Capítulo 3.

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Estaba en mi apartamento, llegué hace dos horas y lo único que he hecho fue cambiar mi ropa, pedir pizza que aún no llega, repetir la canción de "rewrite the stars" la versión de Zac Efron y Zendaya como 4 veces y quedarme parada frente a la ventana pensando y pensando. Físicamente estaba quieta, pero en mi mente ya había ido y venido como mil veces.

—Okay, al fin llegó la Pizza —Mía entro al apartamento con la caja en sus manos —el repartidor se perdió, tuve que caminar 2 cuadras para encontrarlo y mira esto —señaló sus pies —me lleve un zapato mío y un tuyo, suerte que esto es la ciudad sino habría hecho el ridículo.

Yo la miraba, pero no decía nada, pues mi mente seguía pensando, ella dejó la pizza en el centro de la sala, fue a la cocina en busca de unos platos, pero mi ansiedad no me permitió esperar por ella, me acerqué a la pizza, tomé un pedazo en mi mano y la llené de pimienta y picante y me la comí.

—Gracias por esperar —Dijo una vez llegó junto a mi —Venga Gaby nunca te había visto de esa forma, di algo.

—Lo siento Mía, es que tengo muchas cosas en la cabeza y no puedo ordenar mis pensamientos.

—Sigues pensando en tu conversación con el señor Belov.

—Claro que si —respondí con un tono de voz un poco elevado y la boca llena de pizza, pero me avergoncé y cubrí mi boca — lo siento.

—No es algo tan difícil, aceptas dices que sí, no aceptas dices que no —Tomo una rebanada de pizza y se dejó caer junto a mi —Fácil.

—No Mía no lo es, debo pensar en todo, en mis clases, mis proyectos, necesito tiempo para respirar.

—Ganarías más y sabes que te hace falta.

Hace un par de horas Mía y yo salimos del trabajo, luego de que Izan me llevara a hablar con el señor Belov, creí que el motivo era que me regañaría por lo sucedido con el chico de correo o en medidas mayores me despediría, pero lo que me dijo fue completamente lo contrario y que nunca pasaría por mi cabeza que pudiera suceder.

[...]

—Señorita Gabriela —Su tono de voz era serio —Primero que nada, gracias por aceptar reunirse conmigo.

Bueno, en realidad me trajeron hasta aquí, mucha opción no sentí que tenía, y no pude disfrutar bien de la compañía

—Claro señor, solo que aun no entiendo que hago aquí exactamente —Dije directamente.

Él se movió de donde se encontraba y se colocó frente a su escritorio, mientras me observaba sentada en el sillón, yo intentaba parecer relajada a la posibilidad de un regaño, una sanción o lo peor un despido, claramente sabía que, si era lo que intentaba, me opondría ya que el percance que sucedió con el señor de los envías es una mancha en mi registro sabía que era poco, pero de calidad lo que he hecho en esta empresa.

—Antes que diga algo quiero aclarar que yo sé que soy solo una secretaría, pero nunca nadie se ha quejado de mí, ni de mi trabajo, lo sucedido ayer simplemente fue algo que se me salió de las manos porque... —Sin que pudiera terminar la risa del señor Belov me detuvo.

—Cálmese, ¿desea un té? —pregunto amablemente y me limite a negar con un movimiento de la cabeza —Verá, estoy buscando a alguien para ocupar un puesto importante en la empresa. —Espera

—Necesito una persona con determinación, paciencia y un carácter firme. —¿Que? ¿Quien? ¿yo?

—¿Se refiere a mí? —Quise asegurarme

—Así es señorita Gabriela

—Entiendo —una vez expuesto ese punto sentí como mi respiración era más ligera —y ¿De qué se trata exactamente el puesto?

No te alejes de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora