22.

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Daniel no respondió y saltó por la ventana. Definitivamente yo no iba a hacer eso. Puse mi cama de manera que pareciera que yo estaba ahí. Me asomé a la ventana, al parecer sabía que no quería saltar.

- ¿A que esperas? - preguntó desde abajo – venga, yo te cojo.

- No, no pienses que voy a bajar igual que tu.

- Vamos, estaré debajo, ni si quiera tocarás el suelo – asomé más mi cabeza, me daba vértigo, pero ya estaba vestida y no tenía ganas de seguir durmiendo. Me senté en la ventana con los pies colgando.

- No... no quiero – dije de nuevo mirando hacia abajo -, creo que voy a salir por la puerta.

- Te pueden descubrir, tranquila, no te pasará nada. Confía en mi, ¿o es que no puedes?

- Me parece bastante difícil confiar el alguien que entra a hurtadillas a mi habitación – confesé.

- Rápido Nicole, no te puedes quedar ahí o por lo menos trata de no hablar o tu madre se volverá a despertar.

Miré hacia atrás comprobando que todo estuviera en orden. Miré mi cama, pensando si la figura que había echo con mis mantas y almohadas pasaba por mi. ¿Si mi madre llegara a entrar, pensaría que soy yo? La figura parecía bastante convincente, el problema está en que si me hablaba nadie respondería.

- Saltaré, pero cógeme... Si me llego a caer te mato – Daniel se rió pero no se movió. Cerré los ojos y me abalancé hacia delante. Por unos segundos sentía que volaba, pero luego caí; no en el suelo, si no en los brazos de Daniel.

- Te dije que no te caerías – me recordó -, no pesas tanto.

- No, solo el triple de lo que pesa la mochila que sueles llevar al cole – reí -, y ya puedes bajarme.

Daniel me dejó en el suelo y comenzó a caminar hasta su coche. La ventana había quedado abierta, algo me decía que por más que lo hubiera dejado todo preparado esa ventana me delataría. No sabia a donde íbamos a ir, Daniel no me lo quería decir. No sabia nada, ni siquiera una pequeña idea de a donde quería llevarme. Me senté en el asiento del copiloto.

- ¿Es muy largo el viaje? - pregunté mientras Daniel ponía el coche en marcha - ¿Por donde esta?

- Deja de hacer preguntas, ya lo veras, si te digo donde vamos dudo mucho que... - dejó la frase sin acabar, supongo que de haberlo echo yo hubiera adivinado a donde íbamos.

- Pero contéstame – reclamé -, dime cuanto tardaremos.

- Unos... cuarenta minutos, está al otro lado del pueblo.

- Eso significa que no es muy seguro -. concluí con cierta duda.

Daniel no respondió. En ese momento me arrepentía de no haber cogido un abrigo. El coche estaba helado y yo no me atrevía a preguntarle si tenía calefacción. Daniel me miraba cada diez minutos, al parecer quería asegurarse de que no me había ido.

- ¿Tienes frío? - preguntó

- Si, un poco. Creo que tendría que haber cogido una chaqueta. - me lamenté. Daniel quitó las manos del volante y empezó a quitarse la cazadora que llevaba puesta. ¿¡Esta loco!? Si no ponía atención en la carretera moriríamos en un accidente.

- ¡Deja de hacer eso y mira hacia delante! - grite asustada. Él se rió y me dio su chaqueta.

- No ha pasado nada, a esta hora no hay nadie aquí así que dudo mucho que vayamos a tener un accidente. - lo fulminé con la mirada y me coloqué la chaqueta. Jamás me había dado cuenta de su olor. Era delicioso y muy dulce. Parecía una droga, al parecer me había dejado un poco atontada haberme puesto su cazadora.

YOU & YOU AGAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora