Parte 24 Buscando ayuda.

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Viernes 4 de julio de 2014

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Viernes 4 de julio de 2014.

21:30 hrs.

En el casino Cash Winner entraban tranquilos con un gafete de VIP, que se otorgaba a personas muy importantes que tenían derecho a comer en el restaurante todo lo que desearan, podían beber cuanto pudieran. Ellos entraron, Valentín enciende dentro de su bolsa del pantalón un aparato que traía consigo. Jape caminaba detrás de José y Chris por delante. Valentín, escogió una máquina traga monedas y él se sienta al lado del señor José. Oscar veía todo el casino desde un palco de cristal en lo alto, él no podía ver a José. El único que lo ve de abajo fue Chris que siempre observa su entorno, le toca el hombro a José y le comenta. ¾ ¡Mira a tu derecha arriba!

José lo hace y levanta el brazo llamando a un mesero. Oscar lo ve y le dice a un empleado.

─ Ves al hombre aquel que atiende Jacinto.

─ Sí señor, lo veo.

─ Pues dile que venga él sólo para acá.

El empleado se va hacia donde le ordenaron. Oscar ve lo que sucede pues tiene la mejor vista del lugar. Percibe que su empleado se aproxima a José. Oscar por medio de la radio, que Mauricio traía insertado en su oído.

─ Mau cuídate porque no viene solo entendido.

─ Sí señor.

Le dice en voz baja por un micrófono que traía puesto en la manga de su saco. ¾ Acércate y díselo al oído.

Mauricio se aproxima a José y al hacerlo, Jape, Valentín y Chris lo rodearon e impidieron que se acercara mucho a José.

─ Perdón ¿sucede algo? ¡Permítanme necesito hablar con él!

─ ¿Quién te mandó? ¾ Le cuestiona Jape.

─ Con ustedes no puedo hablar, solo con él.

Apuntando con un movimiento de su cabeza hacia José Emmanuel y él nota lo que sucede y le menciona a Mauricio.

─ ¿Qué se te ofrece hijo?

─ ¿Me permite decirle algo a usted?

─ Dígamelo, ellos son de mi confianza.

─ Mi patrón me encargó que sólo a usted le dijera.

─ Entonces no, si no hablas con todos no hablas conmigo. 

  Todos enseñan sus armas haciéndose a un lado la chaqueta. ─ Ya entiendo, pues mi jefe me dijo que subiera usted solo.

─ Muchachos estén pendientes.

─ ¡Acompáñeme por favor!

Mauricio lo lleva por un pasillo en el fondo del lugar; suben a un ascensor al piso tres; se abren las puertas del elevador y entran al palco que era una oficina y centro de control del casino. Oscar lo recibe sonriente; lo recibe con un abrazo.

─ ¡Bien venido José!

─ ¿Qué tal Oscar?

─ ¡Siéntate! Haber dime en que quedaron.

─ En dos millones de dólares.

─ No podré pagarte tanto.

─ Para qué te haces pendejo, tú tienes cuentas enormes en Europa, no me salgas con esas mamadas güey.

─ Está bien, te daré la mitad para empezar y la otra cuando termines. Mauricio, ve a la caja superior, le dices a Evelyn, que te de un pago de un millón de dólares, yo le firmaré el recibo de pago.

─ Está bien señor, ahora vuelvo.

─ ¡Mau espera! ¿De qué denominación los billetes?

─ Como sea, no te estoy asaltando güey.

─ Esto se hace por políticas de la empresa.

─ Me lo das en un portafolio de llave y combinación.

─ Le diré a Mau que le diga ¿Está bien?

─ Así es como debe ser un pago.

─ ¿Cuándo harás todo?

─ Esperece no coma ansías.

─ Quiero estar seguro y protegido.

─ Para eso me contrata.

─ Quiero la cabeza servida del hombre que nos está amenazando.

─ Así será mi estimado Oscar.

Las cuatro caras de un asesino... ¿Existen crímenes justos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora