YOU & YOU AGAIN

26.

Continuamos hablando de cosas sin sentido. Me preguntaba si alguna vez alguien había conseguido estar con Daniel de esta manera. ¿Sería yo la única que ha logrado lo que miles de chicas del instituto han deseado? No tendría que importarme, yo estoy haciendo lo que me hace sentir bien y al parecer, eso significa estar con él... Obviamente estar con él en plan amigos, nada más.

Sobre las siete me llevó a casa, sus padre ya se habían ido ya que no había aparcado ningún coche en la calle. Me despedí y entré en casa. Mi madre se encontraba en el sillón cruzada de brazos. Estaba en problemas.

- No has saludado, me dices que volverás en 2 horas y llegas en 5, no me has pedido permiso para salir, - enumeró cada cosa que había echo y se levantó del sillón. - ¿Alguna explicación?

- Creo que ya sabes la respuesta, ¿Cuantas veces te he dicho que ese hombre no me cae bien? - repetí al ver que no contestaba – Puedes pedirme lo que sea, lo que sea menos ser amable con ese tío.

- Es mi jefe – repuso.

- No me importa que sea tu jefe, eso no lo hace una persona más importante para mí. Sigue siendo la misma basura, - contesté – y no me importa cuantas razones para tratarlo bien me des, no cambiarán mi opinión.

Mi madre asintió frustrada, cuando se me mete algo en la cabeza no me lo podían sacar y era algo completamente insoportable. Ahora me cambiaría de tema y no habría nada más que hablar sobre esto.

- Judith ha llamado – me avisó con tranquilidad mientras se volvía a sentar -. le he dicho que estabas con Owen ¿Quien es ese chico?

- Un amigo, simplemente tenía que devolverle la chaqueta.

- ¿Tenéis algo? ¿Te gusta? - preguntó -. Sabes que puedes contármelo si quieres.

- No, no tenemos nada más que una buena amistad; y no, no me gusta.

- Esa fue la misma excusa que le puse a mi madre la primera vez que salí con tu padre. - me echó en cara riendo. Suspiró angustiada al acordarse de eso. -, me gustaría conocerle, algún día podrías traerlo a casa.

- No creo que eso sea posible, somos amigos, nada más – repetí. Antes de que siguiera preguntándome sobre Owen subí a mi cuarto. Intenté abrir la puerta, pero luego recordé que estaba cerrada con llave. Busqué la llave en el bolsillo del pantalón y la abrí. El corazón se me aceleró al ver que mi armario estaba abierto. Yo recordaba haberlo cerrado antes de salir. Alguien había entrado. Debajo de mi cama había un papel, me temblaban las manos. Sabia que era ese papel, pero no podía creer que alguien hubiera entrado en mi cuarto cuando estaba cerrado con llave. No podía haber sido Juan. Él estaba en el pasillo cuando yo salí de mi habitación. Él vio como cerraba la puerta y como me quedaba con la llave, estuvo todo el rato con mi madre y su esposa merendando. Mi madre habría sospechado algo y lo habría echado de casa. Suspiré, no quería abrir el papel, pero tenía que hacerlo.

- Nicole, ¿Que quieres cenar? - preguntó mi madre haciendo que me sobresaltara. Arrugué el papel y lo guarde debajo de la almohada - ¿Que es eso?

- Nada – respondí débilmente - ... una hoja de mi diario.

- Ya veo... - Bien, ¿Quieres que pida una pizza? - asentí. Quería que saliera de mi habitación lo antes posible.

Cuando mi madre salió del cuarto, volví a sacar el papel de debajo de la almohada. Casi me descubría. ¿Que pasaría si llegara a descubrir alguna nota en mi cuarto? No creo que estaría en problemas, creo que estaría muerta. A mi madre no le gustaba que le ocultara las cosas y al final siempre acababa enterándose de todo. Aunque si de esto no hablaba, no tendría por que enterarse. Abrí el papel y cerré los ojos. Recordé las palabras que Daniel me había dicho aquella tarde: "Tu madre está a salvo y tu también, por ahora". Eso significaba que no podía pasarme nada.