Es la historia de una amistad, que se quiebra por un asesino; es alguien que los odia, aunque no sepan quién es, aunque él si los conoce. Los crímenes son crueles y bestiales, son hechos por un especialista. Son asesinados por cuatro y son uno.
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Dos años después.
Martes 14 de agosto de 2010.
10:40 hrs.
Héctor dentro del hospital mostró mejoría, él era un médico muy reconocido, tenía una herencia de sus padres bastante cuantiosa, su padre era el hombre más poderoso del país. Él leía mucho, siempre pedía libros de buenos autores; sus favoritos eran los de psicología y de artes marciales. Los doctores comienzan a ver su cambio, y pues la doctora felicita al paciente.
— ¡Felicidades Héctor! Has mejorado mucho.
— Si, gracias a Dios.
— Ahora que te veo diferente, ¿Te puedo preguntar algo? Si no quieres lo aceptaré. No es una obligación contestar. ¿Me entiendes?
— Dígame doctora ¿Qué dudas tiene?
— Tú cuando llegaste aquí eras muy diferente, hoy veo tu cambio, escribes, dibujas, lees libros y hablas con raciocinio y coherencia, ya te ha dejado ver la cara, nos ayudas a nosotros con algunos pacientes. — Héctor la interrumpe.
— Doctora por favor no necesito halagos, solo hágame las preguntas que me va a hacer por favor.
—Perdón, pues te haré la primera pregunta. ¿Recuerdas algo de su esposa?
— No recuerdo nada.
— ¿Por qué te da por escribir libros? Que por cierto son muy buenos.
— Ahí encuentro paz, Dios está en todos lados incluso en ti, jamás te abandona. Con su ayuda puedo crear mundos en mis manos al escribir.
— Que bien piensas, la frase fue muy emotiva. ¿Es tuya?
— Si, una parte es mía y la otra de un libro.
— Muy interesante. Creo y pronto se te dará de alta.
— Doctora no me sucederá nada si al irme me hago algo.
— ¿Cómo qué?
— Estoy gordo y quisiera hacer ejercicio, unas operaciones en mi rostro ponerme guapo y con una autoestima excelente, creo y me sentiré muy bien hacerlo. ¿No habrá ningún daño para mí si deseo hacerlo?
— No creo y me gustaría que cuando salgas vinieras a presumir tu cambio.
— ¿Cuánto tiempo aproximadamente seguiré aquí?
─ No sé, eso tú lo marcarás. Espere un poco de tiempo más, y tal vez después de la junta con los doctores, ahí tú mostrarás lo recuperado que estás.
— Está bien, esperaré.
— ¿Por qué le gustan las artes marciales? He visto que las práctica en el cuarto, también he notado que haces ejercicio.
