Es la historia de una amistad, que se quiebra por un asesino; es alguien que los odia, aunque no sepan quién es, aunque él si los conoce. Los crímenes son crueles y bestiales, son hechos por un especialista. Son asesinados por cuatro y son uno.
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Lunes 04 de agosto de 2014.
8:21 hrs.
El detective, confirma que Héctor Antázuri, había tenido una operación en un hospital de cirugía plástica, lo cual le informa al Teniente Méndez.
─ Ruly, la investigación se fue hasta otra ciudad. Tendremos que ir para allá.
─ Iré para allá.
─ Está bien, averiguás lo que hizo.
─ Yo iré con Janeth para ver a donde está Oscar; esta vez me llevaré un refuerzo con una patrulla bastará.
─ Le informaré al Comandante sobre lo que vas hacer.
─ No es necesario, yo hablaré con él. Nos vemos al rato Arón.
─ Hasta luego.
El Detective va con Janeth a pedir información de donde se encuentra Oscar, ella teclea su computadora y ve la pantalla. - ¾ Detective, el señor Oscar está en su despacho, le daré la dirección. Calle Amazonas número ochocientos veintidós Manzana tres del residencial Gold Stone.
─ ¡Gracias! Mandame una patrulla que haga rondín en esa área.
─ Si detective.
8:30 hrs.
Gibrael se levanta y se cambia, Rebeca lo espera con la mesa servida, él baja va al comedor y ve a ella con una sonrisa, él muy serio se sienta en la silla.
─ ¡Buenos días Gibrael!
─ ¡Buenos días Rebeca!
─ ¿Te sucede algo?
─ No ¿Por qué lo preguntas?
─ Te veo muy serio.
─ Es que ayer me tiraron el café sobre unas páginas de mi libro y eso me hizo enojarme mucho, tendré que volver a escribir esa parte, tendré que trabajar más por culpa de un idiota. Perdón, pero ando bien encabronado.
─ Relajate, come tranquilo, para que no te cause daño. Yo te voy ayudar. Si me lo permites claro.
─ No gracias eres muy amable, yo lo haré.
─ ¿Quieres jugo de naranja?
─ Gracias. Ayer estaba escribiendo una escena muy buena pienso y es una de las principales. Me agrada la forma como me atiendes, te doblaré tu sueldo.
─ Muchas gracias, lo que hago es la forma de tratar a un amigo como usted. Perdón, tú me tratas bien y no me menospreciás, no me discriminas por ser una empleada, tú me tratas como una amiga, y yo también ¿No crees?
─ Me hiciste bolas con lo que dijiste, pero está bien. Ahora me voy, iré a seguir escribiendo.
