Parte 34 La muerte llega.

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Jueves 07 de agosto de 2013

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Jueves 07 de agosto de 2013.

14:54 hrs.

Gibrael está en la puerta de su casa despidiéndose de Rebeca.

─ Ten la llave de mi estudio, no creas nada malo de mí.

Ella toma de la manola llave y le da un beso en los labios a él.

─ Nos vemos mi amor, y descuida tu estudio estará limpio y ordenado.

─ Ya llegó el taxi.

Gibrael abraza a Rebeca y comienza llorar.

─ ¡Te amo! Espero y pueda volverte a ver.

─ Tenlo por seguro, aquí te voy a esperar.

─ Compermiso, ya me voy, nos vemos si me es posible.

─ ¡Adiós, te cuidas!

Él sube al taxi, yendo hacia el aeropuerto; cuando llega, toma un avión de pasajeros llegando a su destino en unas dos horas y media. Cuando llega, él con su celular sale hablándole al servicio de una limousina que él tenía contratada desde hace tiempo.

Rebeca al ver cuándo se va Gibrael, va hacia el pasillo donde al fondo se encuentra la puerta del estudio, mete la llave a la cerradura y abre lentamente la puerta. Mira las paredes y nota que toda la habitación tiene recortes y fotos; se acerca al escritorio y v enseguida un baúl de madera rústico, se acerca a un closet, lo abre y ve que están colgados varios trajes militares de color negro al igual que los pasamontañas; bajo ellos, estaban las botas de uso de la milicia. Ahí estaba un locker grande con la llave pegada, se acerca con dudas, lo abre y ve armas y equipo explosivo. Gira y observa las fotos, todas tenían una hoja con los detalles de cada cual; en todas estaba la leyenda de exterminar, ella se sentía mal. Cuando sigue las fotos ve una muy especial era la de ella y decía inocente. Toma el sobre que le mencionó Gibrael, temerosa lo abre, ve un papel y un acta de testamento.

No sabe qué hacer, ve la foto de Omar que ella no conocía, leyó que era el próximo y último, leyó la hoja que mencionaba quien era y la edad, no lo podía creer que su pareja fuera un asesino serial, ella deseaba decírselo a la policía, pero estaba muy enamorada de él. Se recarga en la pared y se deja caer sentándose pensando que hacer.

Gibrael arriba a la ciudad destino, sale y ve llegar el auto, el chofer lo ve y abre la puerta.

¡Buenas tardes señor Excalibur!

— ¡Buenas tardes!

Entra y el que lo atiende cierra la puerta y entra y se marchan.

— ¿Cómo está señor?

— Bien, cierre la ventana entre nosotros por favor.

Se eleva el vidrio completamente oscuro, Gibrael se quita el yeso, saca las piezas que traía y comienza armar sus armas, Las deja listas,

Las cuatro caras de un asesino... ¿Existen crímenes justos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora