Era sábado por la mañana, y caminaba por los pasillos de la universidad, mis libros apretados contra el pecho, tratando de mantenerme enfocada en las discusiones con mis compañeros. Hablaban de las clases, de los próximos exámenes, del estrés acumulado por los proyectos pendientes. Pero, a pesar de mis esfuerzos por concentrarme, mi mente vagaba constantemente. Cuando mu teléfono vibró por tercera vez en menos de una hora, lo tomé y vi que era otro mensaje de Amber. Esta vez, el tono era diferente:
"Hola, Gabriela, ¿por qué ya no has venido a verme?"
Me mordí el labio, el remordimiento ya empezaba a instalarse en mi pecho. Deje el mensaje sin responder, volvió a guardar el teléfono en el bolsillo y trate de volver al presente. Pero mi conciencia pesaba, y cada minuto que pasaba sin contestar, sentía que aumentaba esa incomodidad. Al poco rato, otro mensaje apareció:
"Necesito hablar contigo."
Suspire, debatiéndome entre responder o ignorar el mensaje como le he hecho los últimos tres días. Finalmente, escribió con rapidez
"Estoy ocupada ahora."
Pero apenas envió la respuesta, mi teléfono sonó con una llamada. Era Amber. Cerré los ojos un momento, debatiéndome, pero finalmente deslicé el dedo para responder.
—Hola, Amber... —dije, tratando de sonar casual.
—Hola, Gabriela —respondió Amber, con un tono de preocupación—. ¿Está todo bien? Has estado algo... distante.
Vacile, sintiéndome atrapada. No quería mentir, pero tampoco sabía cómo explicar la confusión en mi cabeza.
—Sí, todo está bien —respondí, tratando de sonar convincente. Amber no compró la mentira ni por un segundo, debí suponerlo después de todo ella solía ser abogada.
—No te creo —dijo con franqueza—. Estás actuando extraña desde que supiste que Erik es mi hermano. ¿Hay algo que no me estás diciendo?
Exhale, reconociendo que Amber no me dejaría escapar sin una explicación.
—Podría pasar por el hospital después de la universidad. Hablamos entonces —dije finalmente.
—Perfecto. Te esperaré —respondió Amber, su voz calmada pero firme.
[...]
Llegó al hospital con el corazón latiendo con fuerza. No estaba segura de cómo sería esta conversación. Al entrar a la habitación, Amber me miró con una mezcla de alivio y expectación.
—Llegaste —dijo Amber, sonriendo levemente.
—Claro... no quería que pensaras que te estaba evitando —respondí intentando tener sinceridad en mi tono
Amber soltó una risa suave, aunque había un toque de preocupación en su mirada.
—Pero lo estabas haciendo, ¿no? —preguntó con suavidad, sin dejar de mirarme a los ojos, Dios seguro que era una gran abogada.
Asenti, sintiendo que no había sentido en negarlo.
—Sí, pero no quería que malinterpretaras nada. No quería que pensaras que me acerqué a ti o que te ayudé porque sabía que eras la hermana de Erik. No quiero que haya malentendidos —dije, tratando de explicar mi posición.
Amber se inclinó hacia adelante.
—Gabriela, eso jamás lo pensaría de ti. Has sido honesta y genuina desde el primer día. No tienes que preocuparte por eso, Además fui yo quien se acercó a ti aquel día que no encontraba la sala de rehabilitación, no tu.
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No te alejes de mí
RandomGabriela es una joven soñadora que trabaja como secretaria en una prestigiosa empresa de arquitectura. Aunque disfruta de su trabajo, sueña con algún día convertirse en arquitecta para poder ayudar a su familia. Sus días en la oficina son rutinarios...