Capítulo 11: "Alfileres en tu corazón, navajas de mi dolor

1.4K 119 19
                                    

  Dos semanas antes

-Acabo de hablar con Orochimaru... -el joven moreno iba llegando a su casa. El día estaba soleado aunque el aire se encontraba un poco frío. Dejó sus llaves en la mesa principal, y se fue a la sala buscando al otro chico. Una vez que lo encontró, se sentó y continuó con la conversación- logró encontrar a alguien que me cubra durante este tiempo

-Entonces, ¿seguro que ya no hay problema? –El muchacho rubio se observaba emocionado y feliz-

-Sí Naruto, estoy seguro. Por otro lado estoy contento porque así me despido un buen tiempo de la obra. Comenzaba a aburrirme –se cruzaba de brazos- anunciaron mi ausencia durante todos estos meses, por lo que puedo estar tranquilo estas dos semanas

-Verás que será un estupendo viaje –se levantó del sillón contrario para sentarse a un lado del menor- no te vas a arrepentir –con una de sus manos acarició sutilmente su mejilla-

-Supongo. ¿Mañana iremos con la terapeuta?

-Sí –desviaba un poco la mirada- me recomendó tratarnos por separado y juntos

-Ah, ¿de verdad? –Lo miraba- ¿entonces mañana nos hablará individualmente? –El otro asentía- está bien, ¿vamos a ir temprano?

-Sí. Bueno, la cita es a las doce del medio día

-Está bien... -el silencio los inundó de nuevo hasta que Naruto lo cortó-

-¿Quieres ir a comer?

-¿A dónde? –Lo miraba de manera usual, algo que le pareció un poco extraño a Naruto-

-No lo sé, tal vez al lugar que te gusta tanto... el que está a las afueras de la ciudad

-Bueno –lo pensaba brevemente- supongo que estaría bien. Iré a cambiarme –el chico estaba a punto de levantarse, pero el rubio lo tomó del brazo-

-Sasuke, así estás bien, ¿o no quieres que nos reconozcan? –Dada la mirada lastimera del chico, el menor no tuvo mayor opción-

-De acuerdo, tienes razón –hacía un intento por sonreír- puede que sea mejor el que nos reconozcan. Entonces vámonos... –se subieron al coche con el mayor manejando. No hablaron gran cosa, y después de media hora al fin estacionaron y entraron al lugar. Dado que era justo la hora pico, mucha gente los reconoció de inmediato, a lo que Sasuke con educación firmó rápidamente algunos autógrafos así como permitió que le tomaran unas fotos. Una vez que terminó, le dedicó una hermosa sonrisa a Naruto y se sentaron a comer-

-Sigues siendo el mismo galán famoso, ¿no es así? –Naruto le hablaba mientras comía su carne en término medio-

-Si lo quieres llamar así –ladeaba el rostro- afortunadamente sigo vigente

-Sasuke –el tono de voz que usaba era más dulce que antes- tu siempre estarás vigente –le sonreía-

-Naruto –se reía un poco por lo bajo, al momento de tomar su vaso de agua- no digas tonterías...

-Sabemos que es la verdad –ahora le dedicaba esa mirada. La que tanto le gustaba al de ojos negros como la noche-

-No me mires así –no podía evitar desviar por completo el rostro. Por alguna extraña razón, esa arma que usaba contra él, seguía teniendo el mismo efecto de siempre. Estaba completamente sonrojado-

-¿Por qué? –Soltaba una risa suave, dejaba un breve silencio para ponerse serio de nuevo- eres encantador Sasuke...

-El chico suspiraba, ya sabía para donde iría la conversación- mira, no es necesario platicarlo aquí –miraba a su alrededor-

-No es eso... simplemente, ¿no vas a dejar que hable de lo maravilloso que eres?

-En verdad tú... -el otro chico lo tomaba de la mano-

-Agradezco mucho el esfuerzo que le estás poniendo a esto –sus ojos se dirigían justo a la mano que sujetaba- incluso te lo has puesto de nuevo

-Si bueno –se notaba un poco renuente- "Sólo hazlo"-se dijo así mismo- es que yo te sigo queriendo... y mucho. Trato de que ya no me de miedo... tu sabes... que vayas a dejarme

-No lo voy a hacer Sasuke. De ahora en más estaré arreglando todos mis errores –lo miraba suplicante-

-Ya te había dicho que te daré otra oportunidad. Pero también entiende que sigue siendo un poco difícil –lo miraba con profundidad- aún sigo perdonándote...

-¿Quieres que despida a Sakura? –Le hablaba de repente.

Por un momento pensó que podría ser lo mejor que podía suceder; sin embargo, sabía que no era la mejor decisión-

-No puedo exigirte que despidas a cada persona que no me caiga bien Naruto –se pausaba un poco- pero deberías de poner límites, si de acuerdo a lo que dices no tienes el menor interés en ella...

-Lo haré entonces –le dedicaba una sonrisa amplia-

-Pero en verdad hazlo. Es muy molesto que esté siempre con sus indirectas. Al final yo soy tu pareja y a donde tienes tu hogar es conmigo no con ella. Me debe respeto donde nunca lo ha demostrado. Al contrario se mofa de lo que nos ha pasado y siempre me hace sentir...mal –murmuraba lo último-

-Está bien, lo haré –de nuevo acariciaba una de sus mejillas- termina de comer, pediré el pastel que tanto te gusta, ¿de acuerdo?

-De acuerdo... -así terminaron de comer y seguir platicando de cosas banales como en los viejos tiempos.

Ya terminado el postre, decidieron ir a caminar al parque y de ahí regresar a casa. El comportamiento de Sasuke no fue tan apático como se había hecho notar en las últimas semanas, por lo que Naruto de nuevo se sintió esperanzado.

Al día siguiente se bañaron y fueron juntos con la terapeuta. La mujer se presentó con ambos, pero enseguida pidió que Naruto pasara primero. Una hora más tarde fue el turno de Sasuke, y acabando la hora, les dedicó otros sesenta minutos para hablarles de las acciones que deberían tomar.

Cuando salieron, se dirigieron a su casa, buscaron sus maletas y comenzaron a preparar todo para su viaje de dos semanas. En ese momento, algo había sido cambiado de nuevo en la mente de ambos. Para Naruto, le permitió ver con lujo de detalle los errores cometidos y como poder aprender a manejar la culpa.

Mientras que Sasuke, descubrió en qué parte de un duelo psicológico se encontraba y que lo más importante era que lo que sucedió, no fue culpa suya. Del mismo modo, notó los errores que también cometió y que seguía haciendo, pero a pesar de ello, lo que quedaba, era que su relación todavía podía salvarse.

Parecía que surtió efecto. El resto de la tarde ambos se notaron de mejores ánimos; pero especialmente Sasuke, por fin tenía algo de paz mental.

Sorprendente para Naruto, ese día fue regido por acciones que el menor no tenía desde hace mucho tiempo hacia él. En términos sencillos, estaba muy cariñoso; algo que no veía desde hace años.

Caída ya la noche, decidieron ponerse la pijama e irse a dormir para levantarse temprano por la mañana; pero Sasuke tomó una decisión muy importante para ese momento.

-¿Ya te has dormido, Naruto? –Hablaba muy bajo, apenas audible para el que se encontraba a su lado durmiendo en la cama-

-¿Sucede algo Sasuke? –Le respondía abriendo los ojos pero aun dándole la espalda al menor-

-¿Crees que en verdad nos ayude? Yo creo que sí –sonreía para sí mismo- me sentí mejor

-Bueno, entonces creo que pensamos igual –se volteaba para verlo de nuevo- tal vez tuvimos que haber hecho esto desde antes...

-Puede ser... -le permitía el acercamiento- ¿Naruto? –Sonreía suavemente-

-¿Qué pasó? –Tenía un tono nervioso en la voz-

-Yo...te amo –cerraba los ojos- y de verdad creo que esto va a funcionar. Nunca he perdido las esperanzas...

-Sasuke –hablaba en un susurro- yo... -en ese momento el mayor fue interrumpido con dos dedos del menor. Cuando lo miró, de nuevo el brillo en sus ojos se asomaba como en aquél entonces-

-No es necesario que digas más nada... sólo necesito que me recuerdes lo mucho que me quieres, Naruto –en ese instante Sasuke tomó aire y con fuerza, comenzó a besarlo en los labios. El rubio respondió de la misma forma, dejándose vencer y sin darle tantas vueltas al asunto, dado que podía sentir la necesidad del otro por mantener esa atmósfera. El rubio pasaba las yemas de sus dedos por la espalda desnuda del otro, puesto que era una noche con una temperatura alta. Como el menor no repelaba, Naruto intentaba tomar el control como en el pasado, así que sus besos comenzaron a bajar al mentón y cuello de Sasuke, provocando en él un gran sonrojo en las mejillas.

La respiración de ambos se acrecentaba, los latidos de sus corazones aumentaban y la pasión reaparecía después de tantos años. Naruto intentaba colocarse arriba del otro a pesar de notar su renuencia, aunque después de algunos intentos más, al fin lo logró-

-No te preocupes –le susurraba en el oído con dulzura- todo estará bien –y lentamente con su mano derecha, tomó el brazo más cercano del moreno, lo pasó por arriba de su cabeza, y siendo suave unió ambas manos, aprisionando la del menor con fuerza- ¿me darías el gran honor de tenerte, Sasuke? –Por unos breves segundos, el chico en cuestión dudó, lo miró a los ojos, pero la sonrisa y mirada determinante de Naruto, lo hacía sentir por fin... protegido y querido una vez más-

-Hazlo... -murmuró, y al escucharlo, en verdad Naruto tocaba a Sasuke, cada parte de su cuerpo, con amor. Recorría la tersa piel de una de sus piernas hasta llegar al hombro y repetir lo mismo en recurrentes ocasiones; descender sus labios por cuello y pecho del menor. Dejar que lo desvistiera, que lo sintiera... llegar hasta ese punto. Simplemente era glorioso escuchar los latidos de Sasuke, su respiración irregular, que dijera su nombre... se sentía feliz de nuevo.

Temprano por la mañana, Naruto se levantó para subir las cosas al coche y preparar el desayuno. Tenía todo listo para sólo esperar a que Sasuke despertara, se cambiara y desayunara para embarcar el viaje de tres horas por carretera hasta que lograran llegar a su destino que se encontraba en la playa. Debían de llegar a un hotel importante, que de acuerdo a los planes del rubio estaría justo en el centro de la playa. Ya cambiado y arreglado se dirigió a la habitación donde el otro aun dormía. Lamentablemente se les estaba haciendo tarde, así que no tuvo opción más que despertarlo.

Se acercó con sigilo, Sasuke estaba acostado boca abajo enredado en las sábanas; así que con la nariz delineó parte de su espalda hasta llegar al lóbulo de su oreja. La besó con cariño, seguido de hacer lo mismo con su mejilla y cuello, hasta que al fin el menor comenzaba a reaccionar. Una vez despierto, no tardó más de media hora en estar listo, almorzar y marcharse en el coche.

Todo parecía muy normal. El moreno yacía con muy buen humor; las cosas retomaban su curso y ambos estaban felices.

Durante todo el trayecto fueron conversando de diferentes cosas, principalmente del trabajo y pendientes que tendrían que realizar cuando se acabaran esas semanas de pequeñas vacaciones.

Cuando llegaron al hotel, Sasuke quedó impactado. Naruto había reservado la suite que tenía la mejor vista al mar. Tenía una sala, comedor, recámara, media cocina y baño con jacuzzi. La estancia en verdad lucía amplia en colores cremas, amarillos y cafés. De inmediato, el menor se dirigió a la zona de la terraza donde después de correr las puertas de cristal, salió para sentir el aire caliente característico de las playas. Cerró los ojos dejándose llevar, estaba en verdad muy feliz.

Naruto se sentía de la misma forma a pesar de que en esos momentos no tenía más opción que cambiarse a algo más formal para ir a su junta que seguramente llevaría un par de horas. Se acomodó la corbata y dejando que Sasuke le pusiera un poco de su colonia favorita, lo besó con fuerza. Acarició el rostro del joven de ojos negros y lo acompañó a la parte de atrás de la suite; tenía otra puerta de cristal que dejaba ver la alberca privada con la que contaba-

-Todo esto es para ti –permitía que con calma, el muchacho se adentrara en el agua tibia del lugar-

-¿A qué hora regresas? –Se mojaba la cabeza suavemente para no salpicar al rubio-

-Regresaré hasta la hora de la cena –besaba su frente- ¿estarás bien? Pide lo que quieras a la habitación, no es necesario que bajes...

-No tienes que cuidarme tanto... -hacía un ligero mohín con las mejillas-

-Sabes que no es por eso... pero podrían reconocerte por ahí –acariciaba su cabeza con sutileza- además no me gusta dejarte solo inmediatamente... y por tantas horas, no quisiera que te aburrieras o algo...

-Descuida Naruto –le robaba un beso- esperaré a que vuelvas, pero trata de no tardarte tanto –le guiñaba el ojo- de cualquier modo tranquilo... no voy a romperme...

-Sasuke –le dedicaba una mirada de preocupación-

-No soy de cristal, amor... -en el momento en el que el de ojos azules escuchó eso, un vuelco en su corazón lo inundó. Hizo todo lo posible por no llorar y mantener la calma, por lo que, usando ese mismo tono de voz, se despidió-

-Aun así, sí necesitas cualquier cosa no dudes en llamarme. Tendré el celular prendido... y es enserio –hacía énfasis a esto último, con lo que el otro asintió con el rostro mientras observaba como Naruto cerraba la puerta tras de sí.

El resto del día, el moreno se la pasó en la alberca, divisando a todos los turistas que se encontraban a metros y metros debajo de él en ese hotel tal alto. Alrededor de las cinco y media optó por salir, bañarse, ponerse algo cómodo y pedir algo al cuarto; pero la curiosidad lo embargó así que decidió recorrer el hotel y su restaurante, aunque fuera sólo con un sombrero y gafas como única protección anti-paparazis.

Recorrió algunos pisos del lugar, revisando las diferentes habitaciones que poseía, la alberca general del hotel que era para todos los huéspedes, el gimnasio, sala de juegos, juntas, restaurante y bar.

A lo lejos, divisó un platillo que llevaban hacia una mesa que estaba justo en la arena, así que preguntó por el nombre del plato y lo pidió. Se sentó a degustar su comida perdiéndose en la inmensidad del mar. Un océano tan azul que le permitía recordar esos ojos azules en todo momento.

Cuando terminó, pagó con su tarjeta de crédito, y sin levantar sospechas de quién era, regresó a su habitación. Prendió la televisión para que media hora después se metiera al jacuzzi. Él mismo lo sabía; el cambio en su actitud, como si no hubiera pasado nada... se lo debía a la terapeuta... pero también se lo debía a Sai.

Puede que actuara como un hipócrita, pero cada vez que la bomba nuclear con el otro de cabello negro explotaba, lo único que lograba era que fuera corriendo a los brazos del rubio. Ya el vacío se hacía tan grande, que sólo Naruto podía salvarlo... con él, esa sensación desaparecía de inmediato; por lo que confirmaba su teoría. Estar con Sai y engañar a Naruto de esa manera, lo hacía quererlo más.

Todavía se encontraba en un estado de limbo, como si no hubiera pasado nada... se sentía pleno a pesar de ser un mentiroso... pero al final todos lo merecían y parecía ser la solución adecuada.

Apagó su celular y se quedó allí sentado, en una reflexión o meditación, hasta que el mayor llegó pasadas las nueve de la noche.

Entró con sigilo al lugar, Sasuke estaba dándole la espalda así que decidió sorprenderlo con el ramo de flores que llevaba consigo; rojas, como le gustaban al chico.

Sin provocar que se asustara, le dio un beso húmedo en la nuca, con lo que el menor salió de su ensoñación. Naturalmente las flores cumplieron su propósito y después de muchos besos, Naruto lo sacó del agua para llevarlo a la ducha y ¿por qué no? meterse con él también.

Una vez desnudos, el rubio otra vez no puedo evitar sus deseos carnales de estar dentro de su pareja ya que todas esas emociones habían sido reprimidas por él mismo en ese lapso de meses.

Sasuke al notar el acto se dejó llevar sin más. Incluso en el fondo lo extrañaba de esa forma. A esas alturas del partido ya necesitaba que el joven de ojos azules se hiciera responsable de él en ese sentido. El sentimiento de pertenencia, de placer al estar con alguien, lo pedía a gritos y su cuerpo también.

Se dejó hacer por el mayor sin queja alguna. Sus besos y caricias lo deleitaban con cada roce y cada segundo que pasaba. Cuando menos lo vio venir ya se encontraban por completo consumando el acto. El chico de cabello negro estaba contra la pared; sus nalgas consentían el frío del azulejo blanco de la zona de la regadera, sus manos alrededor del cuello de su amante y sus piernas bien enredadas en la cintura de Naruto, hacían que disfrutara por completo el momento. Era una de las posiciones que más le gustaba.

Pudieron pasar ahí dentro un rato eterno, pero cuando salieron notaron que apenas eran las diez y media de la noche; así que se cambiaron de ropa y bajaron a cenar, en esta ocasión a uno de los restaurantes que se encontraba a tres calles de ahí.

La velada fue perfecta, en verdad ambos se estaban luciendo y luchando consigo mismos para no echar a perder el momento.

Ya casi satisfechos tomaron algunos cocteles con alcohol para después regresar a su lugar de hospedaje. Ambos estaban cansados, Sasuke hizo algunas preguntas acerca de cómo le había ido a Naruto en el trabajo y eso fue todo. Se fueron a dormir, pero esta vez, abrazados el uno al otro.

Por suerte, para el menor de ellos, fue muy acertado apagar su celular. Ya que en la ciudad, Sai estaba vuelto loco tratándolo de encontrar. Llamó infinidad de veces hasta que se cansó, suponiendo lo que sucedía en ese viaje.

Un lado de él, que es generalmente el que se ocupa de su vida diaria, le decía que debería de darle igual, puestas las circunstancias y que además el mismo se lo planteó de esa manera a Sasuke... pero su otra mitad definitivamente moría en celos. Y no era para menos, si hace apenas unos días... al fin ellos, también compartieron la misma cama.

Al día siguiente, Naruto sólo tendría que ir a sellar y firmar unos papeles, por lo que pidió a Sasuke que lo esperara para almorzar. Al confirmarlo, de nuevo se fue un rato a la alberca hasta que algo lo sacó de sus pensamientos.

A lo lejos, se escuchaba el sonar de un teléfono celular. Seguro que no era el suyo porque estaba apagado, pero entonces, ¿El rubio había olvidado el que le pertenecía? El chico salió del agua, enredándose en una toalla para que no le diera frío, entró a la alcoba para buscarlo, no tardando mucho tiempo en encontrarlo.

Desbloqueó el celular y al parecer tenía diez llamadas perdidas de diferentes números; pero cuando estaba a punto de bloquearlo de nuevo, en la pantalla se observaba un número que no pertenecía a ningún contacto existente en la memoria del celular. Sasuke decidió contestar llevándose una desagradable sorpresa.

Enseguida de que escuchó lo que escuchó, estuvo demasiado cerca de generarse una crisis, pero cabía la idea de que probablemente se hubieran equivocado, ya que Naruto no tenía ese número entre sus contactos. Prefirió guardar la calma y no restarle importancia. Afortunadamente, el teléfono no volvió a sonar... pero le dejó en Sasuke, de nuevo la espina con la que se ha picado siempre; algo le parecía coincidencia, y la verdad es que para él, algo como eso solamente no existe.

Lamentablemente sus sospechas acertarían de nuevo, dos días después; donde el dichoso teléfono no dejaba de sonar y de poner nervioso a Naruto... y la plática caliente y sostenida que mantuvo con uno de sus mayores contactos... apenas dos días antes de haber realizado el viaje.

De nuevo la decepción, otra vez avanzar diez pasos para retroceder veinte, de nuevo la depresión, bienvenido otra vez al dolor.

Lo que pintaba para ser el sueño de rescate de su relación, se convertía en la pesadilla con la que tenía que lidiar siempre... alfileres en el corazón... navajas del dolor...




Mi amigo, mi esposo y mi amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora