Tiene las maletas listas y los pasajes de avión esperando sobre la mesa. Pero sabe muy bien, que él no va a llegar. Que lo han perdido todo. Que lo ha perdido todo. Que el amor se ha ido y que nada de lo que han vivido juntos ha valido la pena.
Sabe también, que está con ella. Lo sabe porque lo conoce y porque supo desde el primer momento en el que lo vio, que iba a ser difícil quitarle a esa mujer de la cabeza. Y ese día podía comprobarlo perfectamente.
Se desahogaba escuchando música, pues el vuelo no salía hasta mañana a primera hora. Y cuanto deseaba irse de una jodida vez y no verle nunca más, sin embargo, también deseaba verle volver y poder encararle cada cosa que sentía en ese momento. ¿Era necesario? No lo sabía, pero parte de ella se lo ordenaba. Además… había tomado mucho… mucho más de lo que ella acostumbraba. Se embriaga con uno o dos vasitos de vodka con limón. Y esta vez se había acabado la botella entera.
Las llaves giraron en la cerradura. "Ruggero", pensó, así que se acomodó en la cama, limpiándose las lágrimas y tratando de parecer normal. Desactivó el ipod y detuvo la canción, en espera de que Ruggero apareciera.
Pronto pudo escuchar como este entraba a la habitación y se detenía justo en frente de ella.
Al verla tapada de pies a cabeza, no quiso tocarla. Tragó saliva y observó las maletas de su ropa listas en conjunto con la de ella. Esto iba a ser muy difícil de tratar, pero tenía que contárselo. Recordaba además las palabras que ella misma le había dicho cuando habían discutido, que además de su novia, también era su amiga. Una amiga tenía que saber entender esto…
****
El móvil de Karol sonó sobre la encimera de la cocina. Carolina también volteó, que cocinaba un par de huevos revueltos en la sartén.
- Dios, ¿dónde estás? - Karol contestó el móvil.
- ¿Te importa saberlo? - respondió un Agustín grosero y un tanto ebrio.
- Me importa muchísimo, ¿dónde estás?
- Perdona por llamarte a esta hora, supuse que necesitabas bastante tiempo para pasar con Ruggero.
- Estás borracho.
- No me jodas Karol. Eso a ti no te importa.
Carolina se giró de nuevo, podía reconocer la voz del mismo hombre que había visto hace unas horas en el despacho de su casa, ahora hablar en la otra línea con Karol.
- Estoy muy preocupada por ti. - insistió ella, colocándose de pie y dejando la butaca roja vacía. Antes de irse le dedicó una mirada de disculpa a Carolina, que asintió pero no pudo evitar ponerse alerta al saber que Karol hablaba con el tipo más bueno que había visto jamás. - En serio lo estoy, por favor dime dónde estás.
- Conozco New York muy bien linda. No me hace falta que una chica venga a recogerme.
- Con tonterías ahora no Agus, sabes por qué me preocupo.
- ¿Tentation? Oh Karol... a mí Tentation me tiene sin cuidado. Que se jodan. Ningún hijo de puta le convendría meterse conmigo. - tomó de su décima cerveza y dejó la lata vacía sobre la mesa.
Karol soltó un suspiro.
- Deja de tomar, por favor.
- ¿Te preocupas por mí?
- Sabes que sí, maldita sea.
- No lo hagas más, no te necesito.
Ella se quedó callada.