Start the game

1.1K 49 3
                                    

Capítulo 11

-Pensé que nunca llamarías- luego de aquella llamada a Adam, él me dio unas indicaciones para encontrarnos. Imagine que sería algún cuartel súper secreto de espías, pero que mierda digo. Esto no es misión imposible imbécil.

-Quizá no estaba lista aún- cogí mi frappuccino de sabor moka blanco para darle un gran sorbo, estábamos dentro de un Starbucks.

-Quiero que me respondas una cosa antes de empezar con toda esta mierda ¿De acuerdo?- asentí mirándolo a los ojos- ¿Quieres hacer esto? ¿Estas dispuesta a matar gente solo por tu mamá? ¿Podrás cargar todo eso en tu maldita conciencia?

Su tono era completamente serio, sin ninguna emoción aparente. Lo pensé un momento que se hizo eterno.

¿De verdad estaba dispuesta a matar? ¿Quitarle la vida a alguien que quizá tenía más derecho a vivir que yo?

Maldita sea estaba más que segura de querer hacer esto.

-Si- él levanto una ceja- Si a todas tus estúpidas preguntas, estoy dispuesta a todo por mi madre- Adam soltó un suspiro, quizá pensó que no lo haría.

-Está bien, vámonos- tomo su café de un trago y dejo un par de billetes sobre la mesa.

-¿Irnos?

-Claro tonta, no pensaste que hablaríamos de matar a alguien en un Starbucks ¿o sí?- negué con la cabeza, pero que estúpida era.

A lo mejor si había un cuartel secreto de súper espías.

Ambos subimos a nuestras respectivas motocicletas y lo seguí por lo menos media hora, a las afueras de la ciudad. Entramos por un camino de tierra y hojas hasta un granero abandonado de aspecto realmente tétrico.

-Sígueme y no digas nada ¿entendido?

-Lo que digas- odiaba que me dijeran que hacer, lo se soy algo terca.

Adam movió la puerta corrediza que hizo un ruido chirriante, dentro estaba oscuro excepto por algunos rayos de luz provenientes de orificios de bala en las paredes. ¿Aquí me entrenaría? ¡Si esta malditamente vacío!

-¿Aquí...?- me miro severo así que calle de inmediato. Fue a una esquina algo apartada y detrás de la caja de interruptores apareció un tablero eléctrico lleno de botones. Tecleó una combinación de por lo menos seis números y una verificación de ojo hizo que un clic se escuchara. A mi lado una pequeña compuerta en el piso se abrió dejando ver una escalera que llevaba a quien sabe dónde.

-Una vez allá abajo no podrás arrepentirte. Todos saben quién eres y que es lo que vienes a hacer por lo que no hagas ninguna tontería - sin esperar respuesta bajamos por esa escalera.

-¡Adam has vuelto!- un par de brazos femeninos atraparon el cuello del chico, dándole besos por toda la cara. Una chica algo pequeña, de cabello completamente azul y ojos cafés lo miraba sonriente hasta que me vio detrás de él- ¡Diablos, sabes que no puedes traer una de tus zorras aquí!

Esperen un momento ¿Esta chica me acaba de llamar zorra? Mala idea cabeza de pitufo.

Estuve a punto de abalanzarme sobre ella pero una mano en mi antebrazo lo impidió.

-Suéltame. Ahora- la chica tenía los brazos cruzados y una mirada desafiante, esperando mi próximo movimiento.

-Scarlett podrías dejar de fastidiar a las personas ¿quieres?- Valla la perra tiene nombre.

-Tranquilo hermanito, se quién es la chica. Solo quería saber si era cierto- enarqué una ceja- Ya sabes, lo de explosiva-compulsiva.

Definitivamente se merecía una nariz rota, maldita zorra teñida. Adam se acercó a mi oído.

Self-destructionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora