Ruggero nunca llegó. Ni apareció en las siguientes horas. Pero aquello había empezado a afectarle menos.
Rogaba que no apareciera todavía. No mientras tuviera un cadáver en su departamento.
No se había atrevido por nada del mundo a esconderlo o sacarlo de ahí. A penas podía con el recuerdo de su valiente acto… pero no podía todavía asimilar que lo había hecho.
Las horas habían pasado. Ahora de madrugada, Valeria dormía acurrucada entre las sábanas de la cama de Karol. Dormía tan profundamente. Tan libre de problemas. Tan inocente. Era ella quién le daba paz a toda esta jodida historia.
Se movió en la cama y Karol observó atenta. No podía dormir y suponía que no podría dormir en las próximas noches tampoco. No mientras se quedara en el mismo departamento. ¿Y si volvían? Dios, no tenía a donde ir. Además no podía moverse, pues Agustín le había dicho que llegaría al amanecer a la dirección que Karol le había dado. Debía quedarse, esperarlo y obedecerle por segunda vez en la vida. Sabía que él podría pensar mejor en ese momento.
Caminó de un lado para otro y se asomó a los ventanales de su balcón. Sin abrirlos, se asomó y sus mejillas tocaron el frío cristal. Estaba amaneciendo. Una noche en vela y seguramente habrían muchas más que pronto vendrían.
Cuando Valeria había cerrado por fin los ojos, las lágrimas habían salido de Karol casi inmediatamente. Y había llorado fuerte. Desahogando su tensión.
Se preguntaba… ¿Cuándo acabaría todo esto?
Parte de la visita del calvo le había dado entender lo que Tentation quería de ella. "Tu jodido culo robando bancos"… Dios… ¿por qué mierda no se buscaban a otra? ¿Qué habían visto en ella que era malditamente necesario? Podía presumir que nunca había fallado en una misión pero… ¿por qué no buscaban a Ruggero en vez de a ella? Por lo que sabía era un profesional de los natos. Sabía que había algo en todo esto que no encajaba en ninguna parte. Sin embargo no le tocaba descubrirlo todavía.
Caminó hasta su cama y se tumbó en ella intentando conciliar el sueño. Cuando cerró los ojos, su cabeza se llenó de imágenes perturbadoras que la obligaron a ponerse en pie minutos después.
Entre varios pensamientos y cosas que planteaba sobre Tentation, la luz del día por fin iba poniéndose sobre la ventana. Probablemente eran las seis. El sonido de los autos se escuchó cada vez más y la gente ya empezaba a movilizarse.
Volvió a asomarse a la ventana y después de un rato ahí, el sonido de la puerta se escuchó hasta su habitación, dándole un buen susto. Corrió rápido hasta la cama y buscó el móvil. Marcó el número de Agustín.
Este contestó a la primera.
- Hola. - le dijo sosegado. - Buenos días.
Karol corrió, abriendo su habitación, esquivando el cuerpo del hombre y llegando a la puerta principal.
- ¿Eres tú? - preguntó una Karol totalmente desesperada por verle.
- ¿Por qué no me abres la puerta y hablamos?
Sus ojos se abrieron y una sonrisa se posó en sus labios. Quitó las seguridades que ella misma había construido, ya que las otras habían sido violadas, y abrió la puerta.
Al verle se quedó petrificada y con el móvil en el oído.
Estaba malditamente guapo.
Traía unos jeans y una sudadera negra sin cuello. Despeinado. Varias llaves colgaban de los bolsillo de sus pantalones y de su espalda colgaba una cazadora.