La noche se ha venido muy rápido. Hoy es el primer día de Karol en Houston. Una de las tías de Carolina es dueña de esa cafetería y esta le ha pedido de favor que acepte a Karol entre el personal.
Y no tiene de qué quejarse. Karol siempre ha sido aplicada en cualquier trabajo y esta no era la excepción.
Por suerte hoy acababa el primer día. No había nada que le motivara más que saber que iba ver a Valeria después de todo el día. La decisión de dejarla con Carolina mientras ella trabaja en Houston le había costado toda una noche en aceptar. Pero no tenía otra opción. Por ahora debía aceptar cualquier propuesta de trabajo que le ofrecieran. No había mucho que pensar. Lo tomaba o lo dejaba. Pero vaya… cuanto le costaba separarse de esa niña…
El móvil de Karol empezó a sonar. Esta se sacó el mandil que aun traía puesto y lo dejó sobre la encimera de la gran cocina de la cafetería.
- ¿Hola? - contestó bajito.
- Hola ¿me extrañas?
- ¿Qué puedo hacer por ti, Bernasconi? - Karol negó con la cabeza y se lo imaginó sonriendo en ese momento.
- Puedes hacer muchas cosas por mí.
- ¿Si?
- Sí linda. No tienes una idea.
- Estoy trabajando ahora.
- ¿Qué? - Agustín enarcó una ceja. - ¿Dónde? ¿Y Valeria?
- Al frente de mi edificio. - Karol soltó un suspiro al escuchar el nombre de su hija. - Vale se ha quedado con Caro.
- ¿Quién es Caro?
- Una amiga.
- ¿Por qué?
- No podía rechazar este trabajo.
- ¿Desde cuando conoces a esa... amiga?
- Por Dios, es mi amiga de la preparatoria, no va a pasar nada ¿okey? Te he dicho que cuando vea algo fuera de lo normal te lo diré.
- Ya lo sé. Joder. Eres imposible, te he dicho que Tentation está en todas partes, Karol.
Y tenía mucha razón. Pera ella nunca dejaría de odiar cuando la reprendía como a una niña pequeña. Maldición, ¡que no lo era más! Sabía cuidarse sola. A ella y a su hija.
- ¿Podríamos hablar tranquilamente? - le preguntó suavizando la conversación. - Te extraño Agus. Extraño hablar contigo. - su dulce voz hizo contacto con el poco humor de Agustín, cambiándolo completamente.
- También te extraño. - le respondió con sinceridad. - Solo quiero que estén bien...
- Y así es. - le tranquilizó.
- Has... ¿has sabido algo de Ruggero? - preguntó él, incómodo... muy incómodo realmente.
Karol abrió más los ojos.
- No. - mintió.
Agustín guardó silencio celebrando muy dentro de sí.
- Quiero decirte algo. - se apresuró a decir él, antes de que Karol pudiera decirle algo. Cerró los ojos con fuerza al otro lado de la línea y se llenó de valor. No podía seguir guardándose todo esto por más tiempo.
- ¿Qué? - preguntó Karol animada.
Alguien irrumpió en la cocina.
- ¿Karol? - le llamó Ana, la pelirroja de veinte que también trabaja en el mismo turno con ella.