YOU & YOU AGAIN

1.

- ¿Tienes todo listo? - preguntó mi madre desde la puerta de la entrada.

- Si.

Sabía que lo que hacíamos era lo correcto. Irnos de Barcelona nos iría bien y nos mantendría alejadas de todo lo que había pasado. Pero yo no quería irme, no quería dejar el lugar donde había pasado mi niñez y tampoco mi casa, aquella que me traía tantos recuerdos de mi padre.

- ¡Nicole, date prisa!

Bajé las escaleras lo más lento posible, tratando de recordar cada sitio y cada pequeño detalle de la casa. Mi madre me había prohibido despedirme de mis amigos ya que me había dicho que nadie podía saber que nos íbamos.

El viaje fue largo y aburrido, pero estaba al lado de la ventana así que de vez en cuando me entretenía mirando el paisaje. Me preguntaba cómo me iría en mi nuevo instituto ya que las clases hacía cuatro meses que habían empezado. Seguro que al ser la nueva me llenarían de preguntas, "Bueno ya me encargaré de eso cuando llegue ahí" pensé. Nunca antes había ido a Londres así que no conocía nada ni a nadie.

- "El avión está por aterrizar, no se desabrochen los cinturones hasta que lleguemos a tierra" - anunció una voz por los altavoces.

Se empezó a escuchar un murmullo de fondo. Los que estaban dormidos habían despertado y miraban emocionados por la ventana.

- ¿No estas emocionada Nicole? - preguntó mi madre desde el asiento de al lado - ¡¡Ya estamos llegando!!

- No s sabes cuanto - conteste lo más sarcásticamente posible - y la mejor parte es que aquí tengo un montón de amigos.

Mi madre suspiró y no me volvió a hablar hasta que aterrizamos. Bueno, en realidad no me volvió a hablar hasta que lleguemos a nuestra nueva casa.

- No tienes que preocuparte por el instituto - comentó un poco nerviosa -, estás apuntada a uno que queda bastante cerca de casa.

- Genial - murmuré.

- Empezarás mañana. No puedes faltar más.

- ¿¡Mañana!? - puse los ojos en blanco - ¡¡Pero si no tengo nada!!

- Tranquila, ya me he encargado de comprar todo; los libros, carpetas, estuche...

Al llegar, dejé las maletas en la puerta y subí al piso de arriba para ver lo que me parecía más importante... Mi habitación. Era normal; paredes blancas, un escritorio, mesita de noche,... Las cosas que una habitación tenía que tener. La mochila de la que me había estado hablado mi madre estaba encima de una silla. No quería empezar el instituto, pero no podía seguir faltando...