Es la historia de una amistad, que se quiebra por un asesino; es alguien que los odia, aunque no sepan quién es, aunque él si los conoce. Los crímenes son crueles y bestiales, son hechos por un especialista. Son asesinados por cuatro y son uno.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuatro años después.
Viernes 14 de marzo de 2014.
18:45 hrs.
En la ciudad Nisamoa, se encuentra un hombre fumando dentro de un restaurante, su rostro es grueso; ojos grandes de piel blanca, se acariciaba el pelo castaño con su mano, en su cara se notaba la concentración, pues está solo leyendo un libro. Entra alguien al lugar, un tipo de rostro duro, pelo negro, se notaba la forma estilizada al andar, su cuerpo está bien trabajado. Camina y ve que nadie está sentado con la persona que lee, pues estaba en el área de fumadores, se acerca a quien estaba sentado y el otro lo mira.
— ¿Se le ofrece algo señor? ... ¿De casualidad es usted Gibrael García?
— ¿Me permite su encendedor por favor?
— Si.
El extraño enciende un cigarro. — ¡Gracias! Si, ese soy yo. Veo que le gusta la leer, ¿Me puedo sentar?
— Siéntese, no hay problema, lo que me dijo pues sí, me gusta la literatura y más la suya.
— Que bueno. Mi nombre es Gibrael García. — Le extiende la mano.
— Oscar Paredes. Un gusto conocerlo. Soy su fan, he leído sus libros y pues los tengo todos. Me encantó el libro de la Princesa de piedra, ahora estoy leyendo uno suyo.
— ¿Cómo se llama el libro?
— El amante de sangre
— Vaya ese es un libro de suspenso. — Le dice Gibrael.
— Me ha hecho leerlo con interés, por el drama interesante.
Cierra el libro con marca texto.
— ¿Cómo se inspira para crear esos mundos cuando escribe?
Lo cuestiona con ansias, pues conoce a un escritor famoso.
— Pues son vivencias de mis sueños, estudio también a personas de acuerdo a su comportamiento y perfiles para crear un personaje, para así darles vida a mis historias. — Le dice succionando el humo de su cigarro.
— La verdad nunca creí poder conocerlo, es para mí un privilegio tener a mi lado a un escritor chingón, con sólo verlo piensa uno que no lo es.
— De ninguna manera. ¡Mesero!
Llamando a una persona del restaurante. — ¿En qué puedo servirles?
Gibrael ordena un vino tinto y unas Fajitas de res en curry rojo, se dirige hacia Oscar.
— ¿Quiere algo de tomar o de comer? Yo le invito.
— No me hables de usted, mejor tutéame. — Oscar le dice sonriendo. — Ya estamos en confianza ¿no crees? Sírvame un vino blanco y un Chow main de pollo al cacahuate, por favor.
