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El detestable sonido del despertador me despertó. Estaba muerta de hambre ya que ayer no quise comer nada... Y solo para molestar a mi madre. Pero ya no aguantaba más, hoy iba a desayunar si o si. Me dí una ducha rápida y me vestí con lo primero que encontré. Bajé a la cocina, donde mi madre me esperaba con unas tostadas y un vaso de leche.

- Toma, te he preparado el desayuno - colocó delante de mí el vaso de leche junto con las tostadas. - Hoy iré a la oficina del socio de tu padre para arreglar los últimos asuntos sobre mi trabajo.

- Nunca me ha gustado ese hombre - opiné mientras mordía la tostada.

- ¡Nicole! Ya te he dicho que él no tiene nada que ver con... bueno, ya sabes...

- ¿Cómo lo sabes? La policía nunca lo ha investigado, a mí me resulta raro que después de la muerte de papá te quiera contratar.

- Si la policía no lo ha investigado será por algo. Ese hombre no tiene nada que ver con la muerte de tu padre Nicole, puedes estar tranquila ¿vale? - asentí, pero seguía pensando que todo era muy raro. No confiaba en ese hombre y por nada del mundo lo haría.

- Bueno, me voy - me levanté y me coloqué la mochila en el hombro - se me hace tarde.

- Adiós, cariño, mucha suerte. - Se despidió mi madre mientras recogía los platos.

No sabía exactamente donde quedaba el instituto, solo que tenía que caminar veinte calles y luego girar a la izquierda. Menos mal que quedaba "cerca" de mi casa. Tendré que conseguir un trabajo a media jornada para poder comprarme un coche o algo. No creo poder aguantar tener que caminar cuarenta calles diarias. El instituto era enorme y precioso. Al estar delante de la entrada, una parte de mi quería salir corriendo y escaparme a algún lugar donde la palabra "socializar" no existiera, pero por otra parte el conocer a gente nueva no me parecía tan malo. Esperé a que el mogollón de gente que había abarrotada en la entrada pasara para luego poder entrar yo sin empujones ni pisotones. Tenía que ir al despacho del director para coger el horario de clases y el número de mi taquilla.

- Pasa - dijo una voz que provenía del despacho. Abrí la puerta con un poco de vergüenza y entré. Era un despacho bastante grande y el director se encontraba ordenando sus papeles detrás del escritorio. - Tu eres la nueva ¿no? Nicole Solis ¿verdad?

- Si. - contesté - Yo... venia a buscar el horario y el número de mi taquilla.

- ¡Oh! Claro claro. - El señor se levantó y fue en dirección a su cajonera, de la cual sacó unos papeles. - Aquí tienes. ¡Buena suerte en tu primer día!

- Gracias. - Una vez fuera del despacho fui a buscar mi taquilla. Tenía que guardar todos los libros y coger el de Lengua, que era la primera clase. Me dirigí al aula dieciséis y al llegar miré dentro... ¡¡La clase ya había empezado!! No quería entrar, mis pies se encontraban clavados en el suelo. "Si me salto la primera clase tal vez no pase nada" pero las palabras de mi madre resonaban por mi cabeza "No puedes faltar más". Miré una vez más, bajé la cabeza, respire hondo y llamé a la puerta.

- Adelante - el profesor dejó de escribir al verme entrar - ¿Tu eres... Nicole Solis, no? - dijo mirando la lista de alumnos.

- Si, la misma - contesté dirigiéndome a su lado. El profesor se sentó y sacó unas hojas de su carpeta. Me quedé quieta, esperando a que me dijera algo... o por lo menos donde sentarme.

- Bien, aquí dice que vienes de Barcelona ¿cierto? No vas tan atrasada como pensábamos, prácticamente estamos estudiando lo mismo que ahí -. No sabía qué contestar así que solo asentí con la cabeza - Bien, puedes sentarte con... - pasó la mirada por todo el aula en busca de un sitio libre en el que poder sentarme. - Judith, ¿se sienta alguien a tu lado?

- No. - Contestó una chica de pelo oscuro corto y rizado. Estaba sentada casi al fondo de la clase.

- Entonces siéntate con ella, cualquier duda me la comentas después de la clase.

Sin decir nada me dirigí a la mesa del fondo. Dejé las cosas encima de está intentando hacer el mínimo ruido posible y miré a Judith, mi nueva compañera de clase, la cual también me estaba mirando. Era una chica muy alta, con la piel del color de la leche y unos preciosos y profundos ojos verdes. Llevaba el pelo rizado un poco por encima de los hombros. Parecía recien salida de los 80s, pero aún así era muy guapa.

- ¿Cómo te llamas? - preguntó alegremente -, yo soy Judith, encantada de conocerte. Podemos ser amigas si quieres.

- ¡Claro! Mi nombre es Nicole.

- ¿Eres nueva, no? No te preocupes si algunas personas no te dan una buena bienvenida, o si otras ni si quiera te la dan; es que aquí la gente es muy sosa.

- Bueno, eso no me importa mucho - dije riendo -, solo tengo una duda...

- Si, dime...

- ¿Aquí tenéis a la típica chica creída que sale con todos los chicos?

- Si, aquí también hay - contestó entre risas -, solo que todavía no ha llegado.

- Bueno, por lo menos no soy la única que llega tarde - dije aliviada.

- Ya pero al profesor ya no le importa a qué hora llegue Tracy... Ella siempre hace lo que le da la gana.

- Y ¿hay chicos guapos aquí? - pregunté para seguir hablando con ella. Judith me miró y me sonrío con picardía.

- ¿Que si hay? Pues claro que hay - contestó -; te diré de quien he estado enamorada desde la primaria. - Judith pasó la mirada por el aula en busca de su "príncipe azul" -. Es ese de ahí - estiró su dedo disimuladamente y señaló a un chico que, sin que me lo digiera, ya sabía que era el típico que se pasaba las tardes en el gimnasio. Una chico igual de alto que mi compañera, con el cabello café alborotado y los ojos oscuros. - Se llama Zac, Zac Miller. Llego de Estados Unidos cuando estábamos en la primaria y bueno, me gusta desde entonces... ¿Qué te parece? - dijo al darse cuenta de que no decía nada.

- Es mono... Pero no es mi tipo.

- Ese que está detrás suyo es su mejor amigo, Owen. He hablado varias veces con él y es muy divertido - dijo señalando a un chico con el cabello café y los ojos verdes, quien tenía una muy bonita sonrisa. También señaló a quien se encontraba a su lado, un chico bastante alto con el cabello corto y teñido de naranja, un tal Henry, quien también era amigo de Zac.

- ¿Y quién es ese? - pregunté mientras cambiaba completamente de dirección, señalando a un chico de piel bronceada, rubio cabello y ojos verdes. Estaba sentado al fondo del aula y no parecía que la clase le interesara lo más mínimo.

- Ese es Daniel López - me susurró.

- ¿Qué pasa con él?

- Es raro... Nunca habla con nadie, aunque siempre hay alguien que quiere hablar con él. Sabes, no eres la primera chica que se fija en él - dijo en un tonto bastante obvio -, es uno de los chicos más guapos del instituto, es más, si no estuviera enamorada de Zac te diría que es el más guapo; pero ya sabes, hay alguien ocupando mi corazón.

- No es que Daniel me guste, es solo... ¿De verdad que no habla con ninguna de las chicas que están pilladas por él?

- Si, a ver... Si ellas van y le hablan él sí que contesta. Pero entre que no se atreven y él casi siempre contesta de mal humor...

- Ah vale, ya te entiendo.

- Pero si quieres hablar con él para ver si tienes suerte...

- ¡No, no creas que me interesa! Era solo pura curiosidad. - Dije para que no lo malinterpretara.

- Sabes, el trimestre pasado Tracy intentó salir con Daniel. Estuvo tres semanas detrás de él, pero justo cuando las clases estaban por terminar, una amiga de Tracy me dijo que ella estaba indignada por que Daniel había rechazado un beso suyo.

"Así que las chicas creídas no le van... por lo menos es un chico con cerebro" pensé mientras Judith seguía contándome lo de Tracy.

YOU & YOU AGAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora