24.

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Dormí solo cinco horas pero eso no me impidió levantarme de buen humor. Sabia cual era el motivo, pero me costaba aceptar la idea de que estaba empezando a sentir cosas por Daniel. No quería admitirlo, no quería seguir pensando ni recordando lo sucedido aquella noche porque sabia que acabaría perdida.

- ¿Te encuentras mejor de la barriga? - preguntó mi madre mientras se tomaba una taza de café.

- Si, mucho mejor.

Me colgué la mochila en el hombro y salí de casa. Al parecer hoy iba a ser un buen día, ya que Judith me esperaba con el coche aparcado delante de mi casa. Me subí en la parte trasera con Clara ya que Katy estaba delante. Algo me decía que Judith tenía que contarnos un par de cositas.

- Ya está, suéltalo Judith – le ordenó Katy.

- Eso, Nicole ya está aquí, así que ya puedes decírnoslo -. le sigió Clara.

- Vale, vale. Dejadme encontrar las palabras exactas -, dijo con la vista en la carretera. Conducía más lento de lo normal así que imaginaba que lo que tenía que decirnos era bastante largo - ¿Como empiezo? Vale, lo diré así, de golpe, para que no me matéis.

- ¡Vamos, Judith! - se quejó Katy.

- Está bien... Zac y yo estamos saliendo -. Enseguida se sonrojó y apretó el volante con más fuerza. Las tres empezamos a gritar mientras que Judith seguía enrojeciendo. Estaba feliz por mi amiga, se merecía salir con quien quisiera y Zac era un chico estupendo.

- Me alegro tanto – dije con sinceridad -, espero que duréis. Tengo que aclararle unas cuantas cosas a ese chico.

- Dime que vas a decirle – me ordenó Judith -, no quiero que se asuste.

- Tendré que pensarlo – dije intentando dejarla con la intriga.

Llegamos a la escuela a tiempo. Me dirigí a mi taquilla con la esperanza de encontrarme con Daniel ahí. Solo quería hablar con él, me daba igual de que, pero solo quería hablarle. Por otro lado, ayer olvidé devolverle su cazadora, no la tenía aquí pero se la daría mañana. Listo, ya tenía una excusa para hablarle. Pero para mi decepción, él no estaba ahí.

Cogí los libros de Biología y los guardé en mi mochila. En esa clase coincidía con Judith, así que sabia que lo pasaría bien. Caminé hasta el aula 16 y entré. Por suerte Judith siempre se sentaba en los asientos de atrás, lo que era bastante cómodo ya que no me gustaba estar a la vista de los profes.

- Hoy estas de muy buen humor – dijo Judith mirándome detenidamente.

- ¿Eso es raro? - preguntó.

- No, sueles estar de buen humor casi siempre – reconoció -, pero hoy es... ¿diferente?

- Yo me siento igual que siempre – dije tratando de zanjar la conversación.

- Y bien, ¿no notas algo raro en esta aula? - negué con la cabeza -. Mira en los asientos de la primera fila.

- ¿Katy y Dylan se sientan juntos? - estaba realmente sorprendida. Katy no es de esas chicas que se muestran cariñosas con los chicos en público -, ¿Es que acaso están saliendo y no me he enterado?

- No lo se, le he preguntado pero no me quiere decir nada.

- No vale, - me quejé – le hemos contado todo. Nosotras también queremos saber que pasa entre Dylan y ella – ambas reímos.

- Hablando de "le hemos contado todo"... ¿Que pasa entre Daniel y tu?

Pensé en ello seriamente. ¿Tenía que contarle a Judith lo que pasó anoche? Si lo hacía tenía que evitar un montón de detalles, como por ejemplo donde y como fue, también con quien estábamos y porque. Si se lo decía le diría que me invitó a cenar y que me... besó. Quería contárselo a alguien, no podía guardarme todo lo que me pasaba, ya tenía bastante con las amenazas.

YOU & YOU AGAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora