Parte 25 Muerte gaseosa.

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Sábado 19 de julio de 2014

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Sábado 19 de julio de 2014.

23:48 hrs.

En la ciudad viajaba un auto negro por la avenida Sould Ligth, cerca de una estación de tren. Apaga las luces, sube una loma y se va hasta llegar a un mirador. Ahí se baja y el hombre de negro, saca sus binoculares, divisando que una patrulla vigilaba una casa, mira la parte de atrás y no hay más que un bosque lleno de vegetación y arbustos. Saca su mochila militar y se la pone, se coloca un visor infrarrojo metiéndose en el monte.

Minutos después se coloca detrás; la casa tenía un patio grande que lo cercaba unos abetos; se introduce y abre la puerta del patio, entra como un gato sin hacer ruido; ahí ve a una chica en baby doll hablando por teléfono.

─ Andrés ya es tarde; ya casi es media noche ¿A qué horas vas a venir?

— Cómo a la una o dos de la mañana.

— Tan tarde pues que vas hacer.

— Estamos haciendo inventario.

— Un inventario ¿Por qué no empezaste temprano?

— Porque tuvimos muchos clientes.

— Si tanta gente tuviste, hubieras dicho a alguien que empezara ¿no crees?

— Pues no se puede.

— Te voy a esperar un poco más. Te amo Andrés.

— Me esperas que hoy me toca.

— Si me voy a bañar para estar fresca y limpia.

— Te pones el micro baby doll y el perfume que te di.

¿Cuál?... ¡El que me regalaste! Ese perfume te gusta ¿Verdad? Te vuelve loco cómo huelo, el micro ¿El baby doll transparente quieres que me ponga?

— Ese, ya sabes que me encanta verte y olerte, tengo que colgar hasta luego María, te amo.

─ Te espero entonces, también yo, besos.

El hombre de negro se coloca escondido tras una vitrina de madera la chica no lo ve, él le apunta con una pistola con mira láser dispara y le da en la nuca. La chica lo siente y cae dormida. El hombre sella todas las ventanas cerrando toda ventilación pues él sabe que el gas causa sueño y le será útil hacer lo que deseaba realizar. El hombre de negro pone a la chica en la cocina, la sienta en una silla; él pone una taza, una cuchara y en la estufa una tetera, abre todas la llaves de la estufa, se encienden todos los quemadores, y los apaga con un soplido dejando escapar el gas. Va hacia la sala llevando una silla, la pone debajo de la lámpara, apaga la luz, y sube para llegar a la lámpara y le quita una bombilla. Saca un cortador de vidrio y corta el cristal dejando las puntas de tungsteno intacto. Coloca la bombilla cuidadosamente en su lugar. Ya olía a gas ya poco a poco se estaba poniendo una neblina flotante grisácea sobre el techo. El hombre de negro sale y cierra tal como encontró la puerta. Se acomoda el visor infrarrojo y se va silenciosamente hasta llegar a su auto. Él se queda esperando. Dos horas después ve con sus binoculares que a lo lejos un auto que se estaciona frente a la puerta de la casa. Ve que baja un hombre y se mete a su casa. Él era Andrés que venía de su trabajo.

─ ¡María ya llegué! Cof, cof. 

Enciende la luz y el chispazo del foco, hace una explosión. El hombre de negro, se marcha tranquilamente sin encender las luces. Los vecinos se espantaron, y hablan al servicio de emergencias.

─ Central aquí patrulla 12-77. Central hubo una explosión, mande a los bomberos y a los paramédicos.

─ Aquí central, ¿qué emergencia tienen?

─ Hubo una explosión en una casa y el fuego alcanzo a otra casa, mande paramédicos y bomberos por favor, esto parece un campo de batalla.

─ La dirección por favor.

─ La dirección Jalicán número veintiocho del suburbio Stone Star, hay un fuego que se está extendiendo por el bosque.

 ─ La ayuda va en camino.

─ Por favor mándelos es urgente el fuego alcanzará el bosque y podría hacerse más grande o quizás salirse de control.

─ Tranquilo oficial, ya va la ayuda.

El incendio se hizo grande la casa vecina la alcanzó y estaba acercándose a la zona arbolada, los policías entraron pateando la puerta y auxilian a un par de ancianos los cargan y la señora les comenta.

─ Oficiales, dentro está mi nieto que vino a quedarse a dormir con nosotros, él está en el segundo piso, por favor ¡Sálvenlo!

Se escuchan las sirenas de los bomberos y las ambulancias que ya estaban a punto de llegar. El oficial Quintero toma de la cajuela de la patrulla un extintor, corre y entra de nuevo a la casa, utiliza el apagador de fuego cuando sube, ve una puerta y no ve a nadie, al caminar por el pasillo del segundo piso ve a un niño bajo un mueble de madera que estaba encendido; la explosión tumbo el mueble cayendo sobre el niño que había salido al baño. El oficial apaga el fuego, levanta el mueble y carga al niño que llora y grita pues tenía quemaduras en su espalda tan fuertes que se le podía ver parte de su carne. El oficial lo saca lo más rápido que pudo, sale y los paramédicos reciben al niño y otra ambulancia atendía a los ancianos. El oficial Quintero quedó con las manos y parte de sus brazos quemados, unas enfermeras lo atienden. Los bomberos acomodan su equipo y luchan por apagar el fuego, el aire cambia de rumbo y comienza a incendiar el bosque, los bomberos ven que será difícil poder apagarlo, si no pudieran tomar el control de la situación, entonces habrá un incendio forestal que arrasaría las casas cercanas y todo el bosque.

─ Aquí en este lugar está un incendio que alcanzó al bosque detrás de esta casa, los vecinos ya fueron evacuados, hasta el momento no se sabe aún que lo provocó. Le seguiremos informando, queda con ustedes Iván Ulloa.

Las cuatro caras de un asesino... ¿Existen crímenes justos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora