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Otro fin de semana más. Y esta semana sí que se había pasado lento. Había todavía tantas cosas por asimilar. Tantas cosas que él no tenía claras, que necesitaba resolver, pero que su propio ego no lo dejaba. 

Desde hace tres días había dejado de verla. Ni visitas nocturnas. Ni espionaje desde su auto. De alguna manera sentía que estaba dejando que las cosas pasaran y estaba sobrellevando muy bien la situación. Esto era lo que había estado buscando, manejar el hecho de que Karol apareciera de un día para otro después de dos años y no sentir nada. Sí. Esto. Exacto. Se sentía tan bien de poder pasar un día como otro cualquiera, aun sabiendo que Karol estaba en New York y sin sentir la desesperación de ir a buscarla. Podía hacerlo y lo estaba logrando perfectamente.

- Quiero irme de viaje contigo. - soltó Valentina. Sus dedos recorrieron el pecho desnudo de Ruggero, acariciándolo lentamente y derritiéndose ante su exquisita piel.

- Suena bien.

- Y será mejor de lo que piensas.

- ¿Si? - Ruggero relamió sus labios. Le gustaba verla así de emocionada por un próximo viaje.

- Créeme. Lo será. - se inclinó y besó los labios de Ruggero. Este se quedó perplejo y en la espera de más. Pero Valentina se separó. - ¿Qué te parece Paris? - dijo animada.

Y él se quedó sin aliento, mirándola y sin saber que decirle.

Oh Paris, si esa ciudad hablara…

- ¿No te gusta la idea? - preguntó ella al verlo plasmado.

- Me encanta. Pero tal vez podríamos escoger otro lugar. - dijo pensando realmente en una segunda opción y tratando… tratando muy dentro de sí que los recuerdos de Paris se fueran de su mente.

Acarició el muslo desnudo de su novia mientras trataba de hallar un lugar para los dos. Para que pudieran viajar o simplemente estar… o quizá solamente hacer el amor…

- Cualquier lugar me vendría bien si es contigo. - ella lo miró enternecida. Su cuerpo también desnudo, se apoderó de la situación y se posicionó sobre el cuerpo de Ruggero. El cabello, rubio y largo, cayó sobre el torso de él. Y este lo acomodó, de tal manera que ahora podía ver su rostro con menos dificultad. Al encontrarlo, le besó los labios delicadamente. Mientras abajo, su erección hablaba por sí sola. Tenía tantas ganas de esta mujer. Como siempre, le venían bien las reconciliaciones. Y ahora, de nuevo, habían recobrado la estabilidad en su relación. No habían más problemas, no más pasado, solo ellos dos una vez más.

Sus besos se hicieron más largos y húmedos. Y el ambiente más caliente y deseoso. Ruggero por su lado, acariciaba con los dedos la espalda desnuda de su chica. Era una sensación suave y tranquila. Jamás le había sucedido esto, pero le gustaba hacer el amor lento con ella. Era algo que había venido haciendo desde la primera noche que habían pasado juntos.

- Te quiero. - susurró ella. Soltó un gemido en medio de los toques de Ruggero y su lengua introduciéndose en ella.

¿Por qué él nunca le respondía un "te quiero" con las mismas palabras? Lo había esperado desde hace más de un año… ¿por qué no ahora?

- Y yo a ti. - respondió él una vez más, como casi siempre después de que Valentina le declarara sus sentimientos. Pero todavía, dejándola insatisfecha con sus palabras.

***

Preciosa. Sus mejillas ruborizadas naturalmente se estrujaron en medio de una sonrisa. Apretó los dedos de su madre con su pequeña manito y abrió los ojos aun sorprendida por lo que veía.

Mafia Tentation 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora