El auditorio estaba lleno de una energía tan palpable que podías sentirla en el aire. Miré a mi alrededor, observando las caras concentradas de los asistentes y los arquitectos participantes. Todo en esta sala reflejaba el esfuerzo, la dedicación y la ambición de cada uno de ellos, incluidos Erik e Izan.
La competencia era feroz. Izan estaba al otro lado de la sala, también concentrado en su diseño. No sabía aún lo de Erik y yo, eso me tenía en tensión, porque había notado que últimamente sus miradas hacia mí eran más frecuentes, como si intentara decirme algo que no quería escuchar.
Justo en ese momento veo que Erik empieza a acercarse a donde esta Izan, al principio el intenta ignorarlo observando sus planos como si estuviera detallando algo, pero Erik le dice algo que provoca que Izan lo vea y empiece a caminar junto a Erik, veo a los dos desaparecer tras una puerta. ¿A dónde van?
—No sé cómo piensas que vas a ganar esto. Siempre te las arreglas para quedar bien, para tener el control de todo. Pero esta vez, no será tan fácil.
Sentí una punzada en el estómago. Era evidente que las cosas entre ellos no estaban bien desde hacía tiempo, pero las palabras de Izan iban con cizaña. Me acerqué a Erik, quien ya había notado mi presencia. Sus ojos estaban llenos de frustración, pero también había algo más, una especie de deseo de reconciliación, aunque no lo quisiera admitir.
—Déjalo, Gabriela —me dijo en voz baja, notando mi intención de intervenir—. Esto es entre él y yo.
Me quedé en silencio, observando cómo se acercaba a Izan, con la mirada firme pero calmada. Sabía que este momento era crucial, por lo que pasaba con ellos y las mentiras de por medio.
—¿Eso es lo que piensas de mí, Izan? —preguntó Erik, su tono controlado pero lleno de tensión.
Izan lo miró, entre desafiante y dolido.
—Solo digo lo que veo. Tú siempre te llevas el crédito, siempre eres el que sale ganando. No me sorprende que todo el mundo piense que eres el favorito.
Erik se mantuvo firme, pero sus palabras fueron más suaves de lo que esperaba.
—No siempre es así, Izan. Y lo sabes. Siempre intenté que trabajáramos juntos porque valoro lo que hacemos. ¿No lo ves? Nunca he querido competir contigo de esta manera.
Izan frunció el ceño, como si las palabras de Erik no le hicieran sentido.
—¿Entonces por qué te distanciaste? ¿Por qué siempre pareces un paso adelante? ¿Por qué... —hizo una pausa, mirando hacia mí —¿Y ahora intentas convencerme de que todo fue un malentendido? —Izan dio un paso hacia él, sin esconder su molestia—. ¿Qué, después de que te lo llevaste todo? ¿Después de que me dejaste solo con las sobras?
Erik respiró hondo, y por un momento, creí que se iba a explotar. Pero en lugar de eso, habló con una firmeza inesperada. —No se trata de lo que tú pienses que te quité, Izan. Se trata de lo que perdiste por no hablar conmigo. Yo nunca quise tomar nada de ti. Pero sí quiero que entiendas que Gabriela no es parte de esto.
El corazón me dio un vuelco al escuchar mi nombre. Erik no sólo estaba defendiendo su posición, sino que también estaba dejando claro que yo no era parte del conflicto entre ellos. Algo en su mirada hacia mí me hizo sentir... importante, pero también expuesta. No quería ser el centro de la disputa entre ellos, pero tampoco podía ignorar la implicación.
Izan apretó los puños, su mirada saltando de Erik a mí.—¿Eso es lo que piensas? —preguntó Izan, con amargura—. ¿Que puedes tener todo?
Erik dio un paso adelante, su expresión endurecida, pero sus ojos mostraban otra cosa, algo más profundo.
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No te alejes de mí
De TodoGabriela es una joven soñadora que trabaja como secretaria en una prestigiosa empresa de arquitectura. Aunque disfruta de su trabajo, sueña con algún día convertirse en arquitecta para poder ayudar a su familia. Sus días en la oficina son rutinarios...