Capítulo 19.

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Narra Erik:

Verla de nuevo en la oficina me descolocó. Gabriela tiene una forma de aparecer y desaparecer de mi vida que me deja sin aliento, como si fuera una fuerza incontrolable que arrastra todo a su paso. La noche que compartimos en el parque me mostró un lado de ella que no conocía, y eso me asustó más de lo que esperaba. Me acerqué demasiado, me permití sentir, y cuando estuvo a punto de suceder, simplemente me alejé.

Me siento como un cobarde por eso. Una parte de mí quería besarla, pero la otra... La otra estaba paralizada. Y luego, al día siguiente, en la oficina, fui un idiota, ignorándola, tratando de aparentar que nada había cambiado, como si no me importara. Porque es más fácil actuar como si ella no significara nada, que admitir lo contrario y todo esto me recuerda a Laura. A la forma en que ella me dejó cuando más la necesitaba.

Creí que la amaba, creí que estábamos construyendo algo juntos, pero en cuanto la vida se volvió difícil, se fue. Se fue como si yo solo valiera algo cuando las cosas iban bien. ¿Y ahora qué? ¿Estoy haciendo lo mismo con Gabriela? ¿Alejándome porque temo que ella también se marche cuando las cosas se pongan difíciles? No puedo con estos pensamientos.

Me siento atrapado, decepcionado de mí mismo y de todo lo que me rodea.
Decido ir al hospital a ver a Amber, como si verla pudiera hacer que esto se sienta mejor. La necesito, necesito que me recuerde por qué estoy aquí, por qué sigo luchando, incluso cuando todo parece tan confuso.

Al llegar al hospital, veo algo que no esperaba. Gabriela está con Amber, ayudándola a ir a rehabilitación. Me detengo, observándolas desde lejos, oculto tras una esquina. Algo se agita en mi interior al verlas juntas, colaborando de una manera que jamás pensé posible. Amber había ocultado de todos nosotros que seguía con la rehabilitación. Ella siempre había sido fuerte, pero también testaruda. Nos convenció de que había renunciado, que aceptaba su situación, cuando en realidad estaba luchando a su manera, lejos de nuestras miradas y nuestro apoyo.

Veo cómo Amber se esfuerza en los ejercicios, sus manos se aferran con fuerza a las barandillas mientras intenta dar un paso, el sudor cubre su frente, pero sigue adelante, empujándose más allá del dolor. Gabriela está a su lado, hablándole en voz baja, animándola. Y entonces sucede: Amber logra dar un par de pasos sin ayuda, solo apoyada en las barandillas. Gabriela no la sostiene, solo está ahí, lista para intervenir si es necesario, pero confiando en que Amber puede hacerlo.

Mi corazón se llena de orgullo y alivio. Veo a mi hermana, tan fuerte, tan valiente, logrando lo imposible. Siento una lágrima resbalar por mi mejilla, y no intento detenerla. Amber lo está logrando, y todo este tiempo ha sido ella, Gabriela quien la ha ayudado a avanzar. Veo cómo Amber, agotada pero radiante, se vuelve hacia Gabriela y la abraza, riendo, con lágrimas en los ojos. No puedo evitarlo, esa imagen se graba en mi mente: mi hermana, recuperando una parte de sí misma que pensaba perdida y Gabriela ayudándola.

Tras eso ellas deciden volver a la habitación de Amber, decidí esconderme para que no sepan que estuve ahí, solo podía escuchar la risa de ambas a través de los pasillos y no voy a mentir ese sonido me daba paz.

Decido entrar al cuarto unos minutos después como si nada hubiera pasado, como si acabara de llegar. No quiero que sepan que las estuve observando.
Cuando abro la puerta, Amber me mira sorprendida, pero con una sonrisa en los labios.

—¡Erik! —exclama, su voz aún débil, pero llena de alegría —No esperaba verte hoy.

Gabriela me ve y su expresión cambia, una mezcla de incomodidad y confusión. Sé que le debo una disculpa por mi comportamiento, pero no aquí, no ahora.

—Solo pasé a ver cómo estabas —le digo a Amber, sonriendo lo mejor que puedo —No sabía que estabas ocupada.

Gabriela decide que es momento de irse. Se despide de Amber con una sonrisa cálida y me lanza una mirada rápida antes de salir de la habitación. No sé qué esperaba que dijera o hiciera, pero el verla irse me deja una sensación de vacío. Cuando la puerta se cierra tras ella, Amber me observa en silencio, sé que algo está pasando por su mente, puedo verlo en sus ojos.

No te alejes de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora