruto te duele tanto como a mí, o incluso más. Es sólo cuestión de tiempo para que te derrumbes, eso sí aún es posible que haya algo de ti en pie...
-Te has equivocado de persona –el chico se levantaba con brusquedad-
-Sabes que no es así; por eso he venido, reitero mi invitación. Naruto necesita un escarmiento para que deje de jugar con nosotros –le dedicaba la misma mirada fría y severa de hace un par de minutos. De nuevo sentía desfallecer, como si lo congelara- Ya ha acabado conmigo y no tiene el valor de decirlo. No tiene la menor gota de humanidad para decidirse y dejar de lastimarnos... enserio, ¿esto es lo que quieres? Que sólo venga contigo, ¿cuándo se ha aburrido de mí? –Un silencio se abalanzó sobre ellos. Y en el cerebro de Gaara un fusible fue encendido- no me interesa si piensas que estoy loco, pero se lo merece. Es un homicida a sangre fría y no se lo voy a dejar tan fácil.
Cuando lo pienses bien o llegues a tu punto de quiebre, búscame... tengo el plan perfecto para que Naruto nunca se olvide de nosotros... -y así, fue como ahora en este presente, Gaara se encontraba ahí, de pie en el marco de la puerta, observando la nueva locura que a Sasuke se le ocurriera. Aunque quisiera marcharse, ya no había vuelta atrás. En el momento que decidió unirse, se sentenció asimismo.
-Descuida estoy bien. Sólo me duele un poco –el moreno trataba de sentarse, sin lograr una posición realmente cómoda-
-¿No necesitas calmantes o algo? –La insistencia de Gaara se hacía prevalecer-
-Ya he dicho que no –trataba de parecer calmado, a pesar de que en el fondo la desesperación hacía de todo para apoderarse de él- creo que sería mejor si vas por ahí a entretenerte en algo. Yo me quedaré aquí mirando televisión. Tengo que descansar unos días
-De acuerdo –musitó. No entendía por qué, pero sabía que para Sasuke, él no era más que una tonta marioneta, pero entonces ¿cómo podía dejarse manipular tan fácil? Sería, ¿por qué también se ha enamorado de él? ¿Puede ser eso posible? En realidad ya no se siente con la fuerza de completar la venganza, por lo que... ¿qué beneficio le trae seguir ahí? Ni siquiera el mismo podía contestar esa pregunta.
Salió de la alcoba y dirigiéndose al lago, se quedó sentado allí hasta la madrugada, pensando en su siguiente paso. Sabía muy bien que las intenciones que tenía el menor para con él no eran buenas, y que seguramente las cosas acabarían mal, pero ¿a quién le importaba en realidad? Desde hace mucho había dejado de sentir. De hecho, a partir de que se hizo amante de Naruto, al cabo del primer año que se fue a vivir con Sasuke, fue que empezó a sentirse de esa manera. Como un objeto desechable; de cualquier modo no tenía ya nada que perder, y en el fondo probablemente odiara al rubio, más, mucho más que Sasuke. Y, ¿cómo no? si le permitió hacer de él lo que quisiera. Pero a pesar de eso, ya era demasiado tarde para arrepentirse.
A lo lejos por una de las ventanas, Sasuke vigilaba sus movimientos, preparándose para su siguiente jugada. Definitivamente estaba arriesgando el todo por el todo.
Al final, Sasuke es de la clase de personas a las que les encanta jugar, pero que como buen narcisista, odia perder...
Pasaron dos semanas más, la incertidumbre invadía los medios de comunicación y la tensión que albergaban los agentes a cargo de la investigación subía como pólvora. El caso se estaba enfriando y los civiles se encontraban más enardecidos que nunca, pues las probabilidades de encontrar a Sasuke con vida ya eran nulas y aun no tenían a su asesino. Todo el mundo había aceptado la idea de que Naruto lo había matado y que la policía era tan inepta que a pesar de tener al asesino enfrente no podían arrestarlo.
Necesitaban un milagro, y no tardó mucho en llegar.
Daban las siete de la noche, Jiraiya y Orochimaru se encontraban dando una conferencia de prensa con todo el elenco de la película ya inconclusa. En sus rostros podían observarse el cansancio, preocupación y culpa con los que cargaban, dado su responsabilidad implicada en el caso.
Por su parte Karin y Sai que también fueron llamados, se encontraban con emociones encontradas; parecía que fue ayer cuando les tomaron declaración acerca de lo que había sucedido y cuando había sido la última vez que establecieron contacto con Sasuke
Cuando la rueda empezó, Karin decidió romper el silencio con respecto a algunas cosas que había mantenido guardadas durante ese tiempo.
-Señorita Karin –una de las periodistas bien arregladas y perfumadas que se encontraba en la parte de atrás, dio inició con el mar de preguntas que toda la sala tenía lista para abordar a los artistas- sabemos que conoces a Sasuke desde hace ya varios años, y tenemos entendido que nunca estuviste de acuerdo con la relación que tenía con Naruto, ¿puedes explicarnos por qué? –La chica se esperaba preguntas como esas, pero de todas formas primero tenía que girar su mirada a los cuerpos de policía que se encontraban ahí presentes, entre ellos Asuma que era el principal investigador al mando, para saber si podía contestar ese tipo de preguntas, o bien pasar a otra para evitar dar detalles del caso. Una vez que aceptaron el cuestionamiento, ella no dudó al hablar-
-Si bien sabemos, la relación que tenía Sasuke con este sujeto, inicialmente parecía ser perfecta. Pero desde que se conocieron a mí me pareció muy apresurado –la muchacha suspiraba a la par que por debajo de la mesa apretaba sus puños con fuerza. Se sentía tan impotente por la situación, que quería simplemente marcharse, y cuando llegara a su departamento que la vida se apagara, como en las películas- y sentía eso porque cuando Sasuke me hablaba de los avances en su relación, me di cuenta de que Naruto era un patán de quinta –sentenciaba al terminar la oración. Pero ciertamente era verdad.
Desde que su ex novio y ahora mejor amigo, había iniciado la relación con el rubio, notó muchas cosas que no le habían gustado; una de ellas, que Sasuke daba mucho, mucho a la relación, mientras que Naruto a lo mucho, daba dos migajas- yo siempre le dije que tuviera cuidado... a pesar de todo él tenía la última palabra, pero nunca me cansé de decirle que Naruto no valía la pena. Siempre le decía a Sasuke que debía conocerlo mejor, es decir, su primer encuentro fue en un aeropuerto, y desde ahí, ¿quedarse enamorados? Eso no pasa ni en nuestras películas –la joven agachaba la mirada- no lo sé, simplemente algo no me cuadró desde el inicio...
-Y nunca has pensado que eso que sentías, ¿pudo ser por la relación amorosa que tuviste con Uchiha Sasuke? –Otro periodista interrumpía la declaración de la chica de cabello rojo, a lo que se vio severamente sorprendida, e incluso molesta. ¿Cómo se atrevían a mezclar una cosa con otra?- Definitivamente son periodistas –Karin contestaba de manera brusca, grosera y sarcástica; vaya que se sentía enojada- pero no –decía tajantemente- lo que tuve con Sasuke fue hace ya tanto tiempo y terminamos de una forma tan pasiva que nos hemos convertido en grandes amigos; y no sólo lo digo yo, sino que todos son testigos de eso, inclusive ustedes –le dedicaba una mirada fría al tipo que se le ocurrió decir semejante patraña-
-Seguramente a lo que se refería mi compañero, era a que más bien por todo aquello que vivieron juntos, ese sentimiento o lazo tan fuerte que tienes con él, te haya hecho sentir así con respecto a Uzumaki Naruto –la primera periodista hacía alarde de su buena habla, para tratar de disuadir el ambiente tenso que se había formado con tan sólo dos minutos-
-En un principio todos supusieron eso, es decir, era comprensible dado que conocí a Sasuke desde que estábamos en la escuela de actuación –la joven suspiraba pesadamente- aún recuerdo esos días, vaya que sí... -su mirada se tornaba cristalina, necesitaba sacar todo eso que sentía. Quería explotar y en esos momentos aprovecharía la situación para lograrlo-
Yo vengo de una familia muy pobre de la zona norte de la ciudad; como todos saben, mis padres y yo a veces no teníamos que comer... y para ganar un poco de dinero yo salía a las calles a cantar o hacer algo que entretuviera a la gente.
Un día sin saberlo, Orochimaru estaba viéndome, no era la primera vez, pero en aquel entonces pensaba que sí. Que simplemente había tenido un golpe de suerte; cuando se me acercó y me invitó a formar parte de la escuela, quería llorar –su rostro lucía cálido al recordar esos momentos, pero su voz entrecortada recalcaba la melancolía que albergaba su cuerpo- y a pesar de que sabíamos que sería muy difícil, mis papás decidieron ayudarme en cumplir el sueño que tenía... convertirme en una gran actriz...
Desde el primer día de clases, lo recuerdo muy bien, al lado de mi asiento, se sentó un chico de ojos negros, tan guapo que nunca pensé que tuviera oportunidad si quiera de llamar un poco su atención...
Para cuando era la hora del receso yo tenía las manos vacías, pero mi estómago no dejaba de sonar... me estaba muriendo de hambre... -Karin agachaba la cabeza, tratando de aguantar el llanto- esa semana había sido una de las más difíciles para mí y mis padres, puesto que no habíamos probado nada en dos días –ahora sí, una pequeña gotita se asomaba en su mejilla, provocando que toda la sala se sintiera desolada- así que me senté y cerré los ojos, como pidiendo que esa sensación tan horrible de querer comer y no tener qué, se fuera en un suspiro. El simple hecho de ver a los demás, me hacía sentir que no encajaba en ese lugar... -la chica hacía hincapié a que la mayoría de los estudiantes eran de dinero y que prácticamente todos eran de un status muy diferente al de ella- y cuando pensaba que había sido un error aceptar ir a esa escuela... el chico, ese... chico que tanto me había gustado, y que pensaba que jamás podría acercarme a él... estaba parado frente a mí –las lágrimas rodeaban su rostro, la voz de Karin sonaba lastimera, no pudo aguantar más el dolor que le hacía recordar todo eso y que tal vez jamás se repitiera- estaba ahí con una charola de comida y... -la pobre ni siquiera podía articular bien las palabras- y lo único que me dijo fue:
-Perdona por tardarme tanto tiempo con la comida, pero no estaba seguro de si querías pescado con anchoas, o la carne bañada en su jugo...
Jamás... –la muchacha se llevaba ambas manos al pecho, apretando con recelo su corazón- jamás podré olvidar lo que Sasuke hizo por mí ese día... –todo el staff que se encontraba en el lugar no podía evitar sentirse triste, incluso Jiraiya que estaba a un lado de Karin no pudo evitar llorar; en el caso de Sai, al llevarse las manos a la boca, esa expresión lo decía todo- sus gestos era tan suaves, su mirada tan serena... era la primera persona que no me miraba con lástima, que me trataba como su igual... que se había preocupado realmente por mí –dejaba escapar una leve sonrisa- era la primera vez que alguien me hacía sentir de esa forma... -cerraba los ojos con fuerza- fue cuando nos hicimos amigos... y después del primer año en la escuela, él me pidió que fuera su novia... los sueños que alguna vez tuve, se estaban haciendo realidad.
Yo siempre me sentiré agradecida con él por todo lo que me dio, y porque él ha sido uno de los grandes pilares por los que hoy estoy aquí hablando con ustedes... pero naturalmente, no todo es alegría... y cuando decidimos dejar de ser novios, por supuesto que dolió, pero algo en el fondo me decía que no dejaríamos de ser esos grandes amigos que se conocieron ese día en el patio de la escuela... y así fue –miraba hacia la nada, enfocada en el puro recuerdo- yo lo apoyé, lo apoyo y lo apoyaré siempre...
Siempre estaré muy feliz con Sasuke, no importa lo que suceda, nuestra historia se quedará en la memoria, y mientras yo no lo olvidé, el vivirá dentro de mí –Karin se frotaba los ojos, sin importarle todo el rímel que le ensuciaba la cara- aunque yo sé, que no puede estar muerto... –su voz se entrecortaba otra vez-
Puede que nunca haya aceptado su relación porque Naruto no le convenía y porque sabía que iba a salir lastimado; incluso cuando las cosas comenzaron a fracturarse le recomendé en varias ocasiones que se alejara antes de que la situación se hiciera más seria, pero nunca escuchó... aun así estuve para él siempre. Y cuando llegaba llorando a decirme lo que ahora había encontrado o lo que Naruto le había hecho; por más que me enojara, trataba de aliviar su dolor... -Karin dejaba unos segundos de silencio para después continuar- pero si me preguntan que Naruto fue capaz de hacerle daño a Sasuke, les puedo decir que no creo en que Naruto haya sido capaz de hacerlo –sonaba tajante- nunca me ha caído bien, y todos lo saben... pero de ahí a que lo considere un homicida, son cosas diferentes... es decir, puede que lo haya lastimado mucho y que sea un idiota... pero no creo en que haya sido él, quién le haya ejercido ese daño físico a Sasuke...
-Entonces, ¿podemos decir que aun esperas en qué Sasuke regrese a casa?-La periodista retomaba la palabra-
-Por supuesto que sí –Karin seguía limpiándose la cara, hablando un poco más suave- todos nosotros somos su casa; así como cuando el corría a mí cuando se sentía triste por sus padres, así como Orochimaru lo llevaba a su casa para no sentirse solo... así como Jiraiya lo ha cuidado tanto... todos nosotros somos su hogar; y no dudo en que vuelva... -esas palabras, eran el último recurso para apelar a la esperanza-
-¿Cuándo fue la última vez que lo viste Karin? –Otro periodista, mucho más viejo, ya con el cabello cano, se acercaba entre la multitud para cuestionarla. Si bien todo lo que había dicho era hermoso, hacían falta las preguntas claves en el la investigación- Soy Hatake Kakashi para el noticiero matutino... -ante ello, el ambiente de nuevo cambió. La chica lo miró y ciertamente con un deje de desconfianza contestó-
-Dos días antes... -la mujer se paraba unos instantes, tomando aire para poder continuar con algo de recelo- desde que empezamos a filmar, Sasuke se había apartado un poco de todos. Yo sabía que algo raro había pasado...
-¿Y él te lo contó?
-Sí –sonaba tajante de nuevo. Dado que nadie sabía de eso, Asuma dudó un momento en si sería buena idea que la chica contestara, pero después de unos breves instantes supuso que sería lo mejor- cuando las grabaciones dieron inicio, Sasuke me enseñó pruebas de una de las infidelidades de Naruto...
-¿Qué tipo de pruebas? –Ante la pregunta, Karin tartamudeó un poco- era, una impresión... una hoja donde estaba una plática de Naruto con... Gaara –la chica se alejó un poco del micrófono, imaginando si era lo correcto, pues de inmediato la sala enardeció-
-Entonces, el Gaara del qué hablas, ¿es el mismo con el que Naruto ha trabajado todos estos años en su empresa? -Los ojos de la pelirroja se posaron en los del capitán Asuma, cuando tuvo su aprobación, contestó- sí. Es el mismo...
-Bien –hablaba en un tono seco- así que dices que desde que llegaron Sasuke no actuaba como de costumbre... -la mujer asentía- y conforme pasó el tiempo, fue alejándose de todos, incluso de ti –asentía de nuevo, sin saber exactamente a dónde iba con esas preguntas- ¿y por qué no hiciste nada? Si dices conocerlo tan bien y que tenían una relación tan buena...
-No lo creí necesario –interrumpía de manera violenta- Desde hace un par de meses la salud física y emocional de Sasuke dependía de un hilo, y a pesar de que tuve una discusión seria con él por todo lo que le estaba provocando Naruto, decidió hacer caso omiso. Incluso me dijo que dejara de meterme en su vida... así que sólo hice lo que me pidió.
Cuando me mostró la nueva estupidez que Naruto había hecho, estuve a punto de decirle que todo lo que habíamos conversado antes era verdad, pero como su amiga no me quedó más que apoyarlo y dejar de indagar más allá de donde no me llaman, por eso no hice nada; además de que en esa semana estábamos muy ocupados filmando las escenas de acción de la película...
-Comprendo, pero entonces, ¿qué más pruebas tenía?
-No puedo decirlo dado que involucran directamente a la investigación, pero lo que sí puedo decir, es que Naruto engañó a Sasuke más de una vez con cada persona que se le ponía enfrente. Es un patán irremediable y la relación que tenía con Sasuke, la echó a perder desde que se fueron a vivir juntos –la joven retiraba el micrófono, y cruzándose de brazos, dejó caer todo su cuerpo hacia atrás. Había terminado y no planeaba decir más cosas. Al notarlo, el periodista que logró hacerse fama a través de sus controversiales informes, decidió proseguir con los demás miembros del elenco que seguramente conocían muy bien a Sasuke- Señor Sai –hablaba claro- tú nunca te llevaste bien con Sasuke, ¿cómo afectaba su relación al trabajo que tenían que hacer conjuntamente? –el chico al que le hablaba se encontraba bebiendo agua, y sin premura, cuando terminó, lentamente y sin emoción alguna, contestó- no afectaba en lo más mínimo, puesto que Sasuke siempre ha sido un profesional. En cuanto de trabajo se trata, nunca permitimos que nuestras rencillas intervinieran a la hora de grabar...
-Pero fuera del trabajo, se odiaban casi a muerte... –interrumpía su habla, para que enseguida Sai lo interceptar a él- Hay que aclarar y hablar como se debe para evitar malentendidos. Simplemente, Sasuke y yo nunca nos hemos llevado bien por nuestra forma de ser... individualmente la actitud que él tiene no me gusta y viceversa. Eso no significa que nos odiáramos o nos deseáramos cosas malas –el joven optaba por cruzarse de brazos y mover una de sus piernas con recelo. Las preguntas de ese tipo lo ponían de muy mal humor-
-¿Y por qué ha sido así siempre? –Kakashi trataba de sonar educado, a pesar de que el ambiente de nuevo era hostil-
-Bueno, supongo que empezó porque siempre nos hemos considerado rivales, algo que es de dominio público. Al inicio de mi carrera, los primeros trabajos que hacía eran secundarios, mientras que Sasuke entró al estrellato en un santiamén y con papeles muy importantes; la comparación se hacía evidente, dado que además compartimos características físicas similares... No mentiré al decir que me molestaba que los medios hicieran eso, ya que a pesar de todo, nuestras historias distaban de ser iguales... pero está bien, es algo con lo que puedo vivir.
Después, vino la obra de teatro donde nos pidieron que trabajáramos juntos; no pude decir que no dado que representaba una gran oportunidad... esa, fue la primera vez que lo conocí más allá de las entrevistas y su actuación. Pude decir abiertamente que no me caía bien, y el resultó ser de la misma idea que yo. Sin embargo nuestro trabajo valía oro como hasta ahora, y es algo que ni él ni yo podemos evitar... -hablaba, generando algunos gestos corporales suaves-
-Comprendo. Sin embargo te voltearon a ver como uno de los sospechosos por su desaparición...
-Era natural dado los enfrentamientos que habíamos tenido antes y que nuestra relación no era la mejor –se pausaba uno momentos- pero el día que desapareció yo me encontraba con Orochimaru y Jiraiya analizando una escena que no me quedaba del todo clara. Al ser la verdad mi coartada, de inmediato me desecharon como sospechoso... principalmente porque incluso Naruto declaró verme con ellos cuando todo el alboroto comenzó
-Y actualmente, ¿piensas en qué Sasuke está muerto o vivo?
-Lo que crea no importa, sino los hechos y las pruebas son los que nos contarán que pasó ese día. Pero ya que preguntas, en verdad deseo de todo corazón que esté bien, y sea lo que haya sucedido... Sasuke regrese a casa.
Este tiempo me ha hecho pensar y reivindicarme con respecto a él. Si regresa, en verdad espero que lo haga, trataré de remediar todo el tiempo perdido, pues ahora que lo pienso... lo extraño, incluso aunque sea sólo para discutir. Extraño a mi colega, a mi compañero de equipo –en ese instante, Sai dirigía su mirada hacia la cámara que lo estaba grabando en vivo- Sasuke, por favor, regresa a casa –habló en un tono lastimero. Definitivamente, hasta para él, la situación se había vuelto por demás... un dolor de cabeza.
Lo peor era que ni siquiera Sai, tenía idea de lo que pasaba.
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Mi amigo, mi esposo y mi amante
FanfictionAunque la vida laboral de Sasuke se encuentre en uno de sus picos más altos, ¿será capaz de perdonarle lo imperdonable a Naruto?