Beauty [NAMJIN]

¡No más malentendidos!

[JIN]

La última vez que hablamos estuve a punto de arruinarlo.

Bien y bonito porque casi le digo a Namjoon que me gustaba.

Nunca me había pasado esto, nunca en mi vida había estado a punto de confesarme inconscientemente.

Nam, ¿qué me estás haciendo?

Él estaba con el corazón roto y él que yo le diga que me gustaba, sería bastante incómodo. Todo iba a ser incómodo porque él todavía no olvidaba a Hoseok y yo pretendía confesarme.

Afortunadamente hoy era lunes y era una nueva manera para comenzar la semana, caminé cuando lo divisé escribiendo en su laptop muy entretenido en las bancas de siempre.

–¿Qué haces? –Me senté junto a él recargando mi barbilla en las palmas de mis manos.

–Escribo una historia –Se sonrojó porque se dio cuenta de su revelación.

–¿Historia? –Me acerqué a él.

Namjoon instintivamente se alejó de mí y nuestros rostros quedaron demasiado cerca.

–¡Hyung! –Oí una voz y volteé a ver al culpable.

–Kookie, ¿qué haces aquí? –Me emocioné.

Jungkook aún estudiaba el bachillerato, así que siempre estaba en el otro edificio. Era una persona tímida con los extraños así que casi no venía de este lado, cosa que Tae ignoraba porque él si se escabullía en su edificio para ir a jugar con él.

–Vine a agradecerle a ambos por cuidarme cuando más lo necesitaba –Se sonrojó agachando el rostro.

Era tan tierno. Me acerqué a él y acaricié su cabello.

–Gracias pequeño, pero era lo que menos podía hacer por mi niño consentido.

–Hyung –Me golpeó el hombro –Ya no soy un niño.

Sacó de su bolsa unos boletos.

–Planeaba darle esto a Tae como regalo de aniversario pero –Sus ojos se veían brillosos.

No me lo decía pero no era necesario para darme cuenta, estaba reteniendo sus lágrimas.

–Quizás es mejor que lo usen ustedes dos.

–Gracias... ¿Seguro no los quieres? –Pregunté señalándolos.

El negó con su cabeza.

–No hyung, yo quiero empezar de cero y para eso debo eliminar lo que me recuerde a él.

Me enorgullecí de él.

–Mi bebé ha crecido –Volví a acariciar su cabello.

–¡Hyung! –Se volvió a quejar –Los veo después –Mencionó antes de irse corriendo.

Me acerqué a Nam con los dos boletos.

–Deberíamos ir juntos –Insinué.

–Deberías ir con Kookie, creo que él lo necesita más que yo –Volteó hacia otro lado.

Vaya... Seguía con la idea de que Kookie me gustaba.

–Sabes –Hablé mientras jugaba con los boletos –Hay alguien me gusta pero él muy tonto piensa que me gusta otra persona –Lo miré a los ojos.

Él correspondió a mi mirada.

–Además, esa persona tiene el corazón roto porque su novio acaba de cortar con él para regresar con su ex.

–Lo sé Jinnie, sé que Jungkook tiene el corazón roto porque Tae cortó con él pero no me gusta hablar del tema –Frunció el ceño.

–No me estás entendiendo –Me mordí el labio.

¿Debería ser más directo? Nam no daba señales de ser muy inteligente en estos temas y por más que trataba de insinuarle que era él quien me gustaba, parecía perdido.

–Hoseok cortó con él porque quería volver con Tae –Solté.

Se sentía mejor de esa manera, ahora solo faltaba ver su reacción.

–¿Hoseok? –Me miró extrañado –Pero Hoseok no cortó con nadie.

Ahora yo era el confundido.

–¿No andabas con Hoseok? –Pregunté nervioso.

–¿Yo? No, para nada –Ladeó la cabeza –Espera... –Abrió los ojos.

Me sonrojé... En mis sueños no salía de esta manera.

Mi confesión debía ser diferente. Él debía darse cuenta de mi sutileza, abrazarme y decirme que aunque su corazón estuviera roto por Hoseok estaba dispuesto a intentarlo conmigo y... ¿Qué demonios digo? Parezco niña enamorada...

–¿Te gusto yo? –Soltó sin tacto alguno.

Mi cabeza quemaba, desde las orejas hasta los labios. Me imaginaba mi rostro totalmente rojo y yo... Nervioso por su pregunta tan directa.

Me levanté para ir a ningún lugar pero su mano me detuvo.

–Jinnie, pregunté que si te gusto yo –No soltó mi agarre.

Suspiré deseando que esto pasara rápidamente y sin dolor. Con mucho valor volteé a verlo para decirle la verdad.

–Sí, sí me gustas y mucho. Y tal vez lo hubiera dicho antes si no hubiera confundido las cosas –Solté antes de sentir como mis piernas temblaban de los nervios.

Él sonrió. ¡Estaba sonriendo el maldito! ¿Qué significaba eso?

–Vamos al parque de diversiones este domingo –Dijo jugando con los dedos de mis manos.

En serio me ponía muy nervioso cuando se trataba de él.